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La intervención del BCE, la solución para evitar el rescate

La curva de tipos se rompe y los bonos a tres y cinco años superan el 7%

La rentabilidad del bono a diez años ya no es la única que se sitúa en el 7,5%. Todos los bonos a partir de los tres años han seguido el mismo camino y esta mañana empatan, con rentabilidades similares. Las dudas sobre un posible rescate crecen por momentos.

¿Punto de no retorno? La curva de tipos de interés de España se ha roto; de momento no se ha invertido, pero está a punto de hacerlo. Es decir, la deuda a medio plazo paga lo mismo que a largo plazo. Esto revela el miedo de los inversores a que el país pueda hacer frente a sus compromisos más inmediatos.

El rescate total a España con el que tanto se especula parece encontrarse a la vuelta de la esquina. La rentabilidad exigida a los bonos a partir de los tres años se sitúa en los mismos niveles que la de diez: en el entorno del 7,5%. Mientras, la de los dos años tampoco dista mucho de ello y esta mañana ronda el 6,6%. Lo lógico y habitual es que el mercado exija más interés a largo plazo que a corto, pues, de entrada, existe más peligro cuanto mayor sea el periodo al que se preste el dinero. Pero, como ya ocurrió primero en Grecia, después en Irlanda y por último en Portugal la curva se ha aplanado y, previsiblemente, acabará por invertirse. Miguel Paz, director de inversiones de Unicorp Patrimonio, advierte que esta situación es inquietante.

¿Qué significa esto? En este momento de gran inestabilidad la norma clásica de la curva de tipos se rompe y las inversiones realizadas a plazos más cortos pueden tener la misma o incluso mayor remuneración. Que las rentabilidades en los plazos más cortos superen o igualen a las de los plazos más largos es una alerta roja: el mercado desconfía de la capacidad del país para hacer frente a sus vencimientos más próximos. Es cierto que en los plazos ultracortos, como las letras a tres y seis meses colocadas hoy, es raro que se produzca un aplanamiento. El Tesoro ha vendido los títulos con tipos de interés del 2,4% a tres meses y del 3,7% a seis.

El BCE salió al rescate de Italia

La situación que se vive en la actualidad en el mercado de deuda español ya fue experimentada por otros países que incluso fueron testigos de cómo los tipos a corto y medio plazo superaban a los de largo. La solución para muchos ellos pasó por el rescate, pero no todos corrieron la misma suerte. Esto lleva a pensar que España al igual que ocurriera con Italia puede que finalmente, y a pesar de los numerosos rumores, no sea intervenida.

En noviembre de 2011 en pleno brote de la crisis de deuda, la prima de riesgo de Italia alcanzó el temido punto de no retorno, los 450 puntos básicos. Ese es el nivel en el cual la cámara de contrapartida LCH.Clearnet, el gran proveedor de liquidez para la banca con problemas, activa las alertas. En ese mismo mes, el país transalpino fue testigo de la inversión de su curva de tipos y las tensiones acabaron provocando la dimisión de su primer ministro, Silvio Berlusconi.

La pregunta ahora es: ¿por qué Italia no siguió los pasos de Irlanda y Portugal? La magnitud de la economía italiana, superior incluso a la española, hacía inviable una intervención justo en un momento en que Grecia atravesaba grandes dificultades. La solución pasó entonces por las manos del BCE. El actual presidente de la autoridad monetaria, Mario Draghi, acababa de llegar al poder y decidió abrir la mano. La institución monetaria se lanzó a la compra de bonos y en la reunión mensual del penúltimo mes del año anunció la puesta marcha de las subastas ilimitadas para la banca a tres años.

Sin embargo, a día de hoy el escenario es bien distinto. Mientras España e Italia mantienen una curva de tipos plana, otros como Grecia y Portugal continúan con la misma situación previa al rescate. Pero esto parece que no es motivo suficiente para que Draghi diga adiós a su política del puño cerrado. En concreto, y según los datos proporcionados por el propio Banco Central, ya son 19 las semanas en las que el BCE se ha mantenido de brazos cruzados sin comprar ni un solo bono, a pesar de las constantes peticiones efectuadas por analistas y dirigentes políticos. La sombra de Alemania, partidaria de la independencia del responsable de la política monetaria, se cierne sobre el resto de la eurozona, asfixiando las economías más débiles que asisten atónitas al repunte de sus diferenciales.

Cartucho en la recámara

El cartucho que todavía tiene España en la recámara es solicitar al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) que adquiera la deuda en el secundario que el BCE se niega a adquirir. La intervención del fondo de rescate en el mercado de deuda se estudia desde mediados de junio, cuando la petición de ayuda de España para la reestructuración de la banca disparó la desconfianza de los inversores. Pero ayer, por primera vez, la Comisión Europea sugirió abiertamente la puesta en marcha de ese tipo de intervención, informa Bernardo de Miguel desde Bruselas.

La excepción entre los países rescatados, Irlanda. En noviembre de 2010, claudicó acosado por el estallido de la burbuja inmobiliaria, ha sido el único que ha vuelto a encauzar la senda de la normalidad. Un año y medio después de su rescate sus tipos a largo plazo registran rentabilidades superiores a las de los plazos más cortos. Además, su bono a nueve años, el que se toma como referencia para calcular la prima de riesgo, se sitúa en niveles de anteriores a la recepción de la ayuda. En concreto este martes se sitúa en el 6,3%, frente al 7,5% del español.

No obstate, José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, advierte que la situación de Irlanda "no significa que vaya a pagar el 100% de sus deudas". Su déficit público sobre el PIB fue del 10% en 2011 y del 13% del Producto Nacional Bruto (PNB), que no tiene en cuenta los beneficios de las multinacionales que se aprovechan del paraíso fiscal y que es un indicador de capacidad de pago más apropiado. "El empleo cayó en 2011 y el FMI estima que seguirá cayendo en 2012 por lo que la economía sigue en recesión y aún le queda un duro ajuste fiscal por delante", señala José Carlos Díez.

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