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Carlos Vicente, director de Sostenibilidad de Monsanto para Europa y Oriente Medio

“En Europa apostamos por semillas convencionales, no por transgénicos”

Para este ingeniero agrónomo (Guadalajara, 1961), director de Sostenibilidad del gigante estadounidense Monsanto para Europa y Oriente Medio, la Unión Europea ha convertido los Organismos Modificados Genéticamente (OMG) en una cuestión “ideológica, no científica”. No hay mayor rechazo social a los cultivos a partir de semillas transgénicas que en el Viejo Continente. Esa fue, de hecho, la principal razón que empujó al gigante químico Basf a abandonar la investigación en Europa y llevarla a América Latina y Estados Unidos.

Pregunta. El Parlamento Europeo acaba de aprobar que cada país podrá prohibir por sí solo cultivos transgénicos, sin una posición común. ¿Cómo les afecta la medida?

Respuesta. Las autorizaciones siguen siendo a nivel europeo, pero ahora los Estados miembros podrán prohibir sin necesitar a la Comisión Europea. Eso supone un impacto negativo para los agricultores europeos, pues les van a limitar acceder a tecnologías que otros agricultores utilizan en otros lugares del mundo y exportan a Europa. El agricultor pierde competitividad. Por otro lado, la medida lanza una señal negativa a las empresas innovadoras y que apuntan a llevar a cabo inversiones aquí. Europa se ha quedado a la cola en biotecnología de plantas cuando todo el mundo ha seguido avanzando.

P. La suya es la única compañía de transgénicos que opera en Europa. Basf se fue hace tres años por el rechazo a los transgénicos. ¿Han pensado ustedes en hacer lo mismo?

R. Nosotros hace más de un año comunicamos que retirábamos las peticiones de autorizaciones para cultivos en Europa, porque tienen que darse unas circunstancias para llevarlas a cabo. Por un lado, un marco regulatorio que sea predecible, que haya un apoyo por parte de los Gobiernos de enfocar la biotecnología con un criterio científico y no ideológico y que haya una demanda por parte de los agricultores. Esas condiciones no se están dando en Europa.

"Limitamos el acceso de los agricultores europeos a tecnologías que otros utilizan fuera. Así, pierden competitividad”.

En algunos países miembros se siembra una tecnología, el MON 810 [maíz] que se aprobó en 1998. Estamos en 2015, no es novedosa. Y mientras no se den esas características, no haremos desarrollos tecnológicos. Lo que sí haremos, como estamos haciendo, es apostar por Europa con el resto de tecnologías, que no son OMG [Organismos Modificados Genéticamente] y que pondremos a disposición de los agricultores para que puedan hacer una agricultura más eficiente. Hoy estamos importando millones que se producen en otros países fuera.

P. ¿Cuál es entonces el negocio aquí para Monsanto?

R. La actividad que hacemos en Europa no son los cultivos transgénicos ni biotecnológicos. Casi el 100% de nuestro negocio es convencional. Estamos presentes a través de semillas convencionales no modificadas genéticamente como el maíz y la colza; la mejora genética convencional y la protección de cultivos a través de herbicidas, técnicas de cultivo y conservación. Si miramos las plataformas tecnológicas convencionales, nosotros tenemos semillas, que pueden ser convencionales o biotecnología para proteger el potencial de la planta. Esto último es lo que no se puede poner a disposición de los agricultores en Europa.

P. España es su principal mercado de transgénicos en Europa, ¿cuánto factura aquí Monsanto?

R. En 2014 facturamos 84,2 millones de euros en España y Portugal en todas nuestras actividades de negocio.

P. ¿En qué país venden más?

R. Estados Unidos representa el 54% de la facturación; Europa, Oriente Medio y África es el 14% y Brasil el 11%.

P. ¿A qué atribuye la mala imagen pública de la compañía?

R. Somos una compañía de agricultura y siempre hemos estado cerca de los agricultores, que es para los que hacemos estos desarrollos tecnológicos. Pero nos hemos dado cuenta de que hay otros actores en la sociedad con los que tenemos que desarrollar más conversaciones, y es un ejercicio en el que estamos involucrados, con los consumidores, con las nuevas generaciones. Estamos haciendo un esfuerzo enorme por hablar sobre agricultura y agroalimentación. Se han creado falsos mitos alrededor de nuestra actividad.

P. Uno de los más repetidos dice que Monsanto obliga a los agricultores a renovar la compra de sus semillas. ¿Es cierto?

R. Vamos al campo a que utilicen nuestras tecnologías. ¿Al año siguiente tengo que volver a comprarla? Solo si me ha ido bien, porque si hay otra que me va mejor, compraré otra. Millones de agricultores en el mundo se ven obligados a comprar semillas, a adquirir la tecnología de alguien. Monsanto no obliga a nadie, ni Monsanto ni ninguna otra compañía.

El mejor ejemplo es España. El maíz MON810 contra la plaga del taladro se empezó a cultivar en 2003. Los agricultores la han ido adoptado donde se da esa plaga, en Albacete o en Extremadura. En el valle del Duero o en Galicia, donde hay un tercio del maíz, no se siembra, porque no hay ese problema.

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