Peligro de extinción para la inversión libre de riesgo
El inversor de perfil conservador tiene cada vez menos lugares donde refugiarse. El universo de activos con la máxima calificación crediticia se ha reducido un 70% en el último año y las rentabilidades que ofrecen los escasos miembros de este selecto club son tan exiguas que el ahorrador se arriesga a obtener retornos negativos.
Los activos libres de riesgo tal y como se conocían antes del estallido de la crisis -en otras palabras, inversiones que aseguraban un retorno moderado sin sobresaltos- están en vías de extinción. El escándalo de las hipotecas subprime dejó pérdidas millonarias a muchos inversores conservadores de renta fija y a día de hoy el elevado endeudamiento de los Estados ha provocado que la deuda gubernamental, considerada hace unos años una inversión sólida, solo mantenga este calificativo en casos contados.
Las rebajas de rating que han sufrido países de la talla de Estados Unidos, Francia o Austria en los últimos meses, unidas a las de otros Estados azotados por los efectos de la crisis, han dejado reducido a la mínima expresión el grupo de activos con la preciada triple A. Tan solo once países ostentan ya la máxima calificación crediticia a nivel mundial por las tres agencias de calificación. Un lujo con el que cuentan apenas un puñado de empresas.
En Europa ya no se pueden encontrar compañías con rating AAA por las tres principales agencias de rating y en Estados Unidos solo tres cotizadas forman parte del club. Gigantes como Johnson & Johnson, Microsoft y Exxon Mobile aún mantienen la preciada matrícula de honor. "En el resto del mundo los restantes créditos triple A son empresas sin ánimo de lucro como UK Wellcome Trust o agencias estatales holandesas (Bank Nederlandese Gemeenten y Nerlandse Waterschapsbank). En Canadá (Milit Air, Cadillac Fairview Finance o PSP Capital) o Singapur (St Engineering Financial) también se pueden encontrar algunas empresas privadas o estructuras financieras (Special Purpose Vehicles) con rating AAA", explica Jack McIntyre, gestor de Brandywine Global, filial de Legg Mason.
El universo de inversión considerado sin riesgo se ha reducido así un 70% en el último año, según cálculos de Citi. Las opciones para el inversor de perfil conservador que tradicionalmente ha buscado refugio en renta fija de máxima calificación escasean a día de hoy. Más aún si espera obtener rendimientos superiores a la inflación, puesto que la escasez de este tipo de activos seguros ha fomentado tanto su demanda, especialmente en los momentos de pánico vividos el pasado ejercicio, que en algunas ocasiones los inversores han pagado por mantener títulos triple A. Esto se ha visto por ejemplo en las subastas de deuda alemana. El país germano, sin ir más lejos, colocó 3.900 millones de euros a principios de mes a una rentabilidad media negativa del 0,0122%.
El inversor que busca seguridad entonces se encuentra ante una disyuntiva. Debe decidir si realmente hay valor en los activos triple A o si, por el contrario, es también seguro apostar por activos con menos calificación crediticia que renten algo más. Una decisión que en gran medida dependerá de las perspectivas económicas que se manejen para los próximos meses y de la previsión o no de otros momentos de tensión en el mercado.
Curiosamente, además, el mercado ha dejado de dar tanta importancia al rating. El coste de financiación medio para un emisor AAA está de media en el 2,24% mientras que para un AA es del 2,76%. Un reflejo de que para el mercado, ante la escasez de oferta o la falta de credibilidad que se otorga a los rating, la doble A se ha convertido en cierta medida en la triple A de antes. De hecho, la deuda de EE UU, pese a no tener la máxima calificación crediticia por las tres agencias -Standard & Poor's se la recortó en verano- sigue siendo a ojos del mercado una de las más seguras del mundo junto con la de Alemania, los países nórdicos, Reino Unido o Suiza, países que aún mantienen la triple A.
La resolución de la crisis soberana en Europa resultará determinante a la hora de marcar la evolución de este tipo de activo considerado refugio este año. "El pasado ejercicio, debido a las entradas de dinero que se produjeron en los momentos de pánico en estos activos considerados seguros, se pudieron sacar rentabilidades elevadas. El problema es que como consecuencia de los incrementos de precio el retorno potencial se ha reducido mucho", avisa Philippe Graffart, responsable de gestión de Nordea. En algunos casos el retorno esperado es tan exiguo que los expertos advierten que quienes apuesten por estos activos pueden incluso incurrir en pérdidas.
"El retorno real que puede esperar un inversor que apuesta por activos sin riesgo una vez ajustado con la inflación probablemente será negativo o como mucho cero en el corto plazo", augura McIntyre. De hecho, este experto considera que la probabilidad de que la deuda alemana, británica o de Estados Unidos se comporte peor que el mercado es muy elevada pero reconoce que si el tono positivo que ha dominado en el arranque del año no persiste durante todo el ejercicio, este tipo de activos sí puede resultar favorecido. Así, aún mantiene este tipo de deuda en cartera en previsión de otros episodios de tensión este año.
En definitiva, al final todo dependerá de los avances que se consigan en Europa para desatascar la crisis crediticia y soberana. "Los niveles de la deuda alemana o de EE UU solo serían justificables si la clase política no soluciona la crisis", avisa Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim.
Ideas de inversión
l Buscar valor en las ineficiencias de mercado. "Una bajada de rating generalizada hace que haya oportunidades. Ha habido momentos en los que se ha podido comprar bonos al 7% a un año de grandes bancos", asegura David Ardura, de Gesconsult.l Diversificar la cartera. "Hay consenso en que fuera de la deuda de los Gobiernos hay valor en empresas con grado de inversión y de alto riesgo", asegura Marta Campello, de Abante. "Nosotros apostamos por gestores que no tengan restricciones a la hora de invertir porque hay oportunidades en todos los segmentos".l Deuda española. Carlos Andrés, de March Gestión, reconoce que será más volátil que la alemana, pero su casa apostó por ella el año pasado al considerar que su precio era una anomalía.