Nuevos comensales para el ‘cake’ español
Las gestoras internacionales llegaron para ‘tentar’ al inversor del tradicional monetario
Hace 15 años, si recomendabas fondos extranjeros, el inversor iba al banco, que era la única vía de distribución, y en la oficina no sabían de qué les estaban hablando. Teníamos muchas dificultades para encontrar entidades que distribuyeran los productos que recomendábamos", recuerda Fernando Luque, editor de Morningstar en España, sobre sus inicios en el sector.
Hoy, el panorama ha cambiado mucho. Atrás quedan los tiempos en los que el inversor español solo entendía de fondos monetarios y, como mucho, renta variable local. Aunque sigue siendo conservador, ahora tiene a su alcance los productos más variados gracias, principalmente, a las gestoras internacionales que en las dos últimas décadas han desembarcado en nuestro mercado.
Unas se instalaron directamente en nuestro país, otras contaban con una oficina de representación y el resto optaron por dar a gestoras nacionales la comercialización de sus activos. En cualquier caso, desde que JP Morgan pusiera un primer pie en España en 1987 ha llovido mucho.
A la que sigue siendo la principal casa extranjera en nuestro país –tiene una cuota de mercado en activos bajo gestión del 15%– han seguido decenas de otras hasta las recién llegadas Aberdeen, Oddo Asset Management, Calamos, BBH, Mathews Asia, TT Internacional o Finsbury.
A finales de los noventa, la inversión colectiva crecía aquí más que en otros países
Si hablamos de hace más de 20 años, "en aquel momento la inversión en activos domésticos era tan rentable que no se veía la necesidad de diversificar en activos internacionales", apunta Bruno Aguilar, director general de Edmond de Rothschild AM (antes en Credit Suisse), pero "tras la entrada en la Unión Europea y la llegada de los tipos europeos, que eran más bajos, comenzaron a necesitar retornos procedentes de otra clase de activos.
Fue entonces cuando vieron la necesidad de diversificar sus carteras". Así, las entidades "empezaron a seleccionar y distribuir aquellos fondos de las gestoras internacionales que invertían en el resto de áreas geográficas, como Estados Unidos, Japón, resto de Asia u otros mercados emergentes", resume Antonio Salido, director de marketing de Fidelity Worldwide Investment para España y Portugal, una gestora que empezó a comercializar sus productos aquí en 1998 a través de la red de banca privada del Santander.
62.000 millones
Este es el patrimonio que gestionaban las entidades de inversión extranjeras en nuestro país a finales de septiembre de 2013, según datos de Inverco.
Esta cifra va en aumento, ya que representa un crecimiento de 9.000 millones de euros con respecto a diciembre de 2012, lo que supone una subida del 16,9% en los primeros nueve meses de este año.
Otra de las decanas en nuestro mercado es Deutsche Asset & Wealth Management, que comenzó comercializando cinco fondos en 1991 y ahora tiene 28, o Invesco, que llegó en 1994: "Por entonces los fondos del mercado monetario eran las estrellas, y ahora, en cambio, nuestros productos más demandados son aquellos que tienen como destino de la inversión Europa", aseguran.
Pero el punto álgido de la llegada de las gestoras extranjeras se produjo avanzada un poco más la década de los noventa, cuando estas quisieron participar en el gran desarrollo del mercado español de la inversión colectiva, que de aquella ofrecía tasas de crecimiento muy superiores al resto de los países industrializados. Aterrizaron en España Schroders o Franklin Templeton.
Unos años más tarde, en 2002, llegaron otras casas, como Axa IM, que tienen entre sus objetivos entrar a formar parte del top 10 de gestoras internacionales por patrimonio bajo gestión.
Amundi, otra de las gestoras más fuertes en nuestro mercado, está presente desde los noventa. Al principio a través de Crédit Agricole y de Société Générale, cuya fusión en 2010 dio lugar a la actual casa.
Facilidades para el pequeño
La evolución del negocio gestionado por las casas internacionales en España está íntimamente ligado a la apertura y reglamentación progresiva del sector. En 2003, por ejemplo, se dio luz verde a la denominada arquitectura abierta en fondos, que permitía vender los productos de inversión a otras entidades.
Pero el verdadero empujón, según los conocedores del sector, fue el nacimiento de supermercados de productos tipo Renta 4, Tressis o Inversis, que han permitido e impulsado el acceso al particular. "El institucional conocía de siempre a los Fidelity, Templeton o JP Morgan, pero no al inversor retail", indica Fernando Luque, editor de Morningstar en España.
De hecho, son muchas las gestoras que apuestan fuerte por este tipo de soluciones. Es el caso, por ejemplo de Pioneer Investments, que aspira a estar entre los cinco primeros proveedores en las plataformas de arquitectura abierta.