Las regiones han cumplido cinco veces su presupuesto de gasto desde 1984
Cataluña ha incumplido su previsión en 27 de los 28 años En el lado contrario, Extremadura se ha ajustado en 25 ocasiones
Cumplir el presupuesto de gasto autonómico resulta algo extraordinario. Así se desprende de la estadística de Ministerio de Hacienda, que recoge la suma de los presupuestos iniciales de las comunidades autónomas y su liquidación desde 1984 hasta 2011. Solo en 1995, 1997, 2007, 2010 y 2011, el gasto real de todas las comunidades no superó el techo presupuestario. El cumplimiento registrado en 2010 y 2011 –los datos de 2012 todavía no se han publicado– se explican, sobre todo, por recortes aprobados por el Gobierno central. En 2010, por ejemplo, la rebaja de un 5% del sueldo de los funcionarios que aprobó el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero a mitad de ejercicio supuso un ahorro inesperado para las comunidades, que son la Administración con un mayor número de empleados.
Si bien la estadística de Hacienda muestra que, en conjunto, las comunidades han incumplido casi siempre su presupuesto de gasto, existen grandes diferencias entre ellas. En un lado se sitúa Cataluña, que desde 1984, solo en un ejercicio no sobrepasó el techo de gasto presupuestario aprobado. La Comunidad Valenciana y Galicia con cuatro ocasiones y Andalucía con siete cierran el ranking de territorios incumplidores. En cambio, Extremadura se ha ajustado a su presupuesto en 25 ocasiones en los últimos 28 años. Le sigue Aragón y Cantabria.
Sin embargo, las comunidades más incumplidoras como Cataluña, Andalucía o la Comunidad Valenciana tienen un mayor peso sobre el total de los presupuestos autonómicos y ello empeora el resultado global del conjunto. Fuentes de Hacienda restan importancia a los sucesivos incumplimientos y recuerdan que es habitual que se aprueben ampliaciones presupuestarias a lo largo de un ejercicio, lo que provoca que, al final, el gasto sea superior al indicado en un primer momento. Para el Ejecutivo central, lo relevante es que se cumpla el objetivo de déficit.
De hecho, si bien la estadística muestra que las comunidades suelen gastar más de lo que dicen, también recaudan más de los previsto. Así, ambos factores se compensan. Salvo durante este período de crisis, la buena evolución de la economía ha permitido que las comunidades contaran con más recursos de los esperados. Ese dinero adicional que entraba en las arcas públicas se destinaba a engrosar el gasto público a través de más servicios e inversiones. Ahora, el Ejecutivo ha limitado el margen de maniobra autonómico y la Ley de Estabilidad Presupuestaria establece que cualquier desviación positiva que se produzca en la recaudación debe destinarse íntegramente a amortizar el nivel de deuda pública.
Sin embargo, este escenario queda todavía lejos. Desde que se inició la crisis en 2008, las comunidades han errado de forma sucesiva sus presupuestos de ingresos al minusvalorar el efecto de la crisis inmobiliaria sobre sus arcas. El caso más extremo se produjo en el año 2011, cuando las autonomías ingresaron 10.200 millones menos de los previsto. Ello provocó que su déficit alcanzara el 3,3% del PIB, el nivel más alto jamás registrado.