Rubalcaba se adelanta al segundo rescate
El plan de Rubalcaba para rescatar la economía real con el dinero del MEDE es tan viable legalmente como complicado desde el punto de vista político. Por supuesto, no tiene ningún futuro si el Gobierno de Rajoy lo rechaza, como ya ha ocurrido. Pero aunque no salga adelante, la propuesta del líder de la oposición tiene la virtud de adelantar el debate sobre la segunda ronda de recapitalización bancaria con dinero europeo, que cada vez parece más inevitable.
Y es que las pruebas de esfuerzo que realizará el Banco Central Europeo durante el próximo verano serán mucho más exigentes, estrictas y detalladas que las dos anteriores (realizadas por la Autoridad Bancaria Europea). Y parecen llamadas a revelar otro agujero negro en la banca de la zona euro que, en el caso de España, podría requerir la utilización del remanente del préstamo del Mede (58.667 millones de euros de un total de 100.000 millones).
La disponibilidad de ese préstamo expira el 31 de diciembre de este año. De modo que durante el otoño, el Gobierno deberá decidir si consume otro tramo del préstamo (del que ya ha utilizado 41.333 millones) o lo deja pasar.
La propuesta de Rubalcaba anticipa que al menos se necesitarán otros 30.000 millones de euros para mantener en pie a unas entidades amenazadas por la escalada de la morosidad y la prolongación de una crisis que entra ya su sexto año consecutivo, una duración casi insostenible para cualquier sector financiero, por muy sólido que se encontrase.
Pero el líder de la oposición plantea una fórmula para lograr que la inyección de capital no se diluya de nuevo en los libros contables de las entidades, sino que llegue a los particulares y empresas que lo necesiten. Una recapitalización "preventiva", como la ha llamado Rubalcaba, que evitará a las entidades enfrentarse a un deterioro de sus balances como consecuencia de la interminable recesión.
Los méritos de la propuesta son discutibles, por supuesto. Pero nadie cuestiona que el fondo de rescate puede cubrir las necesidades presupuestarias de un país con independencia del destino de las partidas.
Y en ese sentido, si el Gobierno necesitara 30.000 millones de euros para financiar un plan de ayuda a las pymes y a las familias sobreendeudadas, nada impediría financiarlo a través del MEDE siempre y cuando España demuestre que no puede lograr ese dinero por otras vías en condiciones razonables.
Esta premisa es subjetiva y sujeta a la interpretación política del Eurogrupo, que puede concluir (o no) que los tipos de interés que paga España en el mercado son excesivos (de hecho lo son) y, por tanto, merece recibir un préstamo de la zona euro en mejores condiciones.
Si el préstamo saliera del actual rescate a la banca, como propone Rubalcaba, habría que renegociar el Acuerdo de asistencia financiera y el Memorándum de las condiciones asociadas al préstamo. Técnica y legalmente es posible. Pero como dijo ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, podría transformar un rescate parcial en un rescate total al estilo de Grecia, Portugal e Irlanda. Un desenlace que no es inevitable, pero al que Madrid prefiere no arriesgarse.
¿Bruselas dice no?
Fuentes de la Comisión Europea se apresuraron ayer a rechazar la propuesta de Rubalcaba. Aparte del silencio oficial, revelador de que la negativa no es tan tajante, habría que recordar que la Comisión no contribuye a la financiación del préstamo del MEDE a España. Y que si el Gobierno de Rajoy solicita un segundo tramo del préstamo, el visto bueno no le corresponde a Bruselas sino a los Gobiernos de la zona euro, porque el MEDE no es un instrumento comunitario sino intergubernamental.