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Destinos

Paisajes que estremecen

España, un país minero por excelencia, ha sido en diferentes etapas de su historia el primer productor del mundo de plomo, de cobre o de oro, y de mercurio lo ha sido siempre. Esta intensa actividad minera que se extiende a tiempos remotos –los fenicios ya comerciaban con metales extraídos en la Península– ha aportado una riqueza extraordinaria al país y ha dejado un interesante legado que, actualmente, supone más de un tercio de nuestro patrimonio industrial. Hoy, las minas españolas reciben más de dos millones de visitas cada año.

En los años noventa se empezó a poner en valor este legado. Quizá influyó que la Unesco nombrara Patrimonio de la Humanidad las explotaciones romanas de oro de Las Médulas, en León, y recientemente las minas de mercurio de Almadén, en Ciudad Real. Lo cierto es que el turismo ha permitido recuperar parte de este valioso patrimonio. Esta es una pequeña muestra.

Las médulas: El oro de la Roma imperial

Los colores rojizos de la tierra y un paisaje sinuoso, salpicado de castaños, dan un aire de misterio a Las Médulas, un paraje de gran atractivo turístico, testigo de la ingeniería minera romana. Esta explotación aurífera a cielo abierto mantuvo su mayor actividad durante la época imperial (siglos I y II). Situadas en la comarca leonesa del Bierzo, Las Médulas brindan la oportunidad de conocer un sistema de explotación que consistía en construir grandes depósitos de agua en las partes altas de las montañas, trazando una red de surcos que descendían por las laderas. La red de canales, de casi 400 kilómetros, que abarca los términos municipales de Priaranza, Ponferrada, Benuza y Castrillo de Cabrera, y procedía de los montes Aquilanos, llegaba hasta el yacimiento. El paisaje del que ahora disfrutamos es consecuencia de esa peculiar explotación. Las Médulas dejaron de interesar a los romanos en el siglo III. Hoy esta vieja mina, Patrimonio de la Humanidad desde 1997, recibe a más de 50.000 personas al año.

Riotinto: Un ecosistema marciano

Explotadas desde hace unos 5.000 años, por las minas de Riotinto (Huelva) han pasado tartesios, fenicios, cartagineses y romanos en busca de cobre, hierro y plata. Son de las más antiguas del mundo y contienen el mayor volumen de piritas de cobre conocido. Con oquedales de hasta 200 metros, estos yacimientos conservan muchos vestigios de la explotación inglesa; de la antigüedad queda la necrópolis romana.

Los materiales rojizos de estas tierras, por la presencia de cobre y de hierro, que impregnan el río Tinto le dan a sus aguas un color característico y han creado un ecosistema único. Sus aguas son densas por efecto de los metales, apenas tienen oxígeno y contienen una gran biodiversidad de organismos microscópicos. Sus semejanzas con Marte han atraído a científicos de la NASA para sus investigaciones.

Entre otras muchas sorpresas, llama la atención el paisaje lunar de Corta Atalaya, un enorme cráter de 335 metros de profundidad y más de un kilómetro de diámetro. Un espectáculo paisajístico resultado de la actuación del hombre. Una experiencia obligada es un paseo de 22 kilómetros en tren con una locomotora de 1833.

Almadén: Viaje de ida y vuelta

Es uno de los mayores yacimientos de mercurio del mundo, explotado al menos desde la época romana hasta 2003, año en que cesó su actividad. Las minas de Almadén (Ciudad Real), Patrimonio de la Humanidad desde 2012, suponen un auténtico viaje en el tiempo: más de 200 kilómetros de túneles, algunos excavados a una profundidad de 700 metros. La visita turística, en torno a dos horas, baja hasta 50 metros.

Se estima que de esta mina de cinabrio, el mineral compuesto de mercurio, que se extrae de él, y de azufre, ha salido la tercera parte del mercurio consumido en el mundo. El cinabrio es rojo y pesado y los romanos elaboraban bermellón para pintura, tinte y ungüentos.

Tras el declive romano, se extiende un periodo de penumbra en estas tierras, que no despiertan hasta el dominio árabe. La conquista cristiana hizo que Almadén pasara por distintas manos y arriendos. El más importante fue el de los Függer, banqueros alemanes, que lo recibieron como aval por la financiación de la elección imperial y las guerras de Carlos V. Pero fue el descubrimiento de América y sus minas de plata lo que impulsó el consumo de mercurio para amalgamar en frío este metal y también el oro. El mercurio viajaba a América y volvían la plata y el oro. Un viaje de ida y vuelta.

Cabárceno: Un zoo muy especial

Cabárceno, un zoo donde los animales se encuentran en semilibertad, es uno de los lugares turísticos más importantes de Cantabria. Ubicado a 15 kilómetros de Santander, dispone de 750 hectáreas y fue inaugurado en 1990.

Su peculiaridad es que está emplazado en una antigua mina de hierro a cielo abierto, sometida a un proyecto de recuperación medioambiental, cuya red de caminos, túneles y vías se ha acondicionado para paseos y vehículos. Situado en un ambiente kárstico, su paisaje geológico característico alberga más de 200 animales de más de 120 especies de todo el mundo. Los animales se hallan en grandes espacios vallados en un régimen de semilibertad. El parque está considerado como un centro de estudio del comportamiento y reproducción de las distintas especies que alberga. Ha conseguido la cría en cautividad de antílopes africanos, jaguares, jirafas, tigres, leones, bisontes europeos... Posee la mayor reserva de osos pardos de Europa.

La Unión: El cante de las minas

En la sierra de Cartagena-La Unión se encuentran importantes yacimientos minerales, principalmente de plomo y zinc, con una intensa actividad ya en tiempos de cartagineses y romanos. El boom de la minería en el siglo XIX plagó esta tierra de explotaciones subterráneas y, a partir de 1950, la minería a cielo abierto provocó un brutal impacto sobre el paisaje, hasta el cierre definitivo en 1991. Así es como se ha configurado un espacio sorprendente con una gran riqueza patrimonial industrial y minera, un paisaje singular protegido como Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico por su extraordinario valor. A ello hay que sumar un patrimonio cultural de carácter inmaterial: los cantes flamencos que surgieron de las duras condiciones de trabajo de los mineros y que se rememoran anualmente con la celebración del Festival Internacional del Cante de las Minas.

Cardona: Fenómeno geológico único

Ha sido una de las minas de sal potásica más importantes del mundo. El valle salino de Cardona es una depresión del terreno con forma de elipse alargada. Los afloramientos de sal se localizan dentro de esta depresión y, por ello, era conocida antiguamente como el Salí. Por sus características naturales, la mina ha sido incluida en el Plan de Espacios de Interés Natural de Cataluña. Tiene 70.000 visitantes anuales y se encuentra cerca de Barcelona.

Cerrada en 1990, actualmente pretende divulgar la importancia de la sal, la excepcionalidad geológica de este yacimiento único en el mundo y el aprovechamiento que el hombre ha hecho de él durante siglos.

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