Un cambio de chip para hacer negocios en Panamá
La pyme española debe adaptarse a la cultura panameña si quiere invertir en el país centroamericano El Gobierno ofrece incentivos fiscales y agilidad en los trámites administrativos, pero la firma de contratos o el cobro suelen ser lentos
¿Quiere invertir en Panamá? “Deje en casa la arrogancia y la prepotencia, y aprenda a hacer negocios en panameño: adáptese y cambie el chip”. Son las recomendaciones clave de dos empresarios españoles que han cruzado con éxito el Atlántico.
Santos Sánchez Muñoz, de la consultora Bolskan Global, y Alberto Fernández, de la empresa de software inmobiliario Prinex, compartieron su experiencia en el país durante la jornada Invertir en Panamá, organizada por la Cámara de Comercio de Madrid en colaboración con la agencia de inversión panameña Proinvex.
“Es un país que nos quiere. Hay que evaluar sus necesidades y ofrecer un proyecto competitivo, señala Sánchez Muñoz, quien destaca la rapidez de los trámites administrativos.
“Panamá compra todo lo que sea bueno, pero debe ser humilde y saber negociar, afirma Fernández, que no necesitó de un socio para establecerse. Y pese a las facilidades legales y de fiscalidad, advierte de algunas singularidades: “La forma de hacer negocios es distinta. El empresario debe estar encima del proyecto: corretear al proveedor, como se dice. El talento especializado es caro y se tarda en la firma y el cobro de los contratos”.
Panamá quiere convertirse en la gran puerta de acceso de la pyme española a las Américas. Su apuesta de consolidación económica descansa en un fuerte impulso de la inversión extranjera en sectores neurálgicos como el energético, minero, turístico y de construcción. El objetivo de fondo es diversificar un PIB centrado en servicios y responder a unas demandas prioritarias en salud, educación, vivienda, electricidad y gestión de agua y de residuos.
Sectores más atractivos
Los presupuestos del próximo año (unos 15.200 millones de euros) incluyen un importante paquete de inversión social sin dejar a un lado los macroproyectos, como la segunda línea del metro. Por tanto, pueden beneficiarse tanto las pymes como las grandes empresas. De hecho, las constructoras Sacyr y FCC participan en la ampliación del Canal y la construcción de la primera línea del metro –una obra ya finalizada–. Pero el objetivo se concentra en las medianas.
La construcción sigue siendo el sector estrella. Las viviendas sociales y la renovación urbana de las ciudades creadas en los parques empresariales Panamá Pacífico y Zona Libre de Colón son el foco de atención. En total, unos 25.000 pisos para reducir el déficit habitacional, según Proinvex. En Panamá Pacífico, destino de multinacionales, se promueve también un proyecto inmobiliario de sedes corporativas y centros comerciales.
La inversión en “infraestructuras invisibles” es otra área potencial para hacer frente a las demandas sanitarias. Panamá quiere mejorar su sistema de agua potable, red de alcantarillados, drenaje y cableado de telefonía, y construir plantas de tratamiento de residuos, siete hospitales y diez centros de salud.
En el ámbito energético pretende impulsar el sector de las renovables (eólica y solar) para diversificar su matriz, duplicar su capacidad ante la subida de la demanda y completar la cobertura de electricidad al 10% de la población que carece de este bien básico. Prevé, además, prospecciones de gas para fomentar las exportación a través de las líneas de interconexión centroamericanas.
El estímulo a la minería se iniciará a partir de 2015 con las explotaciones de las minas de cobre, mientras que en el sector turístico se apuesta por el aumento de la oferta hotelera. Todo esto de la mano de los sectores marítimo, aéreo y financiero que son los principales motores del PIB y donde se requieren empresas de distribución e intermediación financiera.
La Zona Libre de Colón merece una especial atención. Es la segunda zona franca comercial del mundo de reexportación e importación libre de impuestos, después de Hong Kong. El parque aglutina manufactura de ensamblaje, farmacéutica, electrónica, joyería, perfumería y, en menor medida, textil.
Del tirón de la demanda panameña se benefician unas 9.300 empresas españolas que centran sus ventas en bienes industriales, de equipo y consumo. El Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Centroamérica, en vigor desde el año pasado, ha dinamizado ese intercambio. El saldo de exportación es superior a 500 millones de euros, una subida del 30%, según datos de 2013 del ICEX.
El país más competitivo de Centroamérica
Panamá, con una población de cuatro millones de habitantes, ha registrado un rápido crecimiento económico en los últimos años. Su PIB supera los 42.600 millones de dólares (unos 34.200 millones de euros), con una previsión de incremento del 7% para este año y del 6,4% para el próximo, según el FMI.
“Es un mercado lleno de grandes oportunidades. Más de 400 empresas españolas están allí. Es líder de la región en inversión extranjera y plataforma logística de primer orden mundial”, afirma Arturo Fernández, presidente de la Cámara de Comercio de Madrid y la patronal madrileña CEIM.
Una ubicación geográfica privilegiada, entre el Atlántico y el Pacífico, estabilidad política, seguridad jurídica, sólidos indicadores macroeconómicos, financiación en el mercado de valores e incentivos fiscales, laborales y migratorios son los principales beneficios que acentúan las autoridades panameñas.
“No hay limitaciones para la repatriación de capital ni para la composición del capital accionarial. Solo tener ganas, un buen plan de trabajo, un presupuesto mínimo de operación y ser competitivo en calidad y precio”, señala Melitón Arrocha, ministro de Comercio e Industrias de Panamá.
Organismos internacionales reconocen también su acelerado avance. Es la economía más competitiva de Centroamérica tras alcanzar el puesto 48 en el Índice de Competitividad Global 2014-2015 que publica el Foro Económico Mundial. Su agresiva expansión en infraestructuras y la adopción de nuevas tecnologías en los sectores marítimo, aéreo y financiero han convertido al país en un potente hub de transporte regional y un centro financiero global.
“Es una economía emergente cuyo activo principal es el Canal, en plena expansión y que representa en torno al 7% del PIB”, añade Francisco Javier Garzón, consejero delegado del Instituto de Comercio Exterior (ICEX). El informe de competitividad advierte, no obstante, de las deficiencias institucionales y educativas.