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Empresas Vintage

Tío Pepe, el embajador del vino de Jerez

La firma ya exportaba el equivalente a 2,5 millones de botellas en 1856 La botella con chaquetilla y gorro cordobés es un icono internacional

Han pasado dos años desde que los propietarios de la azotea del número 1 de la Puerta del Sol, en Madrid, decidieron quitar el anuncio luminoso de Tío Pepe. Y pese a ello, los vecinos de la capital siguen conmocionados. No está nada claro que vayan a volver a colocarla en el mismo edificio, que albergará una tienda Apple. El cartel fue instalado en la céntrica plaza madrileña en 1936. Logró sobrevivir ala Guerra Civily a la profunda remodelación urbana de los años ochenta. La botella de fino con chaquetilla de torero, sombrero cordobés y guitarra española era ya un símbolo reconocible de la ciudad, a la altura de la Cibeles o la Puerta de Alcalá.

La condición icónica de Tío Pepe está fuera de duda. Se trata de una de las imágenes españolas más reconocidas en el extranjero. Su originalidad ha atraído y servido de inspiración a numerosos artistas, incluyendo al mismísimo Pablo Picasso. La fama de la botella de Jerez se disparó cuando en 1935 se encargó aLuis PérezSolero vestir y personificar el producto para celebrar el centenario dela marca. Hoyfactura 193 millones de euros anuales (datos de 2012), el 60% fuera de España.

Cronología

1835. Manuel María González Ángel (1812-1887) emplea todos sus ahorros en abrir una bodega en Jerez de la Frontera (Cádiz), decidido a hacerse un lugar en el próspero y pujante negocio del vino. Le asesora en la aventura su tío José Ángel de la Peña (de él sacaría el nombre de su vino insignia: Tío Pepe).

1839. Desde un primer momento se centra en exportar su producción a Reino Unido, país en el que se tiene querencia a los vinos de Jerez. A los cuatro años de empezar, la bodega de González Ángel ya está colocando 406 botas.

1855. Robert Blake Byass, un comerciante con el que González se asoció para distribuir su producto en Reino Unido, se convirtió en socio de la compañía tras llevar 11 años siendo el distribuidor exclusivo en el país.

1870. La compañía se pasa a llamar Bodegas González & Byass. Nueve años antes había fallecido Juan Bautista Dubosc, encargado de la apertura de mercado en el continente y cuyo apellido figuraba también en el nombre de la empresa.

1935. Luis Pérez Solero recibe el encargo de diseñar un logotipo especial para celebrar el centenario de la compañía. A Solero se le ocurre vestir la botella con una chaqueta de torero, un sombrero cordobés y una guitarra española. El logotipo fue un éxito, y en la actualidad es estudiado en las escuelas de publicidad.

1963. La compañía construye la Gran Bodega Tío Pepe, insignia de la casa. Tres plantas, techada con cuatro bóvedas de hormigón y una capacidad para 30.000 botas.

1972. Este año se levanta la Bodega de Las Copas, con capacidad para 60.000 botas y una nave de vinificación capaz de un millón de kilos de uva diarios.

1988. Tres años después de celebrar el 150 aniversario de la empresa, la familia González se hace con todas las acciones de la familia Byass. En la actualidad, los González controlan el 95,71% de la compañía. Mercian Corporation, de Japón, y Haecky Holding, de Suiza, completan la tarta accionarial. El grupo factura más de 190 millones de euros anuales.

Las bodegas González Byass, con sede en Jerez y cuyas enseñas son, además de Tío Pepe, las marcas de brandy Soberano y Lepanto, tienen más de 175 años de historia.Manuel MaríaGonzález Ángel, fundador de la compañía, nació en plena Guerra de Independencia (1812). Asesorado por su tíoJosé Ángelde la Peña (que le daría nombre al fino),Manuel Maríafundó la empresa en 1835.

Con miras al extranjero

Desde un primer momento tuvo claro su vocación exportadora. Ese mismo año vendió diez botas en Londres, que serían 62 el curso siguiente y que para 1839 ya eran 406. Fruto de su buena implantación en el mercado británico fue la asociación de González con la firma inglesa Byass & Charington, comerciantes consolidados en las islas y compradores de sherry. En 1851 pasaron a ser los vendedores exclusivos de las bodegas en Gran Bretaña, y en 1855 Robert Blake Byass se incorporó como socio a la compañía española.

Al mismo tiempo, el negocio empezaba a expandirse por Francia, Alemania y Rusia. En 1856 González Byass ya es la primera exportadora de vinos de Jerez, con un volumen de 3.885 botas (el equivalente a más de 2,5 millones de botellas).

El crecimiento de las ventas exigió aManuel Maríacomprar más viñas y diversificar su producción. Ya habían comprobado que el fino de Jerez agradaba al paladar británico: había que probar con nuevos productos potencialmente exportables. No tardó en lanzarse al mundo de los aguardientes de vino, construyendo modernos alambiques. Aplicó al añejamiento del brandy la técnica tradicional de solera y de crianza empleada para el vino de Jerez. También decidió emplear botas envinadas para aportar ese matiz característico en el sabor y en el aroma del brebaje.

Uno de los secretos del éxito de la compañía ha sido su constancia. Nunca ha dejado de vender en la península, a pesar de las varias guerras civiles de las que ha sido testigo (las tres carlistas, además de la del siglo XX). La Constancia es precisamente el nombre de su primera bodega, a la que se le han ido añadiendo con los años varias hermanas. De mediados del siglo XIX son también Apóstoles, La Cuadrada y La Concha, diseñada esta última por el arquitecto francés Eiffel.

Hace apenas 30 años, González Byass se interesó por desarrollar vinos de calidad en las regiones con más tradición del país. En 1982 la firma compró Bodegas Beronia, de la denominación de origen Rioja, y un año más tarde incorporó a sus propiedadesla bodega Vilarnau, que elabora cavas y vinos de Penedés. Más recientemente, González Byass ha recuperado la tradición de vinos tintos de la provincia de Cádiz con Finca Moncloa, y en 2008 adquirió Viñas del Vero, la primera bodega por volumen de Somontano.

¿Qué futuro le espera a Tío Pepe? Su clara posición de dominio en el mercado mundial de vinos finos de Jerez hace difícil pensar que vaya a desaparecer, como ha sucedido (por el momento) con su mítico cartel luminoso de la Puerta del Sol.

El templo del fino recibe 250.000 visitantes al año

Las bodegas de Jerez de la compañía se han convertido en un auténtico punto de peregrinación para los aficionados al vino fino de la región gaditana. La sede histórica, que recoge toda la trayectoria de la firma, recibe 250.000 visitantes anuales, ávidos de asistir a catas y conocer cómo se elabora el fino de Jerez. La impresionante nave central abovedada de la Real Bodega de la Concha es lo suficientemente grande como para albergar espectáculos equinos, cenas u otras celebraciones. Existe la posibilidad, de hecho, de alquilarla para eventos.

Se puede hacer lo mismo con los jardines y patios de Villa Victorina y Lepanto. También con Calle Unión, una vía que perteneció a la ciudad de Jerez hasta integrarse en la fisonomía de la bodega. Resulta especialmente remarcable pasear a la sombra de la parra que cubre la calle entre los meses de abril y octubre.

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