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Ruta del Cava

Un “mousse de burbujas” en cada copa

No se equivoque. Ni la cocina española tiene nada que envidiar a la cocina francesa ni el cava catalán al champán francés. Casi medio millón de turistas visitan cada año en Cataluña el Penedès, donde la población Sant Sadurní d’Anoia lleva años ostentando la capitalidad del cava, un espumoso tan deleitante como su homólogo francés.

Rutas temáticas a pie, en globo y en bicicleta por los viñedos de la zona, promovidas por el Consorcio de Turismo del Penedès y por una gran cantidad de empresas centradas en el turismo enológico, y visitas guiadas a las bodegas más representativas ya cuelgan de las webs de las agencias turísticas de todo el mundo. La experiencia puede ser única: viñedos, historia, arquitectura, tradición y “un mus de burbujas, en boca”.

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Hay quien dice que el cava y su maridaje es un milagro. El sumiller Ángel González Garrido, formador oficial de cava del Instituto del Cava y del Centro Andaluz de Formación Integral de las Industrias del Ocio de Mijas (Málaga), está de acuerdo: “La mayoría de los cavas catalanes de entre 15 y 30 euros pueden competir perfectamente con los champanes franceses”.

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Bodegas como Llopart, con su cava Leopardi premiado internacionalmente; Rovellats y su espumoso Merlot, o Gramona, por la calidad de sus caldos, más sabrosos y con una menor agresividad de sus burbujas, son, según este sumiller, visitas imprescindibles también por la belleza de sus establecimientos y por el entorno. Una zona donde igualmente es obligado conocer el Centro de Interpretación del Cava (CIC), la fábrica de chocolate de Simón Coll y la iglesia románica Sant Benet d’Espiells (Sant Sadurní d’Anoia), o poblaciones como Vilafranca del Penedès.

CODORNÍU

Más de 450 años de historia rodean a esta bodega, que data de 1551, la primera en introducir el cava en España siguiendo el método tradicional del champán de la mano de Josep Raventós, en 1872. Diseñada por el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch y hoy monumento histórico artístico, recibe 95.000 turistas cada año. Las visitas por el conjunto arquitectónico, los jardines y las cavas más antiguas se hacen en tren eléctrico.

FREIXENET

Esta bodega centenaria, que germinó cuando Francesc Sala fundó, en 1861, la primera marca exportadora de vinos de Sant Sadurní d’Anoia, es una parada imprescindible. Archiconocida por sus campañas publicitarias, las visitas incluyen recorridos a las cavas del año 1922, a las de los setenta y los noventa en un pequeño tren, paseos por los viñedos, catas y maridajes. Viajar.com o paquetes como Freixetren complementan la oferta directamente gestionados por la bodega.

 TORELLÓ

Un solo día al mes abre sus puertas la bodega Torelló, que es visitada por unas 1.200 personas al año. Una oportunidad única que permite conocer la realidad de una finca vitícola, cultivada por la misma familia desde 1395, además de la arquitectura medieval de sus masías, Can Martí de Dalt y Can Martí de Baix. El itinerario por esta bodega, cuyos espumosos (solo reservas) han conseguido las puntuaciones más altas en la prestigiosa lista Parker, incluye la visita a los viñedos, el proceso de elaboración, el recorrido por la bodega de crianza y cata.

 RECAREDO

La ruta por las instalaciones subterráneas de Recaredo, en el mismo centro urbano de Sant Sadurní d’Anoia, es ya de por sí un atractivo. Fundada en 1924 por Josep Mata Capellades, esta bodega elabora solo cavas brut nature de añada, con crianzas de entre 10 a 30 años con viñedos propios ecológicos y biodinámicos. Fieles a la tradición, la larga crianza de sus cavas se lleva a cabo con tapón de corcho natural, el aclarado de las botellas en los pupitres es a mano y el degüelle se hace manualmente sin congelación, un auténtico oficio artesanal. Turó d’en Mota es una de sus joyas.

l SEGURA VIUDAS

Cuando hace 40 años Segura Viudas cogió el testigo de las tierras que hoy configuran la heredad, ya sabía que se enfrentaba a una tradición vitícola centenaria avalada por los vestigios medievales de las edificaciones supervivientes en la masía. Abrigada por el macizo de Montserrat, esta bodega, la primera en recibir el premio Gran Vinitaly, organiza visitas que acercan al proceso de elaboración y a la masía, del siglo XII.

l CAVA EMOTIONS

Meterse en la piel de un viticultor y participar en las labores de elaboración, desde la viña hasta la bodega, donde además de catar, abozalará, degollará y etiquetará el espumoso, es una de las actividades estrella de esta empresa, que también hace rutas en bicicleta, senderismo o tours ecológicos en la zona.

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