Las fórmulas que estudia el BCE para la compra de deuda
Que el Banco Central Europeo acabará comprando deuda soberana es ya un secreto a voces que recorre la zona euro, donde la pregunta que ahora surge es cuándo lo anunciará y por qué cuantía. Una primera cifra comenzó a circular el viernes, después de la reunión que celebró el miércoles el consejo de gobierno del BCE, según el calendario oficial, en la que no estaba previsto tomar decisiones sobre política monetaria pero en la que los técnicos del BCE explicaron a los consejeros distintas fórmulas con las que activar el plan masivo de compra de deuda –o quantitative easing al estilo de la Reserva Federal–.
Según apunta la agencia Bloomberg, las compras de deuda soberana alcanzarían los 500.000 millones de euros y una de las opciones sobre la mesa es enfocar esas adquisiciones a bonos de países con rating de grado de inversión, es decir, con un rating mínimo de BBB-, lo que dejaría fuera la deuda de Grecia y Chipre. Otra de las alternativas sería restringirlas a la adquisición de títulos del máximo grado de inversión, AAA, rating que solamente ostentan un puñado de Estados de la zona euro (Alemania, Holanda, Finlandia, Luxemburgo y Austria) y que tendría como efecto la entrada en rentabilidad negativa de buena parte de estos activos. Así, la deuda alemana a cinco años ya tiene rendimiento negativo, lo que supone la inversión a pérdida para quienes la adquieran hasta su vencimiento.
El riesgo que asuma el BCE en su balance con la activación de estas compras es de hecho un asunto clave y centra el argumento alemán contrario a estas adquisiciones. Y con el fin de superar la negativa del Bundesbank y de aprobar un plan con el máximo consenso posible –aunque Draghi advirtiera en diciembre que podría activarse igualmente sin unanimidad, en clara alusión a Alemania–, otra de las opciones presentadas por los técnicos pasa por que el BCE asumiera una parte del riesgo y se hicieran cargo del resto los respectivos bancos centrales nacionales. En todo caso, “no existió una oposición fundamental sobre esta opción el miércoles (...) Podría ser una alternativa con la que el Bundesbank podría estar de acuerdo”, apuntan fuentes consultadas por Reuter, que subrayan que “nada se ha decidido”. Estas mismas fuentes añaden que “aún hay muchas opiniones divergentes sobre cuestiones como el volumen, el carácter ilimitado o no, así como si se compartirán los riesgos o no”.
La negativa alemana al plan de compra de deuda soberana, habitualmente manifestada por parte del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, volvió a quedar de manifiesto el viernes en las declaraciones de Sabine Lautenschläger, miembro del consejo ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE). “La compra de deuda soberana es, a mi parecer, una medida que debe adoptarse como última instancia en la política monetaria”, apuntó Lauenschläger, en declaraciones al semanario “Der Spiegel”. La miembro alemana del consejo ejecutivo añade que, antes que decidirse a adoptar tales medidas, hay que valorar si “sus riesgos y beneficios están en una relación sensata” y que este no es el caso en la situación actual. Lauenschläger admite que el nivel de la inflación es persistentemente bajo como consecuencia de la caída de precios del sector energético y alimenticio. “Pero no veo que el consumidor cuente con una continua caída de precios que le impulse a cambiar sus hábitos de consumo”, prosigue, acerca del efecto que teóricamente llevaría implícito una deflación.
La negativa alemana a la compra de deuda soberana por parte del BCE volverá al primer plano la próxima semana. El miércoles se conocerá el veredictor del Tribunal de Justicia Europeo sobre el programa de compras que anunció Draghi en septiembre de 2012 –cono cido como OMT por sus siglas en inglés–, condicionado a la petición de un rescate y que nunca llegó a ser activado. Bastó con mencionarlo para frenar en seco el castigo de los inversores a la periferia europea. Pero Alemania dudó de su legalidad y lo denunció ante su Tribunal Constitucional, que lo remitió a la corte europea. La resolución definitiva llegará el día 14 y será sin duda un fuerte condicionante en las próximas decisiones del BCE, a pesar de que Draghi ya haya inssitido en que las compras de deuda soberana que pudiera realizar la institución responderían a la búsqueda de la estabilidad de precios –la inflación en la zona euro fue negativa en diciembre y el objetivo del BCE es que esté en el 2%– y quedan por tanto dentro de las competencias de política monetaria.
El plan de estímulos que el mercado espera active el BCE –si no el 22 de enero, ya en marzo, una vez celebradas las elecciones griegas– incluiría no solo la compra de deuda soberana sino también de deuda corporativa, además de la adquisición de cédulas hipotecarias y bonos de titulización, ya iniciada.