Ajustes inevitables (I).
Mucho se habla de los resultados de las elecciones italianas y del probable gobierno débil si no prevalece la iniciativa del Presidente de la Republica por un ejecutivo más técnico.
Una pregunta que nos podríamos hacer es ¿qué pasa en EE.UU? Por increíble que parezca el país está funcionando sin un presupuesto aprobado. Antes del 1 de octubre de 2012 habría que haber visado un programa de ingresos y gastos y la realidad es que la división de las cámaras lo impidió. Bien es cierto que es una realidad más frecuente de lo habitual, pero también es un claro reflejo de la debilidad institucional existente. Muy probablemente en otras economías ya hubiera supuesto esa incertidumbre una marcada rebaja del rating. ¿Cómo funciona la Administración entonces? Pues se llegan a pequeños acuerdos dentro del año, denominados “Continuing Resolution” para que puedantrabajar las distintas agencias. ¿Cuál es el vencimiento del actual “Continuing Resolution”? El próximo 27 de marzo.
¿Qué pasa si no hay un nuevo acuerdo o una prórroga? El gobierno entraría en un cierre administrativo (“Shutdown”). Lo cierto es que este escenario último no es en modo alguno descartable sobre la base de que los republicanos cada vez están supeditando más la aprobación de las partidas presupuestarias a la conformación de un fuerte plan de recorte de gastos.
Salvado este escollo la Administración tendrá que aprobar el complicado trámite de elevación del límite de la deuda (suspendido hasta el 18 de mayo, después de que no se lograra un acuerdo a finales del año pasado para elevarlo). Según nuestros cálculos, a esa fecha el límite de la deuda habrá sido sobrepasado el algo más de medio billón de dólares, por lo que una falta de acuerdo para ampliarlo (o suspenderlo nuevamente) situaría al ejecutivo en una situación de ilegalidad.
No sabemos con qué escenario quedarnos. Ninguno de ellos es positivo. El primero llevaría a un nuevo descontrol del nivel de endeudamiento, ya en una situación insostenible[1], el segundo a poner de manifiesto la parálisis institucional del país (que extrañamente viene siendo directamente proporcional a nuestra incapacidad/miedo para verbalizarla) y el tercero llevaría a medidas que arrastrarían a la economía a la recesión.
¿Es alguno de ellos un escenario sólido para generar las bases de un crecimiento a largo plazo? El primero alargaría la fantasía de que nada ocurre alentando la “huida hacia ningún lugar” en la que viven sus autoridades desde que estalló la crisis mientras que, por el contrario, los otros dos aunque dolorosos (e inevitables), significan un “aterrizaje en la realidad” imprescindible para acometer los retos a los que se enfrentan la sociedad americana.
Grecia, Irlanda, España, Italia, Francia, no están solas. Japón, Reino Unido y posteriormente Estados Unidos necesitaran ajustes y un cambio de modelo económico que implicará menores niveles de consumo y un empobrecimiento relativo de su población.
La realidad es que sus niveles de endeudamiento de todos ellos son incompatibles con el crecimiento. Artilugios contables no harán que la realidad sea distinta[2].
NOTAS: