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Columna
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Una semana importante

Es unánime: todo el mundo parece estar de acuerdo de las importantes lagunas en las conclusiones de la última cumbre europea. También hay unanimidad sobre la necesidad de ser cauto. Este escepticismo no cuadra con la fiesta que vivimos en los mercados el jueves. Ni tampoco con la resistencia a corregir del viernes.

Vayamos más allá de la fuerte reacción alcista del jueves: las Bolsas mundiales han subido más del 14% desde sus mínimos de octubre. Podríamos decir que las recientes subidas, importantes, suponen la continuidad de la recuperación iniciada hace tres semanas. Los detonantes en aquel momento fueron dos: la mejora de los datos económicos en EE UU y la cumbre franco-alemana que nos dejó la percepción de un gran acuerdo que pusiera el final a la crisis de deuda europea. Lamentablemente, todo apunta a que la economía norteamericana puede moderar su ritmo de crecimiento en la parte final de año cuando otras (como la europea) incluso pueden entrar en terreno negativo. Y luego tenemos la base, que no el inicio del final, para solucionar la crisis de deuda de las conclusiones de la cumbre. Por cierto, estas mismas conclusiones hubieran sido leídas de forma negativa o muy negativa solo una semana antes. El manejo de las expectativas por parte de las autoridades europeas, buscado o no, ha sido perfecto. El exceso de liquidez en las carteras ha hecho el resto.

Con todo, debo admitir que el pesimismo y el exceso de liquidez a la larga son incompatibles. Y probablemente esto es lo que ocurra en estos momentos. Su consecuencia, salvo imprevistos (en un escenario como el actual los imprevistos ya se han convertido en un factor con el que convivir) será un comportamiento relativamente positivo de los mercados a corto plazo. Nuevas subidas o limitadas caídas. Hay que ser muy prudente en escenarios de este tipo. La irracionalidad no solo es coherente con el pánico, también con la euforia. Y muchos pueden sentirse tentados a dejarse llevar por la normalización de los mercados. Bien, normalización frente al pánico de agosto. Pero no frente al escenario de elevados riesgos (accidentes) actuales. Antes he mencionado el escenario macro mundial, repleto de interrogantes en los próximos meses. Los riesgos derivados de la falta de acuerdo en los detalles para cerrar las conclusiones de la cumbre. ¿Quieren algunos ejemplos? Uno, que se cumpla el objetivo de reducción de deuda en Grecia por la quita voluntaria; dos, la consecución de objetivos de déficit público este año de muchos países; tres, que se cumpla el prometido tamaño de hasta un billón de euros en el margen de actuación del EFSF; cuatro, que no sea necesaria su utilización. Dejemos el avance en el Gobierno económico a 2012.

Centrándonos a muy corto plazo, ¿qué potenciales riesgos deben superar los mercados durante la semana? Las reuniones de la Fed y la del BCE deben ser seguidas con atención. En los últimos días algunos miembros de la autoridad monetaria norteamericana han reabierto el debate sobre la aprobación de un nuevo paquete de compra de deuda, aunque otros no lo consideran apropiado con una inflación por encima del 3,5%. La mera cuestión ya ha supuesto un factor positivo hasta el momento; la realidad podría no serlo tanto. No espero novedades en el FOMC, cuando la mejora probablemente temporal de la economía puede llevar a un lenguaje ambiguo difícil de valorar. En el caso del BCE, será la primera reunión de Draghi como responsable. No esperamos aún un recorte de tipos en Europa, como tampoco nuevas medidas expansivas no convencionales. Los mercados tampoco lo esperan, aunque no lo descartan. El nuevo presidente ha dejado la sensación en una reciente entrevista que el BCE podría compatibilizar su compra de deuda con la intervención del EFSF, precisamente cuando el Parlamento alemán recomendaba lo contrario. Será un buen momento para conocer la posición oficial. Aunque me temo que el timing no es el mismo a efectos oficiales que para los mercados.

Por último, debemos hablar de la cumbre del G-20. Una reunión clave tanto para poner sobre la mesa los recientes acuerdos en Europa, explicarlos si es posible, como para valorar el soporte que tendrán desde el resto de los países desarrollados y de las economías emergentes (o nuevas emergidas). Se espera el apoyo moral, sin duda. Pero especialmente el financiero. Podría clarificarse el papel del FMI en el EFSF y la participación de los fondos soberanos. ¿Pido mucho? Lo necesario. Otra cosa es que sea suficiente.

José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España

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