Diferentes formas de medir riesgos
El primero de los dos estudios sobre los ratios de capital de los bancos realizado por Basilea confirma lo que muchos inversores han sospechado durante mucho tiempo: las entidades llegaron a conclusiones muy diferentes sobre los riesgos de una misma cartera de activos comerciales. Pero Basilea también ha encontrado que los supervisores difieren en su conservadurismo. Para restaurar la fe en el capital bancario ambos tendrán que ajustsarse.
Los ratios de capital de los bancos se basan en dos cifras clave: la cantidad total de capital y el tamaño del balance, ajustados al riesgo. Desde la crisis, la última vara de medir -los conocidos como activos ponderados por riesgo (RWA por sus siglas en inglés)- ha estado cada vez más cuestionado.
El estudio de Basilea, utilizado para medir el capital que los bancos necesitan conservar ante activos comerciales, es revelador. Para BNP Paribas, los RWA representaron el 10% de los activos negociables en diciembre de 2011. Para UniCredit, la cifra era del 80%. Parte de ello se debe a que los bancos tienen diferentes tipos de activos. Pero la escasez de información pública hace que sea imposible de adivinar para los inversores o para cualquier persona de fuera.
En un intento por aclarar la confusión, los reguladores de Basilea pidieron a 15 bancos que ejecutaran una hipotética cartera mediante sus modelos de riesgo, y que calcularan cuánto capital tendrían que conservar contra esas posiciones. Uno de los bancos llegó a una cifra de 13.500 millones de euros. Otro concluyó que necesitaría dos veces más. La diferencia se explica en que algunos bancos utilizaron los modelos de Basilea para calcular los RWA, mientras que otros usaron los suyos. Pero los reguladores también son culpables. Todos requieren que sus bancos multipliquen por al menos tres veces cualquier requerimiento que se salga del cálculo de los RWA. Pero algunos de ellos aplican un factor de 5,5 veces para los mismos activos.
Basilea tiene dos tareas. Tiene que exigir a los bancos que apliquen los mismos modelos de riesgo, pero también tiene que cambiar los reguladores. Si se convirtieran en uno solo se aseguraría una mayor consistencia. Mientras, los inversores continuarán siendo escépticos.