Citi guarda un par de ases en la manga
Los inversores de Citigroup no dan pena. El banco se las ha arreglado para meterse en cada caos financiero producido en las últimas décadas. Durante el boom, su modelo de negocio se rezagaba respecto a sus rivales en cuanto a rentabilidad antes de perder decenas de miles de millones de dólares con las hipotecas tras el estallido de la burbuja, dando lugar a un doble rescate del Gobierno. Cualquier indicio de dificultades financieras parece hundir más las acciones; cotizan a poco más del 40% del valor contable. Pero puede que 2012 sea el año en el que los inversores crean que esta vez es diferente para Citi.
Esto se debe a que la institución, dirigida por Vikram S. Pandit, puede estar en condiciones de empezar a desembolsar más efectivo a los accionistas que casi todos sus rivales en los próximos años. Por supuesto que JP Morgan Chase ya sirve unos sabrosos 4.000 millones anuales en dividendos, y su presidente ejecutivo, Jamie Dimon, espera que la Reserva Federal le dé permiso para aumentar el volumen de sus ofertas tras la última ronda de pruebas de estrés. Si puede volver a pagar alrededor de un tercio de su beneficio neto en dividendos en 2013, podría llegar a los 7.000 millones, según la opinión de los analistas.
Así que en comparación, el simbólico céntimo por acción de Citi de retorno no supone apenas un aperitivo. Y con lo que queda de la incursión del grupo en activos dudosos, resulta difícil ver como Pandit puede equipararse con la ostentación de su rival, y mucho menos superarla. Pero Citi tiene un par de ases en la manga. En primer lugar, posee aún alrededor de 250.000 millones de activos no deseados de Citi Holdings, casi la mitad de los cuales se componen de malas hipotecas del banco, y el resto es un conjunto de negocios de préstamos no bancarios, acumulados en su mayoría por el predecesor de Pandit, Sanford I. Weill. Su venta o ejecución podría liberar alrededor de 25.000 millones de capital. Citicorp, que abarca los negocios de banca regulada, ya está bien capitalizado.
Pero debería provenir más de los 50.000 millones de Citigroup para los accionistas en activos de impuestos diferidos, consecuencia de perder tanto dinero en los últimos años. Los reguladores permiten que solo alrededor de 11.000 millones de estos activos computen como acciones comunes. Si el resto lo hiciera también, la Tier 1 estaría cerca de un extraordinariamente robusto 15%. Calamidades aparte, Citigroup no necesitaría probablemente ese excedente de capital, lo que significa que podría haber 39.000 millones adicionales para festejo de los accionistas.
Hay, por supuesto, un punto de conflicto bastante grande con ambos calderos de oro. En primer lugar, a Citi Holdings le llevará varios años desinflarse completamente. Y Citigroup necesita ganar realmente dinero para monetizar los activos por impuestos diferidos, ya que sacó provecho de unos 2.000 millones en los primeros nuevos meses de este año, y varios elementos desencadenantes deberían permitir acelerar el ritmo a partir de 2012. Una gran cantidad de diferentes requisitos fiscales en los más de 100 países en los que opera hace que esto sea excepcionalmente difícil.
Pero con un enfoque inicial de aproximación, se asume que llevará diez años transmitir todos los beneficios. Lo que hace un promedio de 6.500 millones de dólares de capital excedente a devolver a los accionistas cada doce meses. Si Citigroup puede también comenzar a pagar un dividendo por los beneficios de sus actividades principales, las ganancias inesperadas totales de los inversores podrían superar los 12.000 millones al año, lo que supondría casi el doble del potencial desembolso de JP Morgan.
No es solo la pequeña cuestión de convencer a los accionistas de que pueden sobrevivir a cualquier consecuencia de los problemas de deuda de Europa, otra recesión en Estados Unidos o una posible desaceleración en los mercados emergentes, donde Citi lidera a sus homólogos americanos. Y los inversores listos quieren algunas garantías de que Citi no empleará su riqueza recién descubierta para gastar en excesivos bonos para los empleados o adquisiciones de valor destructivo.
No es probable que los inversores vayan a ver mucho de este El Dorado de Citi durante los próximos doce meses. Pero van a empezar a ver pistas sobre si Pandit ha puesto al banco en la trayectoria de cobrar estos aperitivos. A medida que aumenta la confianza, las acciones de Citi tomarán la delantera del resto.