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El Foco
Tribuna
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Es el crédito, estúpido

José Carlos Díez

El Banco de España ha publicado su Boletín Económico en el que hace una estimación de la contabilidad del PIB que publicará el INE en unas semanas. La noticia es que la caída del PIB se modera hasta una décima trimestral en el segundo trimestre. No obstante, el demonio está en los detalles. El crecimiento de exportaciones explica toda la mejora. Sin embargo, el repunte de las exportaciones viene después de una caída de la misma magnitud en el primer trimestre. Por lo tanto, nuestras exportaciones vuelven a estar en niveles de diciembre del pasado año y aún están por debajo de los niveles del pasado verano.

La crisis en Turquía y sobre todo en Egipto nos beneficia y estamos disfrutando de un buen verano turístico. Esto es una excelente noticia ya que muchas comunidades con tasas de paro superiores al 30% podrán generar renta para pasar el invierno que será muy duro. Nuestra industria también está teniendo tres meses buenos tras intensas caídas desde el pasado verano. La encuesta industrial PMI anticipa que la mejora de las exportaciones puede continuar en el tercer trimestre. Ligado a las exportaciones, la inversión en equipo de nuestras empresas ha dejado de caer.

Ni reforma laboral, ni hada de la confianza, ni manchas solares. Lo que ha pasado es que el consumo y las ventas de coches en Reino Unido han remontado y nuestras exportaciones allí han crecido con fuerza. Pero nuestras exportaciones a Alemania en los cinco primeros meses están estancadas y a Francia cayendo. Con nuestros principales clientes enfermos no es posible salir de una crisis de deuda.

El consumo y las ventas de coches en Reino Unido han remontado y nuestras exportaciones han crecido

Hasta aquí las noticias positivas. Tras meses de dura recesión con niveles brutales de destrucción de empleo, es lógico destacar las buenas noticias y valorarlas como se merecen. Pero es una irresponsabilidad ignorar los riesgos y cantar el aleluya de la salida de la crisis.

La demanda interna sigue cayendo con la misma intensidad que en el primer trimestre, a tasas anualizadas próximas al 2,5%. Es menor que a finales de 2012 tras la subida del IVA, pero sigue siendo una profunda recesión. Nuestras exportaciones de bienes son poco intensivas en empleo y no pagan IVA. Por lo tanto, su recuperación no permite crear nuevos puestos de trabajo, ni mejorar la recaudación de impuestos. Por fortuna, el turismo si es intensivo en empleo y si paga IVA.

Aún así, el consumo privado sigue cayendo a tasas próximas al 1,5% anualizado y la inversión, arrastrada por la construcción, cae un 3,5% anualizado. Esto coincide con la percepción de los ciudadanos de que la economía no mejora. Muy pocos se benefician directamente de las exportaciones y sin embargo la mayoría de negocios ven como sus ventas siguen cayendo y amenazan seriamente su supervivencia y de la de sus trabajadores.

Hay que poner precios realistas a las casas del banco malo para poder venderlas y desatascar

También ayuda a explicar que la economía siga destruyendo empleo. Es cierto que se ha moderado la destrucción, pero es falso que hayamos tocado fondo. Lo que veremos hoy en la EPA es un puro efecto estacional en empleos turísticos durante el verano que morirán en septiembre. Y lamentablemente muchos jóvenes que emigran para buscar un proyecto vital de futuro, muchos inmigrantes que reconocen su fracaso en la tierra prometida y vuelven a sus países y muchos que se quedan pero desanimados han dejado de buscar empleo.

Por fortuna, la Comisión nos retrasó el objetivo de déficit y el Gobierno no tendrá que presentar un presupuesto nuevo en junio con más recortes. Pero apenas hemos consolidado déficit en 2013 y de nuevo no se revalorizarán las pensiones y no se podrá pagar la paga extra a los funcionarios. Por lo tanto, el cuarto trimestre volverá a ser el peor del año con fuerte caída de consumo privado.

Pero los datos más dramáticos, que ayudan a explicar la depresión en la que nos encontramos y la inmoral tasa de desempleo son los de crédito. En mayo el crédito a empresas y familias se desplomó 17.000 millones de euros con respecto a abril. Una caída de crédito del 1,5% del PIB nos sitúa en una de las peores crisis de crédito de un país desarrollado desde la Gran Depresión hace ochenta años.

Lo más preocupante es que Gobierno, Banco de España, patronales bancarias y las propias entidades siguen negando el problema y aducen todos los males a la falta de demanda solvente. Como es lógico en una depresión que se ha llevado por delante el 20% del empleo y del parque empresarial, el problema no es sólo la solvencia de los clientes, es principalmente la solvencia de las entidades.

El sector ve como su negocio cae a tasas de vértigo. Como sus márgenes no encuentran suelo y la puntilla ha sido la sentencia que obliga a eliminar los suelos de las hipotecas. La morosidad crece y crece y los precios de las garantías cuando se las adjudican, principalmente viviendas, caen y caen.

Como explico en mi libro la prioridad para la economía española y el plan de estímulo más eficaz sería acabar de sanear el sistema bancario. Por fortuna, el FMI se ha desmarcado del estado de negación de la realidad en la que se encuentran los líderes europeos y en su última revisión del rescate bancario español ha sido contundente.

Hay que poner precios realistas a las casas del banco malo para poder venderlas y desatascar. Hay que resolver los conflictos de intereses del banco malo, o sea sacar a las entidades privadas del capital. Hay que avanzar en la reclasificación de activos problemáticos y aumentar las provisiones para proteger la pérdida. Y hay que resolver el tema de los créditos fiscales y mejorar la calidad del capital. Conclusión hay que hacer otro plan de reestructuración y recapitalización de nuestro sistema bancario.

Es importante ir directamente a estabilizar la deuda de las familias y evitar que más casas entre en el sistema bancario. La clave es hacer quitas de deuda para familias vulnerables de impago y conseguir que se queden en sus casas. Recientemente cenaba con un ex ministro de América Latina que implementó con éxito un plan similar en su país en los años noventa. Me preguntó cuánto costaría el plan. Le dije que el 3% del PIB. Y me dijo ¿Por qué no se hace ya? No quise responder. Pero la respuesta es un problema serio y preocupante de gobernanza, de la nación pero también del Banco de España y del propio sector bancario.

José Carlos Díez es Profesor de Icade Business School y autor de ‘Hay Vida Después de la Crisis’

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