El pequeño inversor queda desprotegido ante la venta de convertibles
La nueva reforma financiera regula hasta el mínimo detalle el proceso de venta de participaciones preferentes con la intención de proteger al pequeño ahorrador. Sin embargo, no limita la comercialización de bonos convertibles, otro producto financiero de riesgo que expone a los inversores a pérdidas.
Las brechas en la normativa de los productos financieros de alto riesgo no quedan del todo cerradas con la tercera reforma financiera del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Tras el ruido levantado por los propietarios de preferentes que, en algunos casos cotizan por debajo del 50% del precio al que se vendieron, el Gobierno centra las nuevas restricciones en este producto. Sin embargo, deja al descubierto otros instrumentos complejos, como los bonos necesariamente convertibles en acciones.
La llamada Ley de folletos (24/1988) será modificada para obligar a las entidades bancarias a advertir de una forma clara e inconfundible de los riesgos de cualquier producto financiero que comercialicen entre sus clientes. Como ya señalaba la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), los folletos informativos deberán incluir un apartado destacado visualmente donde se especifiquen las diferencias entre el producto y los depósitos, y sus peligros.
Las limitaciones en la distribución de productos de inversión entre ahorradores minoristas quedan, en cambio, restringidas a las emisiones de preferentes. En este caso, el 50% del importe tendrá que ser vendido a clientes profesionales y la inversión mínima será de 100.000 euros para las entidades que no coticen en Bolsa, una cantidad de dinero de la que habitualmente solo disponen los inversores más sofisticados. El Gobierno ha asegurado a este periódico que esta semana dará más detalles sobre el borrador del real decreto sobre reestructuración bancaria y que se aprobará este viernes. Ese documento plantea la distinción entre preferentes y otros productos de alto riesgo.
Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Popular han ofrecido canjear preferentes por acciones propias o por bonos convertibles. Esta alternativa contrasta con la situación de los grupos nacionalizados (Bankia, Novagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia), que están sujetos a las restricciones de Bruselas a la hora de compensar a los tenedores de estos títulos de deuda subordinada.
Las convertibles son, en todo caso, productos con riesgo. Su valor está vinculado a la cotización de la entidad en Bolsa. Banco Popular, CaixaBank y Banca Cívica han aprobado ampliaciones de capital a lo largo de este año para ofrecer a los titulares de preferentes un canje por convertibles. En algunos casos, como Popular o BBVA, las convertibles se cambiarán al valor de mercado de las acciones en el momento de la conversión. Así, la posibilidad de perder lo invertido se reduce a la mínima expresión.
Los Valores Santander alcanzan su fecha límite
El pionero fue Banco Santander, que realizó en 2007 una emisión de 7.000 millones de euros obligatoriamente convertibles para comprar ABN Amro. Casi 130.000 clientes adquirieron este producto. Tras sucesivas ventanas de canje voluntario, aún quedan unos 550.000 Valores Santander -más de un tercio de los emitidos-, que deberán ser sustituidos por acciones entre el 4 de septiembre y el 4 de octubre de este año. Santander afronta con estas dos citas una ampliación de capital de más de 200 millones de acciones. Cada emisión valía 5.000 euros en el momento de su emisión, pero al ser un producto vinculado a la cotización de la entidad, su valor quedaría reducido, a día de hoy, a 2.116 euros. La entidad se ha hundido un 60% en Bolsa desde octubre de 2007.