Invertir en el escenario prorrogado de Bernanke
Conviene recordar a los inversores algo que bien pudieran haber olvidado con la euforia compradora de las últimas sesiones bursátiles. El anuncio de la Reserva Federal de Estados Unidos de mantener los estímulos monetarios con la compra de activos por valor de 85.000 millones de dólares al mes hasta nueva orden no es un cambio estructural de filosofía: es solo un aplazamiento a una decisión, por otra parte ineludible, de retirar definitivamente las muletas que mantienen artificiosamente el crecimiento de la economía norteamericana. Es una buena noticia, aunque pasajera, y en contra del mensaje dominante en los últimos meses, ocasionada por otra mala noticia: la actividad económica en Estados Unidos es menos firme de lo anunciado.
Por tanto, el escenario para los inversores no ha cambiado, aunque se haya aplazado unos meses una decisión inicialmente anunciada para septiembre. La única circunstancia que puede prolongar no tres meses, sino un periodo más largo, la compra compulsiva de activos y la inyección mecánica de dinero en la economía norteamericana es el relevo en la dirección de la Reserva Federal, donde podría recalar un sustituto (o sustituta) de Benjamin Bernanke más bernankista que él. Pero eso lo sabremos entrado ya 2014.
Los efectos sobre los mercados de renta variable de este aplazamiento de la Fed no deberían llegar más allá del corto plazo, seguramente con una prolongación de la tendencia alcista del precio de los activos. Pero a los actores económicos debe comenzar a preocuparle las mismas cosas que han provocado esta rectificación coyuntural de las autoridades monetarias de Estados Unidos, y que se han manifestado simplemente con el anuncio de retirada de la política estímulos líquidos: una subida de tipos de interés y un debilitamiento de la actividad en los países emergentes, circunstancias ambas que pueden retrasar la recuperación de la economía tanto en Estados Unidos como en Europa. Por tanto, la euforia inicial de la prórroga de las compras debe ser revisada para cuando la mayor economía del mundo, acostumbrada a la dependencia sedante de los estímulos, deba volver a caminar sola.
Aunque el ensanchamiento continuo del balance de la Fed, como de otros grandes bancos centrales, se ha convertido eventualmente en la ortodoxia monetaria, no hay que olvidar que siempre fue planteada, como heterodoxa que es originariamente, como una salida desesperada de la crisis financiera que asoló la banca de medio mundo y que ha destruido riqueza y empleo en proporciones desconocidas desde hacía más de 80 años. Más pronto que tarde la verdadera ortodoxia debe retornar a las grandes economías, aunque ahora parece que tal vuelta a la normalidad se ha convertido también en un problema, puesto que supone remover muchos parámetros que pueden trastocar la actividad económica y su desempeño en la ocupación.
Pero la economía mundial debe acostumbrarse a circular por los raíles tradicionales, aquellos en los que los tipos de interés no pueden estar artificialmente en el cero nominal, aquellos en los que la iniciativa pública debe limitarse a cuestiones muy concretas que precisen de determinadas garantías jurídicas. Cuando más tarde en volver a los fundamentos econométricos de siempre, más tiempo se mantendrá la provisionalidad, con los episodios de volatilidad y cambios de humor de los que se hace acompañar.
Un salto nominal en los tipos de interés como el que se ha producido en Estados Unidos con el simple anuncio hace unos meses de que se revisaría la política de compras de activos encarecerá el crédito a nivel global, y un giro en los flujos de capitales en el mundo si la Fed cierra el grifo provocará lentos cambios tectónicos en las divisas, con el consiguiente cambio en los flujos comerciales y en los precios relativos de los bienes y servicios comerciables. Pero seguramente el crecimiento será más sano que el hasta ahora sostenido artificialmente, y las decisiones de los inversores se atendrán más al crecimiento económico de cada zona y a los resultados de las empresas que allí operan que a los cambios de sesgo del gobernador del banco central. Mientras ello ocurre, la apuesta debe seguir centrada en valores cíclicos y aquellos con el negocio consolidado y garantías de financiación.