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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inflación, déficit fiscal y pensiones

Los efectos del copago farmacéutico y la fuerte subida del IVA el próximo 1 de septiembre llevarán la inflación al menos hasta el 3% a final de año, según los expertos. Y ello pese a que la atonía de la demanda interna se ha convertido en un elemento moderador de esa subida. Los analistas auguran que apenas un 40% del aumento impositivo se trasladará finalmente a los precios. Pero ese porcentaje supone nada menos que un incremento de ocho décimas a final de año. No hay duda de que ello se notará de forma sustancial en el bolsillo de todos los españoles. Cada punto de inflación equivale a una pérdida de 5.000 millones de euros, lo que supone que a final de año esa cifra rondará los 15.000 millones. Un duro golpe para las economías familiares, castigadas por los efectos de la moderación salarial y, sobre todo, por la imparable caída del empleo. Si ese cálculo se confirma, a todo ello habrá que sumar también otra consecuencia: el impacto que el aumento de los precios tendrá sobre la actualización de los nueve millones de pensiones que existen en España.

Dado que el IPC interanual es el indicador que se utiliza para ajustar la revalorización de las pensiones -que a principios de año se lleva a cabo según la previsión de IPC, que en enero se fijó en un 1%- la subida de las pensiones a final de año sumará dos puntos más con cargo a 2012, es decir, unos 2.000 millones de euros. Una cantidad que se consolidaría en las prestaciones para siempre y que habría que repagar también en 2013. Pese a que se trata de una cantidad modesta, en estos momentos supone una carga insostenible para la Seguridad Social y un contratiempo presupuestario de cara al próximo ejercicio. De confirmarse esas previsiones de inflación, será muy complicado para el Gobierno llevar a cabo la revalorización de las pensiones, pese a que Mariano Rajoy ha hecho de ello un compromiso personal. El Ejecutivo podría mantener el IPC previsto a principios de año para actualizar las cuantías -es decir, no corregir los atrasos- o bien congelar las pensiones en 2013, a menos que decida echar mano del Fondo de Reserva.

La presión que el copago farmacéutico y la subida del IVA insufla a los precios es la consecuencia de un ajuste fiscal necesario y obligado, fruto del deber de cumplir con el objetivo del equilibrio fiscal. Pero esa presión al alza es de naturaleza muy distinta a la que está ejerciendo la inaceptable política de precios que todavía mantienen algunos sectores económicos, es el caso del turístico o el de la vivienda. A estas alturas y con una demanda interna en mínimos, la economía española no ha llevado a cabo de forma suficiente el ajuste -ni en salarios ni en precios- que la situación demanda. Un ajuste cuyo retraso no puede sino perjudicar no solo a familias y pensiones, sino a la tarea común de sacar a España de esta crisis.

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