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Ofrece bonos obligatoriamente convertibles en acciones que pagarán un 6,5%

¿Interesa a los pequeños inversores acudir al canje de preferentes de BBVA?

La jugada planteada BBVA para mejorar su ratio de capital de máxima calidad puede ser una opción atractiva para sus clientes. Les ofrece bonos que obligatoriamente se convertirán en acciones, pero la posibilidad de que sufran pérdidas es muy improbable.

Oficina del BBVA
Oficina del BBVABloomberg

El banco presidido por Francisco González vuelve a ser el más rápido en la gestión de sus participaciones preferentes. Fue el primero en utilizarlas para recapitalizarse en los comienzos de la crisis al lanzar una emisión a finales de 2008, y ahora es el primero en plantear el canje de un instrumento que ha perdido utilidad, y que perderá más en el futuro a la hora de calcular sus ratios de solvencia.

BBVA ofrece canjear 3.475 millones de euros en participaciones preferentes colocadas principalmente entre pequeños inversores a través de sus sucursales en 2002, 2003, 2004 y hace dos años. Quienes acepten recibirán bonos necesariamente convertibles en acciones de BBVA, con la particularidad de que la posibilidad de que pierdan dinero es muy remota. Recibirán las acciones al precio de mercado en el momento en que se transformen, no habrá una ecuación de canje establecida de antemano; es decir los bonos no estarán vinculados a la evolución del banco en Bolsa. Tampoco habrá quitas, de manera que los titulares recibirán en bonos el 100% del nominal invertido en preferentes.

La fórmula será similar a la empleada por la entidad en la emisión de obligaciones necesariamente convertibles de septiembre de 2009 con conversión obligatoria en octubre de 2014 pero que adelantó el pasado julio. El número de acciones que entregó por cada bono se fijó atendiendo al precio de cotización de BBVA los cinco días anteriores al 15 de julio. El precio de conversión fue similar, por tanto, a la cotización en Bolsa del banco y los inversores no perdieron dinero.

La entidad financiera, sin embargo, matiza que todos los detalles sobre el canje "se incluirán en el folleto que se registrará en la CNMV". Una vez resuelta la duda sobre la posibilidad de que los inversores sufran pérdidas, está el asunto de la rentabilidad. Las preferentes que BBVA propone cambiar tienen desde abril un rendimiento del 3,5%, gracias a que el pasado febrero el banco fijó dicho suelo, pues, salvo en la emisión de diciembre de 2008, que sí tiene establecido un rendimiento de al menos el 3,5% en el folleto, el resto se comprometía en sus respectivos folletos de emisión a pagar tan solo el euríbor a tres meses, que ayer se situaba en el 2%. A falta de que se fije la rentabilidad definitiva, el banco ha anunciado su intención de que en los convertibles ronde el 6,5% anual. Eso sí, obtendrán dicha rentabilidad sobre la mitad de la inversión solo hasta junio de 2012 y la otra mitad, en principio, hasta junio de 2013.

La liquidez es otro cuestión a tener en cuenta. Las participaciones preferentes son perpetuas, no tienen fecha de vencimiento puesto que su amortización es potestad exclusiva del emisor. Las emisiones para particulares cuentan con proveedores de liquidez, pero aun así desprenderse de los títulos en el mercado secundario no es ni mucho menos tan sencillo como vender unas acciones en Bolsa. Con los bonos necesariamente convertibles, los inversores tendrán una fecha cierta en la que recibirán los títulos de BBVA, que podrán vender en Bolsa en el acto.

De entrada, la mitad de los bonos se transformarán en acciones a finales de junio del próximo año y la otra mitad en junio de 2013. BBVA explica que, gracias a la operación, cumplirá con holgura los requerimientos de la autoridad europea bancaria (EBA, por sus siglas en inglés). El supervisor advirtió que solo los bonos necesariamente convertibles ya emitidos y que venzan antes de octubre de 2012 pueden computarse como capital de máxima categoría, de manera que al menos la mitad, que se convertirá en junio de 2012, computará con total seguridad.

La EBA dejó la puerta abierta a que las nuevas emisiones si puedan contabilizarse, siempre que cumplan con unos exigentes requisitos todavía por definir. Aunque finalmente la emisión de BBVA no pueda computar, el banco se reserva la carta de poder canjear los bonos anticipadamente.

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