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Columna
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La ruleta suiza

Cuando el fiscal tiene un caso potente, los abogados de la defensa suelen aconsejar cooperar a cambio de una sentencia menos dura. El Gobierno suizo parece proponer una negociación similar en su acuerdo con Estados Unidos por encubrir la evasión fiscal de los bancos privados.

La postura de los bancos suizos ante el país norteamericano ha sido insostenible desde 2007, cuando Bradley Birkenfeld, antiguo trabajador de UBS, entregó unos valiosos datos. El 29 de mayo, el gobierno anunció un nuevo proyecto de ley para hacer frente al problema. Permite a los bancos suizos compartir datos estadísticos dándoles la opción, pero no la obligación, de llegar a un acuerdo con Estasos Unidos.

A los 14 bancos privados que están bajo sospecha en ese país les pilló por sorpresa, pero parece que lo han empezado a asumir debido a las circunstancias. Los nombres de los clientes y los números de cuenta seguirán siendo confidenciales. Pero los bancos suizos pueden verse obligados a identificar a los abogados y contables que fueron cómplices en los planes de evasión. Sería Estados Unidos quien tendría que poner nombre a los sospechosos cuando se invoquen los acuerdos sobre doble imposición entre ellos y Suiza para pedir los datos bancarios. Además, tal como está redactado el borrador, el acuerdo de intercambio de información solo dura un año.

Las multas son inevitables, pero las primeras informaciones difundidas por los medios de comunicación apuntan a una suma de 10.000 millones de dólares que parece demasiado elevada.

El cierre del banco Wegelin en enero –después de pagar una multa de 58 millones de dólares– puede asustar a los rivales, pero para la mayoría, los tratos con Estados Unidos no serán más que un coste irrecuperable de pecados pasados. De cara al futuro, los bancos privados suizos tendrán que competir de manera que su labor sea legal no solo en Zug y Zurich, sino también en Nueva York y Washington.

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