CaixaBank cae un 9,96% en Bolsa tras la venta de La Caixa
La Caixa mueve ficha para ir anticipando posiciones en la nueva senda que abrirá la inminente Ley de cajas de ahorros y fundaciones bancarias. Una norma, motivada por exigencia de la troika tras el rescate a la banca española, que busca separar las cajas de ahorros, en adelante fundaciones bancarias, de la actividad puramente financiera de sus bancos. Para ello penalizará especialmente a aquellas que mantengan un control mayoritario de sus filiales.
En esta línea, La Caixa anunció ayer que reducirá su posición en CaixaBank, su filial bancaria, mediante la emisión de un paquete de acciones y bonos.
Finalmente, la Caja de Ahorros y de Pensiones de Barcelona ha vendido en una colocación acelerada entre inversores profesionales y fuera de mercado el 5,26% de las acciones de CaixaBank a 3,5 euros cada una de ellas, lo que supone un descuento del 7,5% respecto al cierre del miércoles. Los inversores tienen en cuenta este precio para fijar su precio en Bolsa y la filial ha vuelto a cotizar después de haber estado suspendida de negociación por la CNMV con una caída en el entorno del 7%. Ha cerrado la jornada en 3,408 euros por títulos tras bajar un 9,96%, el mayor retroceso del Ibex.
Ayer, La Caixa estimaba que la venta se quedaría en 4,88% del capital de CaixaBank. Además, ha colocado 750 millones de euros en bonos convertibles canjeables por el 3,37% del capital de su filial cotizada.
En total, La Caixa ha recaudado 1.650 millones de euros, frente a los 1.500 millones estimados ayer, y se desprenderá – si finalmente se canjean todos los bonos– del 8,63% del capital frente al 7,5% anunciado provisionalmente. La caja de ahorros barcelonesa explica la decisión de ampliar el volumen de la operación debido a la elevada demanda por más de 4.500 millones de euros.
La participación de la matriz en CaixaBank quedaría reducida el 55,72% si todos los bonos sufren la metamorfosis en acciones y su capital de máxima calidad (core capital) subiría en más de 100 puntos básicos. Solo con la venta de acciones ya ejecutada, La Caixa mejorará su ratio de core capital en más de 50 puntos básicos, desde el 11,9% actual.
Los bonos son voluntariamente convertibles, a diferencia de los que sí o sí se tranforman en acciones –un instrumento puesto en marcha por primera vez en España por Santander con el lanzamiento entre pequeños inversores de 7.000 millones de euros en 2007–, de manera que los bonistas los canjearán si la acción de CaixaBank supera los 4,55 euros –lo que supone una prima del 30% respecto al precio de colocación de los títulos– antes de noviembre de 2017, su fecha de vencimiento. Si el banco no supera ese precio en Bolsa, La Caixa tendría que amortizar los títulos con dinero en metálico. Los bonos, hasta su conversión o su amortización en efectivo, pagarán un tipo de interés del 1% anual.
La suscripción y el desembolso están previstos para el próximo 25 de noviembre. La Caixa ha contado para el proceso con Goldman Sachs, Morgan Stanley y UBS como entidades colocadoras.
La iniciativa es, por tanto, un primer paso hacia un previsible futuro en el que La Caixa reduzca su participación en CaixaBank por debajo del 50%. Con la nueva Ley de cajas de ahorros -actualmente en tramitación en el Senado-, aquellas cajas que superen ese umbral deberán constituir un fondo de reserva específico.
Una reciente enmienda transaccional acordada por PP, CiU y PNV exime, sin embargo, de la creación de este fondo a aquellas cajas (futuras fundaciones bancarias) que presenten al Banco de España un plan estratégico de desinversión progresiva.
A falta de conocer la redacción final de la norma, que no se espera que sufra grandes cambios en la Cámara Alta, más que un hipotético plan estratégico de desinversión lo que hace La Caixa es dar un primer paso en firme para su consecución.
Esta misma semana, CaixaBank anunció la emisión de bonos convertibles en acciones de Repsol (equivalentes al 2,5% del capital de la petrolera), en una maniobra que permitirá a la filial de La Caixa mejorar sus ratios de solvencia.