El FMI pone el foco de su examen a la banca en las refinanciaciones
Los 'hombres de negro' evaluarán al sector financiero esta semana por cuarta vez
La sala Europa, en la madrileña sede del Banco de España, sirve estos días como centro de operaciones a los inspectores del Fondo Monetario Internacional (FMI) que desembarcaron ayer en la capital española para llevar a cabo el cuarto examen al que someten al sector financiero español desde la concesión del rescate europeo a la banca y cuyo dictamen se espera para finales de mes.
Los llamados hombres de negro del FMI se adelantan así una semana a sus socios de la troika, los inspectores de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, que llevarán a cabo su propia revisión a partir del próximo lunes. El objetivo común es evaluar la reestructuración del sector financiero español y dilucidar si será necesario ampliar más allá de diciembre el acceso a los 59.000 millones de euros que restan de la línea del rescate. De momento, el impacto de la reclasificación de los créditos refinanciados está siendo la máxima preocupación del FMI en esta visita.
La inquietud de los inspectores se centra concretamente en los 88.000 millones de euros en créditos refinanciados que la banca tiene clasificados como normales, y que el Banco de España ha obligado a revisar antes de finales de este mes para su clasificación en subestandar, que deben provisionarse ya al 15%, o directamente dudosos, dotados al 25%. Un nuevo esfuerzo en saneamientos, destinado a aflorar la morosidad oculta bajo apariencia de acuerdos de refinanciación, que el FMI teme que se traduzca en nuevas necesidades de capital para algunas de las entidades.
Este fue, según fuentes financieras, el punto central de las reuniones que los hombres de negro mantuvieron ayer con los responsables de Bankia, Unicaja y Liberbank, las primeras entidades citadas para el examen. La agenda de encuentros continuará hoy con la evaluación de Popular, Bankinter, Novagalicia y Cajamar; afectará mañana a Ibercaja-Caja3 y Banco Ceiss; tendrá como protagonistas el jueves a Catalunya Banc, Sabadell, Kutxabank y Santander; y culminará el viernes con BBVA, CaixaBank y BMN.
Los analistas vienen barajando una factura de entre 6.000 y 10.000 millones de euros para hacer frente al ejercicio de reclasificación de los créditos y está por ver el impacto que tiene el ejercicio en las cuentas del sector. Banco Sabadell, por ejemplo, puso en marcha la pasada semana una ampliación de capital de 1.382,7 millones –cuya segunda fase se inició ayer– y el grueso del sector viene alimentando provisiones adicionales para hacer frente a este momento.
El quid de la cuestión radica en establecer si las entidades serán capaces de afrontar este nuevo esfuerzo por su cuenta, bien mediante la generación de resultados o acudiendo al mercado, o si algunas de ellas volverán a necesitar algún tipo de apoyo público. Hay que tener en cuenta que, además de los saneamientos ya realizados, el sector afronta otros impactos económicos en paralelo, como la retirada parcial o total de las cláusulas suelo de sus hipotecas. Otro tema pendiente es el impacto que tendrá para el sector el nuevo tratamiento que Basilea III da a los créditos fiscales (DTAs por sus siglas en inglés), que comenzarían a restar del capital principal a partir de 2014, pero que el Gobierno está tratando de suavizar.
La troika tiene muy presente que de momento España solo ha solicitado unos 41.000 millones de la línea de crédito de 100.000 millones que se le concedió en verano de 2012 para fortalecer a la banca: las nacionalizadas Bankia, Catalunya Banc, Novagalicia y Banco de Valencia recibieron 36.968 millones, otros 2.500 millones se destinaron a capitalizar Sareb y Liberbank, BMN, Caja3 y Ceiss fueron asistidas con 1.865 millones más.
Aunque esta posibilidad fue descartada tras el tercer examen, los hombres de negro deberán valorar si resulta conveniente volver a acudir a los fondos europeos, posibilidad abierta hasta final de año. Una opción que el Gobierno, y el sector, tratarán de evitar porque también supondría ampliar el marco de tutela que la troika viene ejerciendo sobre la reestructuración financiera. Con todo, los saneamientos adicionales para Novagalicia y Catalunya Banc que los potenciales postores piden para pujar por ellas prometen complicar la ecuación.
Sorpresa ante los planes de ajuste de empleo
Otro de los puntos clave del examen llevado a cabo por los inspectores de la troika es la revisión del cumplimiento de los planes de reestructuración impuestos a las entidades que han recibido ayudas. Durante los encuentros de ayer, fuentes financieras aseveran que los hombres de negro quedaron “gratamente sorprendidos” por el rápido avance de los planes de ajuste de empleo llevados a cabo por las entidades. Después de todo, la troika dio un plazo de tres años a la nacionalizada Bankia para su ajuste pero la entidad ya ha formalizado la salida de tres cuartas partes de los 4.500 empleados afectados y el cierre del 80% del millar de oficinas que está previsto que se clausuren. En el caso de la asistida Liberbank, la entidad alcanzó un acuerdo en junio para reducir jornada a 1.500 empleados y recortar los salarios al resto logrando el ahorro de costes exigido.