Tregua nominal pero el ajuste continúa
El grado de tolerancia de Bruselas dependerá del nuevo plan nacional de reformas España deberá recortar otros dos o tres puntos el déficit estructural
Las cifras de déficit y deuda publicadas ayer por Eurostat confirman que España, como la mayor parte de la zona euro, ha realizado un esfuerzo enorme para ajustar sus cuentas públicas... y que ese esfuerzo está lejos de haber concluido.
Ahora falta por decidir el plazo para realizar el ajuste pendiente, que para España podría prolongarse hasta 2015 o, más probablemente, hasta 2016, con cuatro años de retraso sobre el calendario previsto inicialmente.
La nueva prórroga (la tercera que se concede a España desde que superó en 2008 el límite de déficit del 3% del PIB) se suma a las de Portugal (2014), Irlanda (2015) o Grecia (2016) y a la que necesitarán Francia o Bélgica, que también han incumplido sus objetivos.
La Comisión Europea ya indicó hace meses que concederá esas prórrogas a todos los países que adopten medidas de contención del gasto y reformas para agilizar su economía.
En el caso de España, Bruselas concretará a finales de mayo el nuevo calendario. Pero ayer ya dejó claro que su grado de tolerancia con los números rojos dependerá del plan nacional de reformas que presente el próximo viernes el Gobierno de Mariano Rajoy.
Y el organismo comunitario ha puesto muy alto el listón, con un reciente informe sobre los desequilibrios macroeconómicos que sufre España en el que reclamaba una profundización de la reforma laboral, una revisión del cálculo de las pensiones, una drástica liberalización del sector servicios y un incremento de la carga impositiva por vía indirecta y medioambiental.
A cambio, Bruselas se olvidará temporalmente de los objetivos nominales de déficit, que marcaban para España un 4,5% este año y 2,8% el próximo. Pero esa tregua “nominal” no pone fin al proceso de ajuste estructural. Al contrario.
La CE desea recortes de gasto permanente, que consoliden en 2014 el 5,2% de reducción del déficit estructural que España parece haber logrado durante 2012 y 2013..
Para lograrlo, España debería realizar el año que viene una reducción del déficit estructural de dos o tres puntos porcentuales, en función de la caída del PIB que registre.
Las medidas aprobadas hasta ahora (como la congelación de la oferta de empleo público o la restricción de las jubilaciones anticipadas) apenas suponen un impacto presupuestario de medio punto en un ejercicio en el que expiran los incrementos impositivos aprobados el año pasado (como el del IRPF).
La titánica tarea que España aun tiene por delante se encuentra más avanzada en el conjunto de la unión monetaria, donde este ejercicio podría lograse ya un déficit público por debajo del 3% del PIB. Pero la deuda aún no se ha estabilizado y supera ya el 90,6%
“La consolidación [presupuestaria] sigue siendo necesaria”, señaló ayer el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, pero admitió que “su ritmo se está relanzando”.
El departamento de Rehn intentará en las próximas semanas adaptar ese ritmo a la coyuntura de cada país, siempre y cuando no se ponga en peligro el objetivo general de poner a coto al crecimiento de los números rojos. “No lo hacemos por ideología sino porque es la única forma de recuperar un crecimiento sostenible”, insistió ayer un portavoz de la CE. “Cuanta más deuda se acumula menos dinero hay para estimular la economía”.