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El 43% de los depósitos son de más de 500.000 euros

El ADN bancario, principio y fin de la crisis de Chipre y su contagio

La estructura del pasivo bancario hace de la isla un caso único que marca distancias. Los 5.800 millones que la isla tiene que conseguir que equivalen al 32% del PIB.

Una mujer saca dinero del cajero de un banco en Chipre
Una mujer saca dinero del cajero de un banco en ChipreKATIA CHRISTODOULOU (EFE)
Nuria Salobral

El rescate de Chipre ha echado por tierra uno de los paradigmas que aún se mantenían en pie desde el inicio de la crisis en la zona euro. Por primera vez, y después de los rescates de Grecia, Irlanda, Portugal y, aunque concentrado en la banca, de España, la ayuda de Bruselas a Chipre contempla que los ahorradores contribuyan con gran parte de su coste. En concreto 5.800 millones de euros que equivalen al 32% del PIB, en un país en el que el sistema financiero supone siete veces la riqueza nacional, una desproporción que supera al desastre financiero de Irlanda, el otro país de la zona euro que quedó devastado por su gigante sistema bancario.

Chipre intenta ahora a toda costa negociar un nuevo plan de rescate que rebaje el sacrificio de los ahorradores con depósitos de menos de 100.000 euros, la cuantía máxima que quedó protegida con carácter general al inicio de la crisis por el Fondo de Garantía de Depósitos. La búsqueda de una alternativa resulta de la rotunda negativa del Parlamento chipriota a aceptar que los pequeños ahorradores también tengan que pagar el impuesto con el que se sufragará casi un tercio de las necesidades de la economía chipriota para evitar la quiebra.

Pero, pese a las distintas opciones que se estarían barajando como alternativa a esos 5.800 millones que deberían aportar los ahorradores, todos los caminos conducen finalmente a los depósitos. La ausencia de otras vías alternativas –y realistas– con las que lograr una rápida financiación y las peculiaridades del sistema financiero chipriota son los argumentos por los que los expertos esperan un nuevo acuerdo que se apoye igualmente en los depósitos y que no se contagie al resto de ahorradores de la zona euro, al menos en el corto plazo.

El diseño del rescate a Chipre va al hueso del sistema, una vez que otras fuentes financieras con las que costear su financiación ya se agotaron. En el rescate a la banca española –equivalente al 4% del PIB– los accionistas y titulares de preferentes y deuda subordinada deben asumir pérdidas y financiar con ello parte de la ayuda. La cotización de la banca chipriota ya está esquilmada y el sector apenas ha emitido deuda con la que sostener su particular burbuja de crédito. Apenas 1.700 millones de euros en deuda sénior que son una gota de agua en el gigante mar del sistema financiero del país, que se ha apoyado en una base de depósitos de casi 70.000 millones de euros, gracias en gran medida a la incesante entrada de capital extranjero al calor de una benévola fiscalidad.

“Chipre es el cuarto país del mundo con mayor número de compañías navieras registradas, que domicilian en el país una parte importante de su actividad”, apunta Álex Fusté, economista jefe de Andbank. Un elemento que explica la afluencia de ahorro extranjero, donde el capital ruso tiene un papel importante, con un volumen de depósitos de 20.000 millones de euros. Se trata además de una base de depósitos no financiera, es decir, no procede de la inversión de otras entidades bancarias, una característica que marca diferencias entre el sistema financiero chipriota y el resto de la zona euro. 

Barclays señala que los depósitos no interbancarios, especialmente aquellos procedentes de fuera de la UE y de corporaciones no financieras, tienen un peso muy elevado, incluso en comparación con Irlanda y Luxemburgo, dos países con larga tradición de afluencia de inversores por sus incentivos fiscales. La firma británica añade que el 31% de los depósitos chipriotas son de corporaciones no financieras, con un volumen de 21.370 millones de euros, frente al 51% que representan los ahorradores particulares, tanto nacionales como extranjeros. Además, el 43% de ese ahorro corresponde a cuentas por un importe superior a los 500.000 euros, una cifra propia de los grandes patrimonios y muy lejos del máximo que cubriría el Fondo de Garantía de Depósitos en caso de insolvencia de la entidad, que no de la aplicación de un impuesto, tal y como se ha planteado el rescate.

La banca chipriota no cuenta apenas con emisiones de deuda a las que aplicar una quita y sí en cambio con una amplia base de depósitos que permitió la financiación del sector. “La estructura del pasivo es muy diferente en España, donde los depósitos no tienen tanto peso”, añade Fusté, para quien en Chipre se llegaría mucho antes a los depósitos si se atiende al orden clásico de prelación en el caso de una suspensión de pagos, sin apenas deuda de por medio. “En países como España o Portugal la línea roja está en la deuda subordinada”, añade. El límite más allá del cual, en su opinión, no se esperaría una quita. El recurso de Chipre a un impuesto sobre los depósitos es en todo caso menos gravosa para el ahorrador que un posible abandono del euro, que supondría una depreciación de la divisa chipriota en un 40%, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, añaden en Andbank.

Precedente para el largo plazo

El desenlace al caos chipriota pasa, según la mayoría de los expertos, por el impuesto sobre los depósitos. Ya sea en mayor o menor medida. Y si bien los análisis que estos días hacen entidades como Morgan Stanley, Barclays o Bank of America no contemplan el contagio en cadena de una fuga de capitales a otros países europeos como escenario central –gracias en gran medida a la existencia del mecanismo de compras del BCE, ausente en otros capítulos de la crisis–, sí advierten que el camino abierto en Chipre puede dejar consecuencias más adelante. “En el largo plazo puede sembrar dudas sobre la estrategia de la zona euro en materia de reestructuraciones”, apunta Bank of America. Morgan Stanley recuerda que el apoyo actual con que cuenta el rescate de Portugal termina en un año y el rescate griego podría necesitar cambios en cuanto a importe o duración. Por lo que el canal de contagio que abren los depósitos chipriotas es “potencialmente importante”, advierte.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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