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Empresas Vintage

Ariel, el blanco que revolucionó la colada

La compañía prevé seguir innovando con productos más eficientes pero también más baratos Los míticos tambores sirvieron a los niños del ‘baby boom’ de juguetero o papelera

Raquel Díaz Guijarro

Quién no recuerda los puños, los cuellos y la delantera de las camisas del taxista de Olivenza? ¿Y de la niña que se manchaba el vestido de comunión? Han pasado más de 40 años desde aquellos anuncios míticos que hoy transportan a numerosas generaciones a una época que se recuerda con cariño y nostalgia. Por encima de los pistoleros, el taxista o el hombre de Ariel, todos recordamos también aquella frase: “¿Y a quién se lo dijo?... Carmen se lo contó a su vecina Pepi, esta a su cuñada Mari”... y así corrió la voz por toda España.

Estos anuncios que hoy vienen a la memoria de todos porque en su momento rompieron los férreos moldes de la publicidad no solo representan la evolución y la innovación de una marca de detergente. Son, además, un claro reflejo de los cambios que se estaban empezando a producir en los hogares y en la sociedad española. Así, Ariel llega a España en 1968, cuando el país comenzaba a mostrar signos de modernización y prosperidad, con una gran clase media que tenía una necesidad creciente de productos más desarrollados para cubrir sus necesidades. De hecho, fuentes de la compañía de detergentes recuerdan que la historia de la colada en España va innegablemente vinculada a la evolución y transformación que ha protagonizado Ariel.

“En no mucho tiempo se ha pasado de lavar a mano y tener que dejar las prendas más sucias a remojo durante toda la noche, a poder utilizar jabones concentrados que no ocupan casi espacio en las casas y ya no requieren prelavado”, señalan desde la compañía.

Cronología

1968. Ariel llega a los hogares españoles.

1977. Nace Ariel Automática, con su emblemático tambor redondo. Es un producto ya bastante perfeccionado y formulad con enzimas lipoactivas, especialmente diseñado para eliminar las manchas más difíciles.

1987. Aparece Ariel Oro; perfectamente asentada en España, la marca ya había sido pionera de agresivas campañas de publicidad y ya nadie cambiaba su Ariel “ni por dos maletas de otro detergente”.

1997. De nuevo innovando, llega a las tiendas Ariel Líquido, acompañado de su inseparable arielita para poder pretratar las manchas y poner el detergente directamente en el tambor de la lavadora, sacándole de ese modo todo el partido a cada lavado.

2006. Ariel Sensaciones aporta ese toque extra de suavidad y frescura que buscan los consumidores más exigentes. Comienzan las campañas que ofrecen el mejor producto al mejor precio.

2010. La competencia en el sector es tan fuerte que surgen cada vez productos más innovadores, como la gama de quitamanchas de Ariel o Ariel Actilift, la nueva fórmula mejorada.

2012. Se suceden los concentrados en envases cada vez más compactos para ahorrar en producto y espacio. 100% de poder limpiador y sin malgastar.

Preguntado por a qué se debió en su momento el éxito de la marca en España, José Manuel Martín, responsable de comunicación de Ariel, explica que la empresa siempre ha tratado de combinar el conocimiento de las necesidades de los consumidores con la innovación. “Durante estos más de 40 años, Ariel ha ido innovando con nuevos productos que han mejorado la vida de nuestros consumidores. Además, Ariel siempre ha sido una marca cercana, que habla con el mismo lenguaje del consumidor y que evoluciona con él. Siempre ha estado con ellos, resolviendo sus problemas caseros”, añade Martín.

Formulado con enzimas lipoactivas indicadas para eliminar las manchas más difíciles, Ariel logró colarse en la mayoría de los hogares españoles, convirtiéndose en la marca de detergentes más importante del país y una de las principales a nivel internacional. Los buenos resultados de sus productos, unido a campañas publicitarias memorables, hicieron que muy pronto se consolidara como líder de ventas en su segmento. En la actualidad, esta marca vende más de 20 millones de envases al año en España, pese a la crisis.

