“Quiero crear el Inditex de la ciencia”
José Manuel Mota se define como “biotecnólogo de masas”. En abril lanzará un test de farmacia para detectar el sexo fetal.
"Mi modelo es una ciencia de masas. Intento llegar al máximo número de clientes. Yo no quiero curar el cáncer. No soy tan listo, en eso trabajan otros. Solo deseo que la biotecnología esté en todos los hogares”. Así explica José Manuel Mota (Sevilla, 1987) su forma de entender su aventura emprendedora. “Yo quiero crear el Inditex de la ciencia, que sea algo accesible para todo el mundo y sencillo. Soy un biotecnólogo de masas”, se define.
Su visión es simple. “La ciencia tiene que ser accesible y sencilla para facilitar la vida de las personas”. Por eso, su primer desarrollo consiste en un kit genético para que las mujeres embarazadas puedan saber en casa el sexo de su futuro bebé, como si se tratara de una prueba de embarazo habitual.
En pocos minutos, gracias a una muestra de orina, el test da el resultado sobre el sexo del bebé. A partir de abril, comenzará a estar en las primeras farmacias, en clínicas y hospitales a un precio aproximado de 100 euros. La intención de Mota es que a final de año llegue a un 20% o 30% de las boticas.
Bioclassica
l Por su experiencia en el Parque Científico de Madrid ha creado junto a dos socios otra firma, Bioclassica, de asesoramiento en construcción, diseño y gestión de incubadoras de empresas y parques científicos. Ya cuenta con un cliente y ultima un acuerdo con otro en México. Piensa que en España se han creado en exceso estos parques sin ligarlos a la actividad existente en la zona. “Hay que adaptarlos al entorno. No deben tener un ánimo de lucro, pero tampoco ánimo de quiebra”, lamenta.
Mota trabaja además en el grupo MGM (de servicios a laboratorios) como responsable comercial. Cuenta con un MBA en bioempresas. “Soy biotecnólogo, pero no de bata. Intento llevar al mercado las posibles aplicaciones”. Conoce bien el sector de la salud, ya que su abuelo y su madre han gestionado farmacias en Cartaya (Huelva) y también una empresa familiar de análisis clínicos. “De ahí vienen muchas ideas”, reconoce. Cree que el futuro de los test genéticos pasa por la nanotecnología y la miniaturización de los procesos, un campo en el que la ciencia (y las aplicaciones de la empresas) todavía está muy retrasada.
Este emprendedor y su socio, el bioquímico Rubén Risco, ya han intentado llevar esta prueba de detección del sexo fetal al mercado, pero la tentativa ha fracasado. Licenciaron el desarrollo a la empresa MyGen a cambio de futuros royalties por las ventas, pero recientemente han rescindido el contrato porque no se ha llegado a los resultados esperados, según Mota. Así que ellos mismos van a gestionar el desarrollo hasta su venta.
Para ello, solo cuando el kit esté totalmente validado, lo que sucederá en un par de meses, según sus cálculos, crearán una firma para su comercialización. “No hemos querido crear una compañía. Primero busco el cliente y luego monto la empresa. Así reduzco los costes de estructura y no necesito créditos porque desde el principio tenemos caja”, asegura.
De hecho, las pruebas iniciales se han realizado con fondos propios de los socios. La realidad es que no ha necesitado grandes sumas, solo 4.000 euros, porque ha utilizado colaboraciones con otros laboratorios. “Hacer ciencia no es muy caro. Yo optimizo los recursos. La gente maneja presupuestos millonarios. Algunos dicen que sin un millón de euros no pueden empezar a desarrollar un proyecto. La ciencia ha cambiado el ingenio por el dinero. Pero hay otras salidas, como los acuerdos a porcentaje de éxito con otras empresas”, asevera. Por eso dice que en su trabajo sigue una máxima de Einstein: “Si quieres obtener resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”.