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Lunes de los Fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Es posible batir a la Bolsa?

Algunos expertos aseguran que no se puede superar de manera indefinida y frecuente al mercado

Esta es una pregunta que la industria de la inversión se lleva haciendo regular e invariablemente desde que hay mercados financieros y bursátiles modernos, hace más de 100 años. El hecho de que siga discutiéndose el tema después de todo este tiempo, con sus partidarios y detractores, es si acaso la prueba de que la respuesta sigue sin estar clara.

Una de las figuras más destacadas en el campo de los defensores de la inutilidad del esfuerzo de intentar batir al mercado es Burton Malkiel, a través de su celebrado y polémico libro Random Walk Down Wall Street. Este libro, cuyo título podría traducirse como Paseo aleatorio por Wall Street, trata de demostrar que los inversores profesionales por mucho análisis y recursos que dediquen a "tratar de ser más listos que los demás" no son capaces de batir de manera consistente al mercado.

Precisamente, subrayo la palabra consistencia porque es claro que un inversor, gestor o asesor puede construir carteras de inversión que batan al mercado un año, o dos o incluso tres, pero según Malkiel y otros no lo harán de manera indefinida y frecuente. Sería simplemente un asunto probabilístico, de manera que, incluso aquel supuestamente selecto grupo de inversores que han venido batiendo al mercado durante muchos años de manera prácticamente consecutiva, serían simplemente la punta de una distribución de probabilidades.

En un libro muy reciente sobre la industria de inversión alternativa (o fondos hedge) de Simon Lack, titulado The Hedge Fund Mirage (El espejismo de los fondos hedge), el autor pone en cuestión la capacidad de aportar valor y por tanto exceso de rentabilidad sobre el mercado, de la que supuestamente es la crème de la crème de los inversores. En este caso, los resultados que aporta el autor, ajustando las rentabilidades de los índices hedge tradicionales por el patrimonio invertido y teniendo en cuenta otros sesgos, son muy pobres; hasta el punto de que unas sencillas letras del tesoro habrían sido mejor inversión en el largo plazo. Conviene puntualizar que los resultados son agregados de la industria, pero de nuevo son poco los gestores alternativos que obtienen (eso sí) resultados verdaderamente brillantes. Además de poner de manifiesto la dificultad para anticipar cuáles van a ser esos gestores brillantes, es discutible matemáticamente de nuevo si son un resultado aleatorio o no.

El autor del libro (un profesional veterano de la propia industria) hace referencia también a la importancia de las comisiones, notoriamente elevadas en el caso de los fondos hedge. En sus cálculos, más del 80% de valor bruto añadido por la industria va a parar a comisiones, quedando menos del 20% en el mejor de los casos para los inversores.

Este es un tema que hemos venido analizando durante muchos años como estudiosos e inversores en fondos de inversión. Una de las conclusiones más evidentes es precisamente el último punto que he mencionado: los costes. Existen categorías de activos, como dentro de la renta fija y otras, donde los datos no nos dejan lugar a dudas. El criterio de pago de menores comisiones proporciona una mayor probabilidad de seleccionar fondos que batan a sus índices. Más allá de criterios de selección, lógicamente, si uno compra una clase de fondo u otro fondo equivalente con la misma estrategia, con menores comisiones, obtendrá una rentabilidad neta (la que importa) proporcionalmente mejor.

Otra conclusión es que quizás sí que hay alguna persistencia en los resultados de los mejores, pero como en casi todas las profesiones (sea medicina, investigación u otras) son una absoluta minoría y desde luego difícil de identificarlos con anticipación. Sobre el tamaño real de esta minoría probablemente se trata de una discusión sin posibilidad de llegar a un consenso, pero desde luego yo la situaría muy por debajo del 18% que estimaba el responsable de una de las mayores unidades de multiselección de Europa recientemente. Quizás, como en diferentes medidas que se utilizan para identificar lo excepcional en el desempeño intelectual humano, el rango del 1%-3% sea más plausible.

La empresa Citywire, que se especializa en medir el desempeño de gestores en lugar de los fondos, publicaba hace unos días unas estadísticas sobre el porcentaje de fondos en Europa que habían batido a sus índices de referencia en este pasado año 2011 para una selección de 10 categorías. Los comparaba con los resultados de 2010. Observaba que mientras el año pasado este porcentaje para el agregado de todas las categorías era de un magro 21,4%, en el 2010 la cifra llegó hasta el 37,1%, más de la tercera parte. Estos resultados son consistentes con nuestros propios estudios. Los fondos de gestión activa tienen mayores probabilidades de superar a los índices en años alcistas que en bajistas... entre otras cosas porque toman más riesgo.

Dificultad para destacar

- Diferencias: La nota de Citywire sobre el porcentaje de gestores que logran batir sus índices de referencia pone de manifiesto que varía ampliamente entre las diferentes categorías.- Global: Destacan por su dificultad clases amplias globales como las de renta fija global y renta variable global, donde en 2011 un muy escaso 10,2% y 15,7% de los fondos, respectivamente, lo consiguieron.- Japón: Por el contrario, en una de las categorías con reputación por su dificultad para encontrar gestores que batan a los índices, Renta Variable Japonesa, casi un 38% lo lograron.

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