Un mapa económico complejo y asimétrico
El Fondo Monetario Internacional dibuja un mapa económico frágil, complejo y asimétrico para 2012. Las previsiones económicas publicadas el pasado 24 de enero son concluyentes: la economía mundial podría crecer solo un 3,3%. La larga y profunda crisis de la zona euro acabó afectando a los países emergentes y en vías de desarrollo. Estos crecerán menos, un 5,4%, aunque China e India despuntarán con un 8,2% y un 7%. Debido a los distintos niveles de crecimiento entre las regiones, se acelerará el proceso de convergencia económica entre Occidente y Oriente, entre los países desarrollados y los emergentes. A su vez, se producirá en Occidente un preocupante desajuste: mientras la economía de EE UU se levanta, la UE no reacciona.
En Oriente, China e India seguirán siendo las dos grandes locomotoras mundiales que tiran de los demás países emergentes y en vías de desarrollo, favoreciendo a los productores y exportadores de recursos naturales de Asia, América Latina y África. Estos sacian las necesidades energéticas y alimenticias de los dos colosos asiáticos y de otros países desarrollados que también dependen de aquellas importaciones para seguir creciendo. Los otros tres BRICS ven frenado su crecimiento: Brasil, Rusia y Sudáfrica se quedarán en el 3%, 3,3% y 2,5%. Otras economías asiáticas, como Japón y Corea del Sur, con un 1,7% y un 3,3%, resistirán gracias a sus estrechos nexos comerciales con China. Lo mismo que Taiwán y los 10 países de Asean que tienen vigentes acuerdos de libre comercio con China.
El mapa del crecimiento en Occidente es asimétrico. Se produce un desajuste entre el Nuevo y el Viejo Continente. También dentro de la UE. Por un lado, EE UU y Canadá se recuperan con un crecimiento del 1,8% y un 1,7%. La tasa de paro estadounidense bajó al 8,5% y el consumo se recupera. Son países jóvenes, optimistas y emprendedores, con capacidades de gestión y recursos naturales autosuficientes para reaccionar antes y mejor ante las crisis. México, el tercer país miembro del Nafta, podría crecer un 3,5%.
En cambio, la zona euro, desunida políticamente, socialmente deprimida y envejecida, quedará inmersa en una recesión económica con un -0,5%. Sus dos motores, Alemania y Francia, solo crecerán un 0,3% y un 0,2%. Incluso Gran Bretaña, fuera de la zona euro y a pesar de contar con el apoyo de la City londinense, también se contagia con un exiguo 0,6%. Pero los dos enfermos graves del Sur, Italia y España, caerán un -2,2% y -1,7%. Grecia no levanta cabeza y se hunde más, con un -3%. Europa Central y Oriental podría coger la gripe si se ve afectada por el virus financiero.
2012 es un año de incertidumbres políticas y económicas. Tendrán lugar procesos electorales en EE UU, Francia, Rusia, Corea del Sur e incluso un trascendental cambio generacional en la cúpula del Partido Comunista Chino. Una agudización de la crisis en la zona euro impactaría gravemente la economía mundial y podría provocar una vuelta al proteccionismo comercial. El fracaso de la Ronda Doha de la OMC es un mal síntoma. La UE necesita volver a crecer para superar la crisis. Pero para lograrlo no puede confiar, a corto y medio plazo, en la demanda interna. Podría crecer exportando más.
También España debe abrirse más al exterior y exportar más. Pero le urge corregir la excesiva concentración de su comercio exterior con los países europeos, estancados económicamente y con una débil demanda interna.
No hay más salida que la de potenciar las exportaciones de bienes y servicios a los países emergentes, principalmente de Asia-Pacífico. China e India, la tercera parte de la humanidad, tienen unos vastos mercados con un gran potencial de crecimiento y dinamismo económico. Nuestro comercio exterior con aquella región es muy escaso y deficitario. En el periodo enero-noviembre 2011, las tasas de cobertura con las cuatro grandes economías asiáticas, China, Japón, India y Corea del Sur, fueron el 17,96%, 57,92%, 47% y 49,27%. Existe un gran margen para mejorar nuestro peso comercial e inversor en Asia. Por ejemplo, el Acuerdo de Libre Comercio entre la UE y Corea del Sur, vigente desde el 1 de julio de 2011, es una gran oportunidad para que las empresas españolas de los sectores industriales y servicios logren entrar en el mercado surcoreano, tradicionalmente proteccionista.
Debemos conocer más y mejor los mercados emergentes, esforzándonos tal como hacen, con resultados positivos, otros países europeos. Y, sobre todo, ser perseverantes.
Jaume Giné Daví. Profesor de la Facultad de Derecho de Esade (URL)