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La realidad no solo se impone en Chipre

Los problemas fiscales no se reducen, por el contrario aumentan y, para colmo de males, afectan a actores que hasta ahora han tenido una relativa "patente de corso" para aparentar estar al margen de los acontecimientos que ocurren en la UME. El gobierno de Cameron, tras sobre-optimistas previsiones de crecimiento y falacias monetarias se debe enfrentar a la realidad: no ha logrado controlar el déficit público. Y eso que su economía crece (poco, pero no decrece como en España, Italia, Grecia o Portugal), los tipos de interés de la deuda soberana está en mínimos históricos y cuentan con el análisis benevolente de buena parte de las casas análisis económico, medios de comunicación especializados y agencias de rating.

Presupuesto tras presupuesto, el gobierno no ha hecho más que aplazar el recorte del déficit y, en un síntoma de reconocimiento de la derrota, en el último (presentado hace apenas unas semanas) traslada el objetivo de 3,0% en el ejercicio 2017-18 (ver gráfico).

Cuando la atención de los medios de comunicación, analistas económicos y la agencias de rating estaban casi en exclusiva en el Sur de Europa, ahora nos damos cuenta de que en las supuestamente virtuosas economías anglosajonas, nada se ha hecho por reducir el principal obstáculo económico: un sobredimensionado sector financiero (como mínimo en la proporción del de Chipre, Irlanda o Islandia) cuyos problemas han sido absorbidos por un sector público que no logra recortar lo suficiente su déficit público; esperando que la "ilusión monetaria" creada por un banco central (con claras intenciones de incentivar la inflación y debilitar sus divisas) haga más llevadero el verdadero y único problema: un exceso de deuda (pública y/o privada) incompatible con el crecimiento económico.

Esta semana se ponen en marcha en el Reino Unido una serie de recortes del gasto público que supondrán un ahorro de 18.000 Mill.£ (21.500 Mill.€) cuya carga recaerá en la clase media que va a ver reducido su poder adquisitivo en unas 900£ (1.065€) y consistente en la reducción de las ayudas sociales y aumentos de impuestos. Algo que no se diferencia en nada de las políticas que se están llevando a cabo en resto de países del Sur de Europa (intervenidos o no) y aquejados del mismo mal: endeudamiento excesivo.

El creciente descontento social (éste fin de semana ha habido protestas en más de 50 ciudades del Reino Unido) por los recortes continua siendo aprovechado por la oposición, pero la debilidad interna del actual Primer Ministro (empujado por el ascenso del partido UKIP y una rebelión dentro del suyo) lo arrastra al precipicio.

Se imponen las quitas de la deuda. Porque desengañémonos, el final de este viaje será reconociendo todos, que las deudas no se pueden pagar. Quitas "nominales" (a través de inflación y devaluación de divisas) es la respuesta de los anglosajones en contraposición a quitas "reales" (a través de ajustes internos en la economía real) en la UME. Las primeras mantienen la ficción de honestidad del deudor, pero destroza el discurso de supuesta superioridad económica que han sostenido los anglosajones durante toda la crisis, las segundas suponen una tensión social que puede dar al traste con el plan de "aterrizaje en la realidad" si no se sabe gestionar correctamente la situación. Para que ello funcione, acreedores y deudores deben aceptar, con humildad, sus respectivos papeles en la gestión de la crisis y en la solución de la misma.

El tsunami de la crisis está pasando a su siguiente y brutal etapa. No va a quedar títere con cabeza.

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