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La reforma de la Mifid contempla la grabación de conversaciones del empleado y el cliente

La UE prevé reforzar la vigilancia en las oficinas tras el caso de las preferentes

La Mifid, la directiva europea diseñada para proteger al pequeño inversor, ha resultado ineficaz para prevenir la venta irregular de numerosas preferentes. Bruselas prepara una nueva directiva que refuerce el papel del regulador en la actividad de las oficinas, con medidas en estudio como la grabación de conversaciones o la comunicación obligada al cliente de los incentivos del empleado en la venta de un producto.

La UE prevé reforzar la vigilancia en las oficinas
La UE prevé reforzar la vigilancia en las oficinasThinkstock

La Directiva sobre Mercado de Instrumentos Financieros (Mifid), que entró en vigor en 2007 y por la que se comenzó a regular a nivel europeo la comercialización de productos financieros entre inversores minoristas, ha demostrado tener importantes lagunas que han obligado a la Comisión Europea a abordar su reforma. Las limitaciones de la Mifid se han puesto especialmente de evidencia en la comercialización de las participaciones preferentes por parte de la banca española, en la que los tribunales empiezan a ver una actitud fraudulenta, como recoge la denuncia de la fiscalía gallega en las preferentes de Novagalicia.

Fuentes comunitarias reconocen que la intensa polémica que rodea a la venta de preferentes en España ha llegado a Bruselas y se ha incorporado al debate en marcha sobre la reforma de la Mifid, que pretende dar mucha más profundidad a su objetivo último, la protección del inversor.

La irregular comercialización de las preferentes puso de manifiesto la limitación de los reguladores para influir en la realidad de lo que sucede en la red de oficinas. Y en su reforma de la Mifid, Bruselas estudia ahora dar un paso más allá. Sopesa introducir la posibilidad de que puedan grabarse las conversaciones en las sucursales entre el empleado y el cliente -aunque esto abre el inevitable debate sobre el derecho a la intimidad- y de que el empleado esté obligado a comunicar de entrada al cliente los incentivos que recibirá por venderle un producto concreto.

La Mifid ya obliga a las entidades financieras a explicar de forma detallada al cliente la figura de las preferentes, consideradas de acuerdo con los criterios de la directiva como un producto complejo. La entidad financiera debe realizar un test de idoneidad al cliente en el que verificar si su perfil de riesgo se adecúa a las características del producto de inversión. Sin embargo, la realidad ha demostrado la ineficacia de estos test, a la vista de que las preferentes llegaron a colocarse entre clientes sin cultura financiera alguna. Según declaró el presidente de la CNMV en el Congreso en su comparecencia del pasado mayo, "la institución detectó incidencias en los análisis de conveniencia de idoneidad, deficiencias informativas y advertencias insuficientes a clientes y conflictos de interés en la comercialización de preferentes".

Ese conflicto de interés es el que surge desde el momento en que una entidad vende un producto financiero que cotiza en un mercado secundario pero que es emitido por la propia entidad que lo vende, como las preferentes. La actual Mifid apenas incide en los incentivos que reciben los empleados de banca y esa es una de las lagunas que la reforma de la directiva pretende resolver, junto con el refuerzo de las facultades de supervisión y sanción de los reguladores -en este caso la CNMV española- para que pueda llegar a prohibir la prestación de determinados servicios financieros. Ese será el gran desafío regulatorio capaz de prevenir con eficacia que se repita en el futuro un caso como el de las preferentes. Y, según reconocen fuentes comunitarias, no será posible sin la colaboración de la industria con el regulador.

Las claves de la polémica

1 Aplicación de la Mifid. Las entidades financieras estaban obligadas a aplicar la Mifid en la comercialización de preferentes, consideradas un producto de inversión complejo, y a realizar por tanto un test de idoneidad al cliente en el que certificar si el producto se ajustaba o no a su perfil de riesgo.2 El papel de los bancos. La comercialización masiva de preferentes, que tuvo su punto álgido en 2009, sirvió al conjunto del sector financiero como fórmula con la que reforzar capital en plena crisis financiera, si bien este producto ha dejado después de tener consideración como recurso propio de máxima calidad. Pero la presión por mejorar la solvencia impuso una política de venta que a menudo pasó por alto el correcto asesoramiento del cliente y la transparencia en la información, hasta el punto de que su venta abusiva ha llegado a los tribunales.3 El papel de la CNMV. La institución ha abierto siete expedientes por comercialización irregular de preferentes y defiende que realizó las advertencias necesarias en los folletos de emisión del producto, que no han bastado para evitar los abusos.

El lento y tortuoso camino de las reformas regulatorias en Europa

La regulación del sistema financiero europeo avanza a paso de tortuga y son numerosas las tareas que se le acumulan a la Comisión Europea y que los reguladores nacionales aguardan para poner orden en sus respectivos mercados. La reforma prevista de la Directiva sobre Mercado de Instrumentos Financieros (Mifid) se cuece en paralelo a la de transparencia y a la de abuso de mercado, que debe arrojar luz sobre el oscuro mundo de los OTC (over the counter, por sus siglas en inglés), mercados de instrumentos financieros en los que las transacciones no pasan por ningún intermediario que ofrezca garantías de pago en las operaciones. Solo hay acuerdos bilaterales, por cantidades multimillonarias, que quedan por tanto ajenos a la supervisión de los reguladores.La Federation of European Securities Exchanges (FESE), que aglutina a las empresas que gestionan los mercados de valores y de la que forma parte BME, debatió recientemente en su convención anual, celebrada en Estambul, los desafíos que plantea al sector la actividad regulatoria europea en un entorno adverso para los mercados, con caída notable en los volúmenes de negociación y salidas a Bolsa desafortunadas, como la de Facebook o Bankia, capaces de ahuyentar a los inversores y sembrar la desconfianza sobre los mecanismos que rigen los mercados. Y en el sentir común de los participantes destacó la necesidad de recuperar la confianza del inversor, un ejercicio que se mueve en el difícil equilibrio entre una regulación más firme que dé las suficientes garantías para invertir en Bolsa y la libertad que reclama el sector para que prevalezcan las leyes del libre mercado y la apuesta por el crecimiento del negocio. Por parte de los reguladores, representados por la CE y el BCE, quedó la sensación de que la industria de los mercados financieros comienza a estar ligeramente más receptiva a las novedades regulatorias, que serían condición para lograr el objetivo común de recuperar la confianza del inversor.Sin embargo, el tiempo sigue siendo lento en el largo proceso de regulación de los mercados, que implica meses -cuando no años- de debates antes de dar a luz una directiva y que ahora va a encontrarse con la oposición del sector a la denominada tasa Tobin o tasa sobre las operaciones financieras que están dispuestos a aplicar nueve países de la zona euro.

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