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Columna
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Aforo limitado en Hong Kong

El plan de Hong Kong para relajar su mercado inmobiliario mediante el aumento de la oferta suena a errores del pasado. Los precios inmobiliarios siguen a merced de fuerzas externas.

Las secuelas del último boom de la vivienda de la ex colonia son una memoria viva para muchos residentes. Tras su retorno al gobierno chino en 1997, Hong Kong se embarcó en una construcción compulsiva: la oferta de vivienda privada creció un 16% en cinco años. Desgraciadamente, la bonanza de la construcción coincidió con la crisis financiera asiática y la epidemia de una afección respiratoria. Los precios de la vivienda se redujeron a la mitad en el mismo período.

Ahora el líder de Hong Kong Leung Chun-Ying ha fijado el objetivo de aumentar la oferta de viviendas para la próxima década en unas 470.000, con un 40% procedente del sector privado. Para lograr esto, se ha comprometido a liberar tierras y a relajar las restricciones de planificación.

La estrategia de Leung es hacer la vivienda más asequible. La subida de precios y alquileres exprime a los residentes y alimenta el descontento popular con el liderazgo y con el régimen chino. El precio de un típico apartamento de 50 metros cuadrados, es ahora casi 15 veces los ingresos anuales de un comprador medio, según la Autoridad Monetaria de Hong Kong. Los intentos de restringir las hipotecas e imponer impuestos adicionales sobre los compradores no residentes hasta ahora solo han afectado a la demanda de los apartamentos más caros que están por encima del alcance de la mayoría de los residentes ordinarios.

Sin embargo, no deben exagerarse las últimas medidas. La meta del gobierno de que haya 13.600 nuevas unidades privadas al año equivale a un crecimiento de poco más del 1% en el mercado. Cualquier enfriamiento dependerá de unos mayores tipos de interés en Estados Unidos y de la entrada de menos de capital por la frontera con China. Hasta que esto cambie, Hong Kong no podrá librarse de los altos precios de la vivienda.

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