Los fondepósitos, reducto de rentabilidad para el inversor particular
Los límites a la remuneración de los depósitos no afectan a las inversiones en este producto por parte de las gestoras de fondos, que aplican en los fondepósitos comisiones que oscilan entre el 0,25% y el 1%. El riesgo de la cartera en que invierte este tipo de fondos se mide en la solvencia de los bancos. Y a mejor rating, depósitos menos rentables.
Una petición verbal del Banco de España a las entidades financieras ha sido suficiente para revolucionar el panorama del ahorro en España. La banca deberá limitar la rentabilidad de sus depósitos si no quiere verse penalizada donde más duele, en las exigencias de capital. Pero la restricción va a concentrarse en el ahorro de los particulares y no afectará a las gestoras, que no van a dejar escapar la ocasión de seguir disfrutando de las mejores rentabilidades que sea capaz de ofrecer la banca en sus depósitos y que, al menos de forma indirecta y no con la intensidad de antes, podrán trasladar a su vez al pequeño inversor.
La fórmula está en los denominados fondepósitos, fondos de inversión que invierten al menos la mitad de su cartera en depósitos bancarios a corto plazo y que en 2012 han llegado a ofrecer rentabilidades cercanas al 4%, en línea con las remuneraciones más en vanguardia de la guerra del pasivo, ahora pacificada por el Banco de España. A diferencia de la contratación directa del depósito, el inconveniente para el cliente particular está en la comisión que ha de pagar a la gestora por invertir en el fondepósito y en que no va a conocer la rentabilidad de su inversión de antemano. Dependerá de los depósitos en los que decida invertir la gestora y, dentro del riesgo controlado que supone esta apuesta de inversión, de la calidad crediticia del banco.
Las rentabilidades de los fondepósitos a cierre de 2012 oscilaron entre el 3,92% logrado por el producto de Espírito Santo y el 1,25% y 1,6% de los fondepósitos de Geescoperativo y DWS Investments, según datos de Lipper. La diferencia radica en la elección de las entidades financieras. Así, los depósitos más rentables son los que hasta ahora han ofrecido los bancos nacionalizados -los más apremiados para captar liquidez y retener al cliente en medio del deterioro de su reputación- o los que ofrecen las sucursales de entidades extranjeras radicadas en España como Espírito Santo o ING Direct y que, al no estar sujetas a la supervisión del Banco de España, siguen teniendo el campo libre para remunerar los depósitos.
Por el contrario, los fondepósitos con rentabilidades más modestas son los que han apostado por dar prioridad a la solvencia de las entidades emisoras, sacrificando rentabilidad y a pesar de que el sector financiero español haya quedado ya completamente recapitalizado gracias a las ayudas por más de 40.000 millones de euros recibidas de Bruselas. Es el caso del DWS Fondepósito Plus que comercializa Deutsche Bank en España. En la propia entidad reconocen que, pese a lo modesto de su rentabilidad -no llega al 2%-, el fondo ha despertado el interés del grupo, que desea facilitar su venta también en el mercado alemán y suizo.
Muestra de la apuesta por entidades solventes es también el fondepósito de Sabadell, que dedica cerca del 20% de su cartera a depósitos de Banca March, la entidad más sólida del sistema financiero español, con un ratio de capital del 27,5% a junio. Aun así, el folleto del fondo reconoce un perfil de riesgo medio, que no podría esperarse en principio de una inversión tan conservadora como un depósito pero que resulta de la combinación de depósitos de entidades con distinta calificación financiera. "Hay que tener en cuenta la calidad media del rating de las entidades que han de responder por los depósitos, el grado de concentración de la inversión, que en un fondepósito se reparte habitualmente en menos emisores que en un fondo de renta fija, y las comisiones", explica Juan Manuel Vicente Casadevall, experto de Kessler y Casadevall EAFI.