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Columna
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Indigestión en Nestlé

Nestlé está luchando para cumplir con los objetivos internos y las expectativas externas. Las acciones del grupo de alimentación suizo han cotizado en el último año por debajo tanto de sus rivales del sector, como del índice DJ Stoxx 600 de empresas europeas. Los pobres resultados del primer semestre han justificado el escepticismo de los inversores.

La compañía dice que podría no alcanzar una de sus ansiadas metas –una ambición de varios años de aumentar las ventas orgánicas entre un 5% y un 6% al año. Una caída en las acciones del 2,4% reflejó la sorpresa. Sus beneficios aumentaron un 4,1% en el primer semestre, lo que provocó que Nestlé advirtiera de que el objetivo es lograr un crecimiento del 5% en el conjunto del año. Con las dañadas economías europeas bajando el consumo, parece difícil que el grupo logre repuntar en la segunda mitad del año.

Nestlé asegura que el objetivo a largo plazo sigue siendo el mismo, lo que implica el grupo confía haber recuperado el ritmo en 2014. Parece apostar que la recuperación económica llegará a Europa en poco tiempo.

El tamaño y la expansión del grupo también pueden obstaculizar los intentos de impulsar el rendimiento operativo cuando los mercados no estén proporcionando un fuerte crecimiento de forma natural. Los productos de Nestlé van desde chocolatinas a las cápsulas de café, pasando por agua embotellada, pizzas y programas de pérdida de peso. Su fuerza está en la diversidad –el coste global del capital es probablemente menor de lo que sería si sus elementos constitutivos estuvieran aislados.

Los inversores tal vez se pregunten si a Nestlé se le está resultando demasiado extensa su cartera de negocios como para llevar a cabo una gestión eficaz. La compañía tiene que demostrar que puede crecer o encontrar formas mejorar los resultados. Si no, la dirección tendrá que rebajar las expectativas de forma permanente.

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