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Columna
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La gran resaca, segunda parte

Una vez más, los bancos europeos se han quedado de pie al parar la música. Como en 2008, los bancos que financiaron las compras de capital riesgo se han quedado con una cartera importante de préstamos sin vender. Eso no augura nada bueno para compras por parte de este sector en el futuro. Las compras de capital riesgo suelen ser financiadas a corto plazo por un puñado de bancos, hasta que el prestatario logre financiación más permanente en el mercado de préstamos o de bonos de alto rendimiento. Pero muchos bancos, incluyendo Goldman Sachs y Morgan Stanley, se encontraron a contrapié por la rápida escalada de la crisis del euro. Los bancos se toparon con que había muy pocos compradores para los préstamos que querían sindicar, mientras que el mercado para nuevos bonos basura se había cerrado.

Once compras del sector capital riesgo europeos siguen "colgadas" así, con un total de deuda de cerca de 5.200 millones de euros, según Thomson Reuters LPC. Esto es poco comparado con los 80.000 millones que los bancos se quedaron hace cuatro años. Y se ha reducido a la mitad desde agosto, a medida que los bancos han hecho todo lo posible para venderlos. Pero gestionar esta cartera de préstamos sin vender no ha sido fácil. Los bancos han subido los tipos de interés para hacer más atractivos los préstamos a los compradores, y los vendió por solo el 91% del valor nominal. Los paquetes de deuda han sido reestructurados para reemplazar los bonos basura con financiación intermedia más costosa. En términos financieros, el revés parece modesto para los bancos. Las llamadas cláusulas flex les permite transmitir quizás un 1,5% de coste de interés extra a los prestatarios. Y las comisiones de colocación, equivalente a tal vez el 3% o el 4% del paquete financiero, proporciona un colchón efectivo que puede ser absorbido antes de que los bancos tengan que reconocer una pérdida.

Aun así, esos préstamos consumen capital en sus balances. Y tener que utilizar comisiones para absorber pérdidas aún es doloroso, en especial cuando la banca de inversión sufre. La consecuencia es que los préstamos para las compras del sector capital riesgo serán cada vez más escasas y costosas. Los bancos pueden limitar las ratios de deuda en nuevas ofertas. Las entidades de crédito pueden decir "no" a más ofertas. Cuando la música empiece de nuevo, habrá menos gente en la pista de baile.

Por Quentin Webb.

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