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Reacciones ante la suspensión dictada por el Constitucional

Las aperturas en festivos confunden al comercio catalán

Tienda en la que se venden artículos del Fútbol Club Barcelona en la Plaza Cataluña de la Ciudad Condal.
Tienda en la que se venden artículos del Fútbol Club Barcelona en la Plaza Cataluña de la Ciudad Condal. Cinco Días

El pasado 3 de diciembre, el Tribunal Constitucional dejó sin efecto varios artículos de la ley catalana de horarios comerciales. Fue el penúltimo capítulo de una pugna entre el Estado y Cataluña que se inició a mediados de 2012, con el decreto de liberalización de horarios comerciales, que elevaba de 72 a 90 las horas de apertura, de 8 a 10 los festivos y que obligaba a abrir zonas de gran afluencia turísticas, con libertad horaria absoluta, en 14 grandes ciudades, entre ellas Barcelona. También, otorgaba libertad absoluta de horarios a locales de menos de 300 metros cuadrados. El espíritu de libertad comercial puesto en marcha por el Ejecutivo chocó frontalmente con una parte significativa de los comerciantes catalanes, poco partidarios de liberalizar horarios al considerarlo un apoyo a las grandes superficies. Pero otra parte de los empresarios está a favor de ampliar las aperturas en festivos y aprovechar las oportunidades que ofrece un período de gran consumo como las navidades.

Un episodio que quedó reflejado el domingo 14 cuando la compañía Desigual optó por abrir algunos de sus locales en Barcelona, lo que provocó la apertura de un expediente sancionador por parte del Ejecutivo catalán. La compañía justificó su decisión en el hecho de que el fallo del Constitucional tumbaba los artículos 2i y 2j de la norma regional, que limitaban a 150 metros la superficie máxima para disfrutar de libertad horaria total. La derogación de esos artículos daba prevalencia a la norma estatal, que elevaba ese límite a 300 metros. Un criterio que rechaza la Generalitat a la vista del expediente.

Critican la falta de seguridad jurídica al no saber si pueden o no pueden abrir los domingos

La sanción a Desigual ha reabierto el debate sobre la liberalización y ha hecho visible la fractura que existe entre los comerciantes, más aún en una época como las navidades en las que se concentra gran parte del negocio del comercio. Alex Goñi, presidente de Pimec Comercio, contraria a la liberalización de los horarios comerciales, considera que la disputa entre los dos Ejecutivos se inició cuando el Gobierno impuso la creación de una zona de gran afluencia turística en Barcelona con libertad comercial absoluta. “No tenía sentido esa obligación cuando en la provincia de Barcelona ya hay 110 zonas de gran afluencia”. En su opinión, la experiencia de este verano (cuando los comercios pudieron abrir de 10 a 14 horas en julio, agosto y la mitad de septiembre) ha dejado unos resultados muy pobres. “Ni se ha creado ocupación, ni se ha vendido más. El domingo, la gente en Barcelona lo utiliza para ir a la playa”, remarca. Esta asociación es partidaria de que se abran los festivos pactados en el calendario y evitar ir más allá porque no es rentable para las empresas.

Una valoración que no comparte Barna Centre, una federación que aglutina a un millar de tiendas situadas en el centro de Barcelona. “Hay un espacio de negocio, ligado al turismo, que se está desaprovechando, y muchas de las empresas ya han manifestado que sería necesario usarlo”, apunta Isabel Rodríguez, gerente de Barna Centre. Se refiere al hecho denunciado por las grandes empresas ante la Secretaría de Estado de Comercio del problema que comporta el hecho de que muchos domingos no puedan abrir sus establecimientos, a pesar de que coincida con la llegada de miles de cruceristas o con un período en el que se concentra la entrada de visitantes.

Rodríguez puntualiza que no imponen ninguna decisión a sus asociados y que tan solo les están ofreciendo información sobre el nuevo marco jurídico. “Con la suspensión de la ley catalana, los comercios que tengan menos de 300 metros disponen de libertad horaria. Una parte importante de los pequeños está abriendo los festivos para tratar de aprovechar esa oportunidad”. La gerente de esta Federación remarca que el comercio en general “está muy desorientado” por la falta de seguridad jurídica y los consumidores tampoco tienen muy claro si el comercio está abierto o cerrado en festivos. “La inseguridad no permite una planificación de empleo y ventas para las empresas. Lo que nuestros socios quieren es un marco estable para su funcionamiento”, apunta.

Francia acaba con el mito del día de descanso

El Estatuto de los Trabajadores en Francia establece desde 1910 que el domingo es la jornada de descanso para los trabajadores. Una norma que se cumplió a rajatabla hasta el pasado 5 de octubre, fecha en la que dos grandes superficies (Leroy Merlin y Castorama) optaron por abrir, pese a ser ilegal por sentencia judicial, sus centros.

Una advertencia que exhibía la presión de las grandes empresas al Ejecutivo de Hollande para disponer de libertad horaria para todos los domingos. Unas reivindicaciones que se han visto reflejadas en la Ley para el Crecimiento y la Actividad, aprobada la pasada semana. El punto más polémico se refiere a la liberalización de horarios comerciales. Los cambios introducidos en la norma permitirán ampliar de 5 a 12 las aperturas en domingos y autoriza la creación de zonas turísticas internacionales, en las que se podrán abrir siete días a la semana. Una decisión que satisface las reivindicaciones de la patronal, pero que ha soliviantado a los sindicatos.

El proyecto, conocido como Ley Macron por ser el titular de Economía su principal defensor, responde a las exigencias de Bruselas para liberalizar la economía y permitiría ampliar las actuales siete zonas turísticas internacionales en París. Los comercios en estas áreas pueden abrir los siete días a la semana y hasta medianoche en las zonas de Campos Elíseos, Bulevard Haussmann o calle Rivoli.

Las tiendas en grandes estaciones ferroviarias también podrán funcionar domingos y festivos. La patronal apoya la medida frente a los sindicatos o la alcaldesa de París, la socialista Ana Hidalgo, que pierde la competencia para autorizar esos horarios más amplios.

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