Beneficios breves, dolor duradero
El derroche de casi cuatro billones de dólares (cerca de 3,2 billones de euros) en la compra de bonos de la Reserva Federal elevó la tasa de crecimiento en muchas economías en desarrollo solo brevemente, mientras alentaba un atracón de crédito. Ahora que los estímulos han terminado en Estados Unidos, los mercados emergentes se encuentran en una situación poco envidiable: cargados con una elevada deuda, y luchando para aumentar la producción y devolver los préstamos.
De los 23 mercados emergentes analizados por Breakingviews, 17 ahora tienen unos ratios de deuda y PIB mucho más elevados que la media previa a que la Fed se embarcara en esta política.
La acumulación ha sido particularmente notable en las economías asiáticas pequeñas y abiertas. El crédito total en Hong Kong se ha disparado al 250% del PIB, mientras que en Singapur ha alcanzado casi el 140% del PIB. En nueve economías en desarrollo, el endeudamiento público ha aumentado considerablemente. La deuda pública de la República Checa es del 40% del PIB, el doble de la media anterior a las medidas de estímulo.
Un mayor crecimiento del PIB podría haber justificado el endeudamiento adicional, pero este desapareció en la segunda mitad de 2010. Cerca de la mitad de los 23 mercados emergentes –entre ellos Rusia, Tailandia y Sudáfrica– ahora se están expandiendo a un ritmo mucho más lento que su la media previa a los estímulos.
Las medidas evitaron una depresión prolongada, pero no lograron impulsar la demanda en los países ricos. Cuando el estímulo fiscal de Estados Unidos se desvaneció y la zona euro eligió la austeridad para salvar su moneda única, el apetito por las importaciones procedentes de los mercados emergentes se desvaneció.
Puede que los estímulos no fueran lo suficientemente lejos. Unas exportaciones más saludables también podrían haber dado a los mercados emergentes un crecimiento sostenido con menos deuda. Sus ganancias habrían sido menos efímeras, y el dolor no duraría tanto.