Jugando con la arquitectura
Talleres infantiles de arquitectura para superar la crisis y fomentar el urbanismo sostenible tras la burbuja
Mientras Julia instala dos ventanales de colores, Pablo monta un ventilador de pared entre unas literas y Kiril opta por algo más innovador, una cama voladora. No se trata del último proyecto de un estudio de arquitectura al uso. Julia, Pablo y Kiril tienen cuatro, nueve y siete años, sus materiales de trabajo son esponjas, envases reciclados o papel de charol y están plasmando en una caja de cartón su cuarto ideal, después de haber recibido unas nociones básicas y de visitar virtualmente una de las habitaciones más famosas, la de Van Gogh.
Así transcurre la primera clase de un taller de Chiquitectos, un proyecto lúdico y educativo para despertar en los niños el interés por la arquitectura, la ciudad y el desarrollo sostenible. Su creadora y directora, Almudena de Benito, optó por conjugar sus dos pasiones, niños y arquitectura, ante el panorama desolador que se encontró cuando, tras una baja por maternidad, quiso reincorporarse a la actividad que había ejercido durante una década en estudios nacionales e internacionales. "La burbuja inmobiliaria ha degradado el concepto de arquitectura que tras el boom solo se identifica con el negocio del ladrillo. Por eso creo que hay que volver a fomentarla desde la infancia", asegura esta madrileña que montó su primer taller en mayo de 2011 en un centro de ocio infantil.
Desde entonces, cerca de 1.300 chavales han pasado por sus cursos y ha incrementado su oferta como actividad extraescolar de colegios, guarderías y otro tipo de entidades, como la junta de compensación del barrio madrileño de Valdebebas, a través de la que ha impartido clases de urbanismo y arquitectura a estudiantes de seis colegios. Asimismo, ha empezado a estar presente en ferias especializadas, como Dabadum, o en eventos culturales como el Día de la Música de Madrid o los cursos de la obra social de Caja de Ávila.
En la primera mitad de 2012, Chiquitectos ha duplicado el número de alumnos y ha incrementado un 55% la facturación del año pasado y aunque aún no puede ni pensar en contratar a alguien, "sí que estoy mirando currículos para poder contar con algún colaborador y si fuera socio, mejor", explica.
Proyectos no le faltan para ampliar su catálogo, que incluye talleres de un día (de entre hora y media y dos horas) y programas temáticos mensuales, trimestrales y anuales. Sus próximos retos pasan por participar en el grupo de trabajo del Colegio de Arquitectos de Madrid para promover la enseñanza de la arquitectura y en el programa educativo de la Central de Diseño (Dimad).
Sin moverse del sofá
El juego es la base de trabajo de Chiquitectos, "porque es la manera que tienen los niños de conocer el mundo", afirma su directora, pero sus talleres también se valen de las nuevas tecnologías para descubrir la arquitectura de ese mundo. A través de Google Earth, los alumnos de Almudena de Benito han viajado a Ámsterdam para visitar el Museo Van Gogh o a África para construir un poblado de cabañas de adobe y paja.Otras herramientas, como Street View y Skype, les permiten conectar con pequeños arquitectos de diferentes ciudades para explorar otros entornos sin moverse del sofá o, en este caso, de la clase, y con la ayuda de cicerones de su misma edad y lenguaje. A través de esta iniciativa, ideada por el grupo mallorquín Arquitectives, los chavales de Chiquitectos han paseado por las calles de Barcelona, La Coruña, Santiago y Palma mientras sus compañeros han conocido los rincones más emblemáticos de la capital.