¡Oh, sorpresa, la banca no necesita capital!
"Intervencionismo innecesario del Banco de España". "Bancos y cajas temen una mayor competencia de la banca extranjera". "El sector calcula en 300.000 millones el impacto de las mayores provisiones por morosidad". "La banca culpa a las cajas del endurecimiento del Banco de España". "Un proyecto que cuenta con la oposición de bancos y cajas".
Más: "Bancos y cajas han advertido a las autoridades que este mayor coste se traducirá necesariamente en una elevación del precio de créditos y préstamos", apuntaba esta noticia de La Vanguardia. De 1999, como las demás. En 2004 podíamos leer las "duras críticas de los bancos a Caruana por las nuevas dotaciones". Era la respuesta de la banca española a la normativa de provisiones anticíclicas propuesta por Luis Ángel Rojo en el Banco de España y puesta en marcha y desarrollada durante el mandato de Jaime Caruana. Ya en 2010 podíamos leer, por el contrario, que Emilio Botín pedía a los supervisores bancarios de todo el mundo "medidas anticíclicas como las españolas", refiriéndose a la misma provisión anticíclica que el sector atacó con saña.
Las hemerotecas son duras para todos. Pero estos días en los que la banca alerta sobre los perversos efectos de una recapitalización indiscriminada viene al caso sacar titulares de hace más de una década. O de hace cuatro meses, cuando la AEB consideraba que los test de estrés no serían creíbles si no contemplaban impagos en deuda soberana, es decir, eso mismo que el sector se queja ahora.
Nunca ningún banco ha considerado positiva una mayor exigencia de capital o una mayor prudencia a la hora de provisionar. O, mejor dicho, lo considera positivo cuando le toca a otro. Pasó con la provisión anticíclica, pasó con el decreto de bancarización de las cajas de ahorros y pasa estos días. Normal, es su papel quieren ganar más dinero y creen controlar el riesgo. Pero eso no quiere decir que tengan razón.
Aplicar una quita del 10% a la deuda pública española sería, posiblemente, un exceso cuando el mercado (intervenido por el BCE, es verdad) no aplica descuentos superiores al 3%. Muy bien. Pero, ¿seguro que la banca está saneada? La experiencia dice, precisamente, que el sector ha sido, y sigue siendo, extremadamente remolón, muy perezoso y bastante lento a la hora de afrontar los saneamientos necesarios.
Cuatro años después del estallido de la burbuja se sigue acumulando suelo, y aún se descubren demasiados esqueletos en el armario (léase la CAM). Y, por encima de todo, la magnitud del agujero de ladrillos sigue siendo una incógnita. Tiene particular interés este análisis del servicio de estudios de La Caixa sobre los distintos cálculos de pérdidas estimadas para el sector bancario español y las posibles necesidades de capital. Más que nada, porque cuando se barajan cifras de 100.000 a 300.000 millones, no es como para ir por el mundo sacando pecho como si solo necesitase capital Société Générale. Por mucho que los bancos españoles no tienen deuda griega, y que España no sea Grecia.
Ningún banco admitirá fácilmente que tiene necesidades de capital. En la medida en que necesite el soporte del contribuyente quizá ya no pueda presumir de dividendo (es aberrante que un sector que tiene cerrado el crédito internacional se dedique con una mano a acumular activos inmobiliarios tóxicos y con otra a pagar al accionistas), y los bonus a los directivos serán (o deberían ser) mirados con lupa. Como recuerda esta excelente entrada del blog Nada es Gratis, en Alemania los bancos que reciben dinero público no pueden pagar sueldos superiores al medio millón de euros. Los tres primeros directivos de Bankia, que recibió dinero del Frob I, pueden llegar a cobrar 10 millones de euros.
Pero hay otra cuestión más de fondo. El ratio de capital tiene dos componentes, el numerador y el denominador. El ratio se puede elevar por dos vías: aumentando recursos propios y reduciendo el balance. La banca asegura que más capital implica reducir el crédito. Pero cerrar el grifo es solo una vía, más lenta, de reducción de balance. La vía rápida es la venta de activos. Y si lo que se vende son los activos más problemáticos, la necesidad de capital se reduce por una doble vía.
Pero justo eso, vender activos problemáticos, es lo que no hace la banca. Es lo que debería decir el Banco de España, y no en un discurso sino en una circular: Vendan ustedes activos, señores banqueros, especialmente aquellos que generan problemas. Aunque sea a precios bajos y eso implique pérdidas. Mientras tanto, los extranjeros nos seguirán viendo como un país de segunda. Seguramente por error, sí, pero un error comprensible.