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Columna
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Una inyección de liquidez 2.0

La zona euro ya no se está derrumbando, pero el crédito sí. El Banco Central Europeo está considerando la posibilidad de dar a los bancos préstamos baratos para estimular el crédito. El programa de préstamos del Banco de Inglaterra (FLS, por sus siglas en inglés) muestra que es difícil, pero la zona euro no debería descartarlo.

Los préstamos al sector privado en octubre en la zona euro sufrieron su mayor reducción de la historia en términos interanuales. Los mercados de capitales de la región siguen estando fragmentados, con empresas en países con problemas que se enfrentan a unos elevados costes de financiación.

Una solución podría ser algo parecido al FLS de Reino Unido, donde el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney ofrece a las entidades fondos baratos a cuatro años si aumentan el crédito. Su principal logro ha sido reducir los costes de financiación de los bancos y ayudarles a desapalancarse, no impulsar un auge del crédito a las pequeñas empresas. Es más, si el presidente del BCE, Mario Draghi intentara hacer una réplica con el euro, se enfrentaría a parte del BCE. Para tener impacto, los fondos tendrían que ser a largo plazo y muy baratos, pero esto podría parecer un subsidio previo a las pruebas de estrés del año que viene. Y poner a los fondos un tipo fijo podría parecer un precompromiso, que el BCE ha evitado históricamente.

El crédito al sector privado en la zona euro sufrió en octubre la mayor reducción en términos interanuales

Pero un FLS del euro es más fácil de vender que los préstamos sin condiciones, como la inyección a largo plazo de liquidez que realizó el BCE en 2011, con la que los bancos compraron los bonos soberanos. A diferencia de la compra directa de deuda pública, obviamente no rompería las reglas del BCE sobre la financiación monetaria. Y tiene menos riesgo que las compras directas de los préstamos bancarios.

El jefe del BCE debería utilizar la rueda de prensa esta semana para dar a conocer su propio FLS. Al igual que en Reino Unido, puede que no sea una panacea: los bancos débiles todavía se resisten a dar dinero a las pequeñas empresas, dado que las normas actuales de capital hacen la deuda pública más atractiva. Los bancos no pueden ser obligados a prestar. Pero con la política bloqueando la posibilidad de que el BCE despliegue herramientas más potentes esa puede ser la mejor opción.

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