Los bancos rusos siguen en el filo de la navaja. Las medidas no convencionales contra la crisis, un paquete de 17.000 millones de rescate y la propia temporada de vacaciones han ayudado a la industria a sobrevivir casi al borde de la muerte en diciembre, cuando el precio del rublo y el petróleo se desplomaron. Los rescates anunciados hasta ahora –8.400 millones de dólares a un puñado de bancos, incluidos Trust Bank y VTB– no serán los últimos.
Para ver por qué, consideremos el ratio de capital principal del 12,2% del sector, su nivel antes de la crisis. Una peculiaridad del mercado ruso es que los bancos deben asegurarse de que este ratio, que incluye participaciones preferentes y deuda subordinada, así como recursos propios básicos, se mantiene por encima del 10%. Si no lo hace, los bonos vendidos para financiar los balances pueden entrar en default técnico. Un cálculo aproximado de los analistas de Barclays sugiere que la crisis ha mermado entre un 1,8% y un 2,1% el capital de los bancos. El parlamento ruso ha intervenido a través de una legislación que permite a los bancos ignorar, por ahora, estos pilares de contabilidad a la hora de calificar sus activos comerciales en el mercado. Ello, junto a las líneas de capital, implica que la media ahora está por encima del 14%.
Sin embargo, los bancos rusos se pelean por captar dinero en 2015. Alrededor del 12% de sus activos están financiados por la liquidez del banco central. Las tasas interbancarias a tres meses están en un 24%. Los depósitos están siendo ofrecidos a tasas superiores al 15% por un año y la demanda de nuevos préstamos parece inevitable.
Todo esto deja un colchón de alrededor de 1,4 billones de rublos para hacer frente a la avalancha de impagos que se materializarán este año cuando el PIB ruso se contraiga hasta en un 4,5%, según el banco central. Esta reserva se erosionará aún más si los rusos retiran sus ahorros del sistema. Teniendo en cuenta que la crisis se produjo a mediados de diciembre, los efectos pueden aún no ser visibles en las cifras del cuarto trimestre. Ahora mucho depende de la cotización del rublo y del precio del petróleo. A menos que se recuperen, los bancos rusos pueden tener que ingresar en la UCI.