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Tribuna
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Movilidad laboral

El número de desempleados en las oficinas de los servicios públicos de empleo aumenta en diciembre en 1.897 personas (+0,04%), hasta alcanzar la cifra de 4,42 millones. Por otra parte, los afiliados ocupados a la seguridad social disminuyen en 18.609, con un descenso interanual del -2%. Por sectores de actividad, industria y construcción continúan aglutinando el 80% de las pérdidas totales del empleo. En este contexto, la teoría económica clásica nos dice que el capital humano es un recurso y que a mayor libertad para moverse allá donde es necesario más eficiente es su asignación. De este modo, la movilidad ocupacional y geográfica es fundamental para el funcionamiento de los mercados de trabajo.

Sin embargo, aunque una mayor movilidad laboral podría aportar una mayor productividad y mejorar la tasa de paro, la movilidad geográfica es bastante limitada. Europa no es EE UU. Solo un 1,5% de los trabajadores de la UE están contratados en un Estado miembro distinto al propio, una proporción que apenas ha cambiado en los últimos 30 años. Mientras que el índice de movilidad geográfica en EE UU es del 5,9%.

Según la OCDE, la crisis económica que está atravesando el sistema financiero mundial no está favoreciendo una mayor movilidad en la UE. Nuestro país no es ajeno a este fenómeno. En este sentido, el Servicio Público de Empleo Estatal ha elaborado un estudio con el objetivo de analizar la movilidad por motivos laborales que incluye la totalidad de las contrataciones realizadas en el conjunto nacional y donde podemos comprobar que la movilidad laboral prácticamente permanece invariable. En el año 2006, la tasa de movilidad interprovincial (proporción de contratos que han implicado desplazamiento sobre el total de la contratación) se ha situaba en el 11,8%, hoy es del 12,23%. Además, actualmente se observa una mayor concentración de los destinos a las respectivas comunidades autónomas. Así, más del 58% de los trabajadores que se desplazaron se dirigieron a cuatro de ellas: Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía.

Por sectores, agricultura (18%) y construcción (16%) tienen las tasas de movilidad más elevadas e industria (9,5%), la más baja. Las ocupaciones con mayor nivel de cualificación concentran las tasas de movilidad más elevadas.

Según el género, la tasa de movilidad masculina (14,7%) es superior a la femenina (9,2%). Por edades, el 41% del total de los contratos de movilidad se aglutina entre el grupo de 25 a 34 años.

Por actividades económicas destacan: comunicaciones y técnicas (22%) con una mayor tasa de movilidad, siendo Barcelona y Madrid el destino preferido. Agricultura (18%), en su mayor parte en Andalucía, y construcción (16,2%) se distribuyen mayoritariamente entre Barcelona, Madrid, Andalucía y Valencia. Numerosas razones comprensibles explican por qué no es fácil cambiar de trabajo, de zona de residencia y no digamos de país. Por ejemplo, es fundamental no solo un mercado de la vivienda que funcione correctamente, sino también la mejora de las competencias lingüísticas y la sensibilización hacia culturas de otros países, como asimismo es difícil conseguir movilidad para los puestos poco cualificados, y por lo tanto, con menor salario debido a que la vivienda absorbe gran parte del mismo.

En conclusión, una mayor movilidad dentro de la UE incrementaría también la competitividad a nivel global. El exigente escenario competitivo que están afrontando las empresas europeas en los últimos años debería permitir un cambio de actitud de los trabajadores hacia una mayor movilidad geográfica. Pero para ello sería necesario derribar las barreras que desincentivan la movilidad de los trabajadores. Es necesario considerar que los problemas del empleo no son solo cuantitativos, sino que se deben contemplar otros factores económicos y socioculturales muy enraizados en nuestro estilo de vida. En este sentido, hay que destacar las afirmaciones del comisario de Empleo y Asuntos Sociales de la UE, Vladimir Spidla: "Todos los indicios apuntan a que las economías que disponen de una fuerza laboral con gran movilidad pueden recuperarse de las desaceleraciones económicas mucho más rápidamente que los países con estructuras laborales más rígidas. Las economías móviles están más preparadas para adaptarse al cambio, ya que sus trabajadores pueden desplazarse con mayor facilidad a nuevas regiones o nuevos sectores y encontrar así empleo, lo que contribuye a generar una mayor actividad económica".

Vicente Castelló Roselló. Profesor de la Universidad Jaume I de Castellón

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