Tres mitos y ¿un funeral?
El Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, dos años después de ganar las elecciones y de sentar las bases de un ambicioso programa económico (que en el fondo consistía en rebautizar la política de inyecciones de dinero de antaño con el término "Abenomics") parece abocado a unas nuevas elecciones.
En el tercer trimestre del año, el país ha vuelto a entrar en recesión (la cuarta en un lustro) y ha reavivado los fantasmas del estancamiento, con las peores cifras económicas de cualquier miembro del G-20: Deuda Pública superior al 200% del PIB, déficit exterior creciendo a pesar del orquestado debilitamiento del yen, población envejecida, a lo que ahora hay que sumar un PIB estancado.
Ayer de madrugada en Europa conocimos que el PIB japonés cedió un 1,6% anualizado en el tercer trimestre, tras el -7,3% del segundo. En detalle, el dato tiene elementos incluso menos halagüeños, como en el caso de la inversión de capital, otro componente clave para el PIB japonés, que mostró una caída del 0,2% intertrimestral, o de la inversión residencial, que sufrió un desplome del 6,7%.
Sin embargo ha sido el consumo, que representa el 60% del PIB nipón, el que más se ha resaltado dado que creció sólo un 0,4% con respecto al trimestre anterior, un dato escuálido con respecto a lo previsto por muchos economistas. El ministro de Política Económica y Fiscal, Akira Amari, se encargó de señalar en una rueda de prensa el efecto negativo del culpable: la subida del IVA del pasado mes de abril, la primera que se ha llevado a cabo en el país en 17 años. "El impacto de la subida del impuesto sobre el consumo ha sido mayor de lo que creímos inicialmente", dijo Amari.
Con unas nuevas elecciones en Japón, el Primer Ministro nipón espera lograr la legitimidad mediante las urnas, a la decisión de posponer la subida del IVA, prevista para octubre de 2015, hasta la primavera de 2017. Sin embargo (ya veremos), acordó con el ministro de Finanzas, Taro Aso, que la subida del 8 al 10% del impuesto sobre el consumo en 2017 será "incondicional" y no dependerá de los indicadores económicos de ese momento.
El fin del mito de la tres flechas (monetaria, fiscal y reformista). En realidad es solo una y muy gorda.
Recién salidos de una cumbre del G-20, los países más industrializados se deben enfrentar a la realidad de las cifras. Ayer el Primer Ministro británico, David Cameron, en un artículo en el "The guardian" (1) alertó de la "inestabilidad e incertidumbre" de la economía global y de que hay "señales rojas" de aviso como las de hace seis años y de que puede afectar todos: a los países ricos y a los pobres, a los desarrollados y a los emergentes.
Resaltando los buenos números de la economía británica (2) (pero a la vez, el Banco de Inglaterra no hace más que retrasar la subida de tipos de interés) indica que no se vive en un mundo aislado y la debilidad de Europa y Asia se trasladará al Reino Unido (3).
Ello pone punto final a la ilusión del famoso "decouplig".
De nada sirve que el PIB de la Eurozona sorprendiera favorablemente el pasado viernes. Europa sigue siendo el problema y de ello se encargó ayer Dragui de recordarlo. Draghi recuperó ayer el discurso de "Súper Mario" (el superhéroe del euro). Sus palabras en el Parlamento Europeo suenan a la intervención de julio de 2012: el BCE "hará lo que sea necesario" y "el euro es irreversible". Ya lo está haciendo. Un euro a la baja es, de momento, la mayor baza para garantizar la supervivencia del proyecto ya que de las reformas, los gobiernos no hablan (y menos hacen). Un euro al alza y la falta de reformas es la combinación letal del proyecto europeo.
El fin del mito de los bancos centrales independientes.
NOTAS:
- http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/nov/16/red-lights-global-economy-david-cameron
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Párrafos del artículo como “ La economía británica, por el contrario, está creciendo. Después de las decisiones difíciles de los últimos años, somos el país con más rápido crecimiento en el G-7, con un número récord de nuevas empresas, la caída anual del desempleo más grande jamás vista, y la creación de 1,75 de empleos en cuatro años: más que en el resto de la UE reunido.” Suenan como un eco de las declaraciones de Zapatero en septiembre del 2007 en las que consideraba que España participa en la "Champions League de las economías mundiales", un torneo en el que España es "la que más partidos gana, las que más goles ha metido y la menos goleada". A la vez que se mostraba satisfecho de haber cumplido con su compromiso de comienzo de legislatura: conseguir que España progrese "más rápidamente que los países de su entorno”.
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Parrafo "Pero la realidad es, en nuestro mundo interconectado, los problemas más amplios de la economía mundial representan un riesgo real para nuestra recuperación en casa. Ya estamos viendo que, con el impacto de la desaceleración de la zona euro en nuestra producción y nuestras exportaciones".