“España se merece una presencia mayor en la UE”
Jean-Claude Juncker (59 años), ex-presidente del Gobierno de Luxemburgo, se ha embarcado en una campaña electoral sin precedentes en la que recorrerá 18 de los 28 países de la UE. Cinco Días le acompañó durante su visita a Portugal (17-18 de mayo). Y pudo comprobar que, aunque los sondeos apuntan a favor de su partido (PPE), el veterano político es consciente de que también necesita ganarse el apoyo de los respectivos Gobiernos, a los que corteja durante cada una de sus visitas. Salvo Londres, donde no ha ido, y cuya mención altera su aparente calma.
Pregunta. La delegación española, con Mariano Rajoy al frente, votó en el congreso del PPE a favor de su candidatura. En España se aseguró que fue a cambio de un buen puesto para el futuro comisario español.
Respuesta. No he ofrecido nada a nadie. No soy tan arrogante como para distribuir puestos cuando ni siquiera tengo garantizado el mío.
P. En España se habló de una vicepresidencia...
R. Lo que yo digo es que España merece una presencia mayor en la arquitectura de las instituciones europeas. Y estoy de acuerdo en aceptar que España está infrarrepresentada en las instituciones de la UE. Eso es lo que digo.
P. Si el PPE gana las elecciones el día 25, ¿cree que contará con la mayoría necesaria en el Consejo [donde se sientan los 28 gobiernos] para que se proponga su candidatura?
R. Creo que el Consejo no puede escapar a sus compromisos. Los gobiernos redactaron y ratificaron el Tratado de la UE. Y en ese Tratado hay un artículo que establece que, a la hora de nombrar al presidente de la Comisión Europea, debe tenerse en cuenta el resultado de las elecciones.
P. Ese mismo artículo dice que la propuesta requiere mayoría cualificada en el Consejo. Y cada Gobierno tiene derecho a votar a favor o en contra de su candidatura.
R. Pueden votar lo que les parezca. Pero en las próximas elecciones, la gente también tendrá derecho a votar a favor o en contra de ellos si el Consejo o el Parlamento Europeo no respetan el resultado de las elecciones.
P. ¿Y qué puede usted ofrecer, para que voten a su favor, a los primeros ministros que no son del PPE, como el del Reino Unido [David Cameron] u Holanda [Mark Rutte]?
R. Los votantes le “ofrecerán” la respuesta al señor Cameron. Me gustaría pensar que el señor Cameron va a respetar los resultados. Los ciudadanos son los que van a decirle al señor Cameron quién tiene que ser el presidente de la Comisión, no al revés.
P. Llega usted a Portugal el mismo día que termina el rescate, que al igual que el de Irlanda o el de la banca española ha sido calificado por Bruselas como un éxito.
R. No me gusta ese término, “éxito”, porque conozco los sacrificios que ha tenido que hacer el conjunto de la población, en general, y más la población con menos ingresos, en particular. Además, no puede darse por terminada la crisis mientras haya tasas de paro tan altas en España o en Portugal. Está creciendo una generación perdida. Y eso cambia el clima social en nuestro continente. Si alguien no se da cuenta de esto, entonces es que está ciego, completamente ciego.
P. ¿Qué le diría a la juventud española, en particular a la que no tiene empleo, para convencerla de que vayan a votar el domingo?
R. Si no van a votar es un peligro, porque los extremistas y los populistas tendrán más voz en el Parlamento Europeo. Y no creo que esos candidatos puedan cumplir lo que ofrecen ni que vayan a ser de ninguna ayuda para el crecimiento o para crear empleo. Si la gente no participa en las elecciones, puede ser muy peligroso porque es una negación de la democracia.
“No es el momento de crear los eurobonos”
P. Como presidente del Eurogrupo, le tocó participar en los rescates. Ahora que ha pasado la fase aguda de la crisis, ¿cree que debe continuar la troika?
R. Hay que recordar que cuando comenzó la crisis y algunos países del sur e Irlanda entraron en aguas peligrosas no disponíamos de instrumentos para afrontar los problemas. Así que decidimos crear la troika e involucrar al FMI. Yo me opuse a que participase el FMI, pero al final me convencieron de que era necesario porque ese organismo gestionaba ya programas similares. Los programas han sido dolorosos para mucha gente, pero sin ellos, los países [rescatados] estarían peor.
P. ¿Y en el futuro?
R. Si volvemos a necesitar supervisión o financiación internacional, la troika debería convertirse en una cuádriga y actuar a las órdenes del Eurogrupo, que es el que debe aplicar los programas porque hace falta una autoridad con un perfil político más alto.
P. La Comisión actual, presidida por José Manuel Durao Barroso [PPE, como Juncker], ha pedido un informe sobre la creación de los eurobonos. ¿Seguirá por esa vía si es presidente de la CE?
R. Ese informe es todo menos claro, porque el grupo de expertos no ha llegado a conclusiones precisas. No creo que haya llegado el momento de crear los eurobonos. En 2010, yo los propuse, junto al ministro italiano de Economía, [Giulio] Tremonti, porque entonces no teníamos otros instrumentos y hubiera sido una vía rápida para escapar de una situación muy peligrosa.
P. ¿En qué momento aceptaría la creación de los eurobonos?
R. Para introducir los eurobonos hace falta un nivel muy profundo de consolidación presupuestaria y una armonización fiscal y social que ahora no tenemos. La zona euro tendría que actuar de manera similar a un Estado. Y digo similar porque nunca vamos a ser un Estado único. Esa es mi receta para los eurobonos.
“Cuando voy al norte, defiendo al sur, y viceversa”
“¿Le importa si fumo?”, pregunta Jean-Claude Juncker nada más comenzar la entrevista con Cinco Días a bordo del jet privado en el que cubre los tramos más largos de su campaña electoral. “¿Le importa si yo no fumo?”, le preguntamos a su vez, mientras enciende un pitillo. “En absoluto, soy muy tolerante”, replica con ese sentido del humor que durante 30 años le ha permitido desenvolverse con soltura en Bruselas, a donde ha acudido de manera ininterrumpida como ministro de Trabajo, deFinanzas o presidente del Gobierno de su país. Además, entre 2005 y 2013 presidió el Eurogrupo (consejo de ministros de Economía de la zona euro), un periodo marcado por la crisis y por el enfrentamiento entre los países acreedores y los rescatados. “Durante mi mandato en el Eurogrupo avisé una y otra vez contra el peligro de esa división, que me parece en gran parte artificial. No es cierto que todos los países del norte sean virtuosos y todos los del sur pecadores”, señala con una voz queda, cubierta por el tremor del inminente aterrizaje en el aeropuerto de Oporto. “Prefiero tender puentes. Por eso, cuando voy al norte defiendo a los países del sur; y cuando vengo al sur, a los del norte”. Dice sentirse a gusto en Portugal, país del que procede el 20% de la población de Luxemburgo. En apenas 24 horas visita una fábrica de pasta, un periódico, una cena-mitin del partido, una granja ecológica... Tal vez su rostro acuse el cansancio de un viaje que de Lisboa le llevará a Atenas. Pero no se le cae la mirada pícara de quien sabe que la política como la vida es un juego que no conviene tomarse del todo en serio.
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