Evolución en el tiempo.

“El futuro se presenta muy esperanzador, con mucha innovación detrás de los próximos lanzamientos; eso sí, en este momento adaptándonos a la actual situación económica que atraviesa el país, por la que Ariel ahora es más barato”, recuerda José Manuel Martín.

Y es que solo un vistazo a cómo han evolucionado los envases de este detergente da idea de la transformación que ha tenido lugar en la marca. Desde el mítico tambor cilíndrico de cartón de Ariel, que los niños del baby boom utilizaron para guardar sus juguetes o de improvisadas papeleras en la década de los setenta, hasta las actuales cápsulas de detergente líquido, los diferentes formatos de la marca muestran la revolución tecnológica habida en torno a una tarea tan común como poco grata como es la colada.

En paralelo a las nuevas fórmulas y formatos (polvo ultra, líquido, gel), los anuncios de Ariel también han evolucionado. De aquel famoso y parodiado: “Le cambio su Ariel por dos maletas de otro detergente” o el eslogan de “Ariel las convence a pares”, a una imagen de Fiorella Faltoyano cambiando un paquete de Ariel por otro mucho más novedoso.

Ahora, en cambio, los anuncios optan por hacer más hincapié en la eficacia de los distintos detergentes sobre las manchas más difíciles en las prendas más delicadas. Muchas de las campañas han tenido como lema la frase: “Ropa más nueva por más tiempo”.

Asimismo, la figura de la mujer como única responsable de hacer la colada también ha desaparecido, en consonancia con las campañas institucionales que propugnan el reparto de tareas entre hombres y mujeres para una mejor conciliación de la vida laboral y familiar. Así, los expertos sobre el grado de penetración que tiene una marca en el mercado no dudan que Ariel ha logrado en estos años consolidar su liderazgo en España y el mundo a base de un producto competitivo por sus resultados y ahora también por su precio. Por lo tanto, su futuro está asegurado hasta que se pueda lavar sin necesidad de jabón.

Parte de uno de los mayores conglomerados del mundo

La compañía Procter & Gamble (P&G) fue fundada en Cincinnati, Ohio, por un inmigrante inglés llamado William Procter y otro irlandés llamado James Gamble. Ambos habían llegado a EE UU por separado y habían fundado negocios exitosos, Procter como fabricante de velas y Gamble, de jabones. Después de casarse con dos hermanas, formaron una sociedad en 1837.

En ese tiempo, Cincinnati, conocida como Porkopolis, era el centro productor de carne más grande del país, permitiendo así el acceso barato a grasa animal, materia prima básica en la fabricación de velas y jabones. Esto atrajo a muchos interesados, de forma que para 1845 P&G tuvo que competir con otros 14 fabricantes locales. Para diferenciarse de los demás, P&G se embarcó en una estrategia de inversión agresiva construyendo una de las más grandes fábricas de mediados del siglo XIX, pese a los rumores de una guerra civil inminente. Durante el conflicto, P&G surtió de suministros a los soldados de la Unión, por lo que al final de la guerra las ventas se habían más que quintuplicado. Cuando los soldados retornaron a casa cargando productos de alta calidad, P&G rápidamente desarrolló una gran reputación.

En España, Procter & Gamble empezó su andadura en los sesenta con la planta de detergentes de Mataró, donde fabricó su producto estrella, Ariel, que vendió con aquella publicidad chocante pero efectiva cuyo lema era: “¿Y a quién se lo ha dicho usted?”, como ejemplo del poder del boca a boca. En la actualidad, el grupo P&G se encuentra entre las mayores empresas del mundo. Con presencia en más de 160 países, produce y distribuye firmas como Gillette, Duracell, Ariel, Tampax y más de 300 consumibles diarios.

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Sobre la firma

Raquel Díaz Guijarro
Es jefa de Empresas en Cinco Días. Especializada en economía (inmobiliario e infraestructuras). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Cinco Días. Previamente trabajó en Antena 3 Radio, El Boletín, El Economista y fue directora de Comunicación de Adif de 2018 a 2022. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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