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El Foco
Tribuna
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Certeza para las empresas

Hoy se celebra el Día Mundial de la Normalización. Es una forma de reconocer, cada 14 de octubre, el trabajo de decenas de miles de expertos de primer nivel de todos los sectores de actividad –unos 9.000 sólo en España- para el desarrollo de normas técnicas.

¿Qué son las normas técnicas? Simplemente, unos documentos de aplicación voluntaria que describen el consenso del mercado respecto a las mejores prácticas sobre cómo abordar multitud de asuntos clave para la competitividad de las empresas y todo tipo de organizaciones. Y también unas valiosas hojas de ruta que están al alcance de todos y que reducen de forma drástica la incertidumbre de las empresas a la hora de abordar un nuevo mercado, producto, servicio o proceso. Por ejemplo, si todos podemos introducir nuestra tarjeta de crédito en cualquier cajero del mundo, es porque existe una norma técnica que describe cómo debe ser una tarjeta. Es el acuerdo global, el estándar aceptado, que orienta a cualquier fabricante y que evita el esfuerzo estéril de “reinventar la rueda” cada vez que se aborda una nueva actividad. La aceptación mundial de las normas técnicas y su fuerza proviene de su forma de elaboración. No se trata de un documento desarrollado por un colectivo concreto. Expertos de todas las partes implicadas en el asunto que se trate (fabricantes, distribución, consumidores, administración, etc), llegan en un proceso transparente a un texto en el que predomina el consenso. Si no es posible un acuerdo entre las partes, no existe norma.

La actividad de la Normalización supone alrededor del 1% del PIB de nuestro país

Existen normas de ámbito mundial, europeo o nacional. Dada la potencia e influencia de esta herramienta, no es extraño que prácticamente cada país del mundo cuente con un organismo de normalización. Tampoco es casualidad que aquellos países con organismos de normalización más potentes y con una trayectoria más larga sean países reconocidos precisamente por una destacada competitividad basada en la innovación y el valor añadido.

En España, el organismo legalmente responsable de la normalización es la Asociación Española de Normalización y Certificación. En el mundo existen diferentes modelos de organismo de Normalización, desde los de titularidad totalmente pública a organizaciones plenamente privadas. En nuestro país, en 1986 se decidió trasladar la responsabilidad de la Normalización de la Administración Central a una entidad privada, sin fines lucrativos, cuyo cuerpo principal de socios estuviese formado por asociaciones sectoriales y empresas. Desde entonces, la Asociación Española de Normalización y Certificación desarrolla las normas técnicas en España. Es la Normalización una actividad cuyos costes están lejos de estar cubiertos por los ingresos que genera, por lo cual, al igual que sucede en otros países del ámbito europeo, las restantes actividades que desarrolla AENOR cubren una parte relevante de los mencionados costes.

Como resultado de esta forma de actuar, las organizaciones españolas tienen a su disposición uno de los catálogos de normas más completos, con más de 30.000 documentos. Prácticamente todos los sectores de actividad cuentan con estas guías que les ayudan a ser más competitivos. Para facilitar este acceso, la Asociación ha desarrollado un notable esfuerzo para que todos los documentos del catálogo estén en nuestro propio idioma, lo que no es el uso general a escala mundial. De esta forma, también se acerca el catálogo español a un mercado de más de 500 millones de personas. En conjunto, la actividad de la Normalización supone alrededor del 1% del PIB de nuestro país, porcentaje similar al de naciones como Francia o Alemania.

Pero los beneficios de la actividad van más allá de la consulta y aplicación por las empresas y otro tipo de organizaciones. En un mundo con una economía cada vez más globalizada, las normas son las llaves que abren mercados. Por tanto es fácil imaginarse cuántas empresas y sectores de todo el mundo están interesados en la forma final que adopte una norma de ámbito europeo o mundial. Para muchas empresas puede ser la diferencia entre el éxito o el cierre. Por eso es muy importante que los sectores españoles hagan oír su voz en los foros en los que se debaten estas normas que, aunque de aplicación voluntaria, con frecuencia son aceptadas como el estándar a seguir.

Es frecuente que normas elaboradas en España sean la base para normas de alcance internacional

Participar en estas discusiones sólo es posible a través de un organismo miembro de estas entidades, como son ISO e IEC en el ámbito mundial o CEN y CENELEC en el europeo. AENOR afronta el coste que supone esta pertenencia, con el objetivo de que las organizaciones españolas puedan estar en esos foros; presencia que se traduce en beneficios para miles de empresas. En estos años, la Normalización española ha conseguido un bien ganado prestigio, gracias a la calidad y el rigor de los expertos de nuestro país que acuden a estos foros internacionales. De hecho, es cada vez más frecuente que normas elaboradas en España sean la base para normas de alcance internacional. Por ejemplo, en junio de este año se ha aprobado la norma europea sobre la forma adecuada de gestionar el desarrollo de la innovación de forma integrada con la gestión general de la organización, norma basada, entre otros documentos, en la norma española UNE 166002, publicada por AENOR en el año 2006.

El Día Mundial de la Normalización de este año tiene como lema “Las normas garantizan cambios positivos”. Muy apropiado para el momento que vive la economía mundial, donde muchos paradigmas se están transformando. Las normas son de gran ayuda para afrontar los grandes retos en los mercados globales, tanto a escala macroeconómica como microeconómica. En sus más de cien años de existencia, vienen demostrando su capacidad para abrir mercados, favorecer el crecimiento económico y crear entornos de negocio beneficiosos para todos. Muchas organizaciones españolas ya están usando las normas, con beneficios contrastados. Es necesario ir un paso más allá, ampliando el número de aquellas que las aplican, como una forma de apuntalar la viabilidad y la salida de la recesión de numerosas empresas y sectores.

Manuel López Cachero es presidente de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR)

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