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El ahorrador debe ser más responsable

En España tenemos una cultura financiera muy conservadora y orientada al inmueble. Así que la mayor parte de personas cuentan con casa y con depósitos bancarios. A ello se añade que el ahorrador o inversor se ha sentido cien por cien dirigido durante esta crisis, sin capacidad de decisión. Se le ha estado llevando a depósitos. Pero ahora puede tener un papel mucho más activo en sus decisiones de ahorro o inversión. De hecho el ahorrador tiene que ser más responsable y emprendedor.

En este sentido quien ya está en fondos debe tener sentido de propiedad –es coparticipe de una comunidad de bienes- y quien no los conoce debe considerarlos entre las alternativas, por ser más eficientes. Ello no quiere decir que sustituya todos sus depósitos por fondos, sino que acepte la complementariedad. Para ello dispone de acceso a asesoramiento para la creación de su cartera –un servicio en muchos casos totalmente gratuito-.

No en vano en los últimos cuatro años la industria financiera española ha pasado de 2.000 o 3.000 profesionales certificados a más de 10.000. Más aún, la industria de fondos ha implantado durante la crisis muchísimas mejoras, con fusiones de gestoras, racionalización de productos, simplificación de gamas y especialización de asesores. Las entidades financieras españolas han invertido en formación y capacitación profesional en redes y están mejor preparadas que nunca, en óptimas condiciones para poner los fondos de manera universal a disposición de ahorradores e inversores.

Además, especialmente con la crisis, el ahorrador debe saber que no todo es sabor local. Su menú puede dejar de ser básico, pues, mediante fondos, tiene a su disposición todos los ingredientes internacionales. Es el caso de deuda empresarial grado de inversión y de alta rentabilidad y deuda emergente, en dólares y moneda local.

De hecho durante la crisis se ha ahorrado mucho y, al calor de rentabilidades pasadas, se ha sentado la base de la demanda futura. Es el caso de la deuda emergente, que en 2012 proporcionó una rentabilidad de casi 16,5% y que, a diferencia de la deuda de países desarrollados, es de países con una coyuntura macroeconomía positiva y menor riesgo –calificación crediticia grado de inversión y perspectiva de mejora-.

Sin embargo la cultura previsional en España es nula, atribuible a las garantías del Estado en pensiones. De hecho más que de modelo, debemos tratar de cultura. En este sentido el progreso debe ser posible mediante fórmulas sencillas, como dedicación de un porcentaje mensual de la nómina a completar la pensión pública. Hay que tener en cuenta que el sistema de Seguridad Social, de beneficio definido, es insostenible a niveles actuales, aunque la transparencia no sea políticamente aceptable.

En otros países se han implantado con éxito sistemas de capitalización individual, que se están completando con un pilar solidario -pensión mínima garantizada para la población más desfavorecida-. A partir ese mínimo, conocido, es posible construir un sistema privado a largo plazo, que, además de fondos de pensiones puede estar formado por fondos de inversión. Ambos deben permitir construir, de forma activa, un nivel de pensión suficiente, no sujeto a vaivenes políticos.

Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam.

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