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Usted puede ayudar a romper el euro (si quiere)

Si pido mil euros y después digo que solo te puedo pagar 750, eso es un impago controlado. Si pido mil libras y mi número de teléfono no vuelve a estar activo, entonces es un impago incontrolado. Este matiz puede ser la diferencia entre la existencia futura del euro o su desaparición; si el impago de Grecia es controlado o incontrolado.

En realidad, Grecia ya está en impago. El canje de deuda propuesto en julio, y tramitado en paralelo al EFSF supone una quita del 21%, según las notas oficiales (la cifra real es difícil o imposible de conseguir, dada la complejidad de las propuestas. Por eso, más que hablar de un default controlado, como se hace estos días, quizá convenga hablar del canje que ya está en vigor.

De ahí, también, el escepticismo del que escribe sobre la posibilidad de abrir de nuevo el melón: Ya hay un mecanismo para realizar un impago parcial de la deuda griega, y un mecanismo paralelo para frenar el contagio (que es de lo que se trata), ¿es lo más inteligente empezar de nuevo? Si se asume que la propuesta de julio ha fracasado, ¿qué hace pensar que en septiembre, con menos tiempo y más tensión, se obtendrán frutos?. En resumen, ¿por qué tanto ruido? Probablemente al juego de la destrucción mutua asegurada, a la durísima negociación a varias bandas que marcará el futuro de Europa.

Si la pregunta es hasta qué punto es posible un impago de Grecia manteniéndose en el euro, la respuesta es sí. De hecho, es el plan que está ya sobre la mesa. Ahora bien, ante un impago incontrolado, probablemente el actual euro deje de existir salvo intervención masiva de las autoridades. Porque la moneda no se romperá de un día para otro (salvo mutuo acuerdo) como Lehman. En caso de que la divisa deje de existir (o un país la abandone), la fecha que se escribirá en los libros será la del día en que la política puso letra a la realidad.

Hay dos riesgos, y uno de ellos es especialmente difícil de controlar. En 2008 Alemania insistió en que las garantías a los depósitos bancarios se hiciesen no a nivel de eurozona sino Estado a Estado. Hoy, estas garantías son la semilla de la destrucción. Traspasaron la carga a los Estados, y ahora son los Estados los que ofrecen dudas. Por eso, como acertadamente comentaba Citi el otro día, el principal riesgo en la zona euro es la fuga de depósitos.

Un default incontrolado de Grecia (opción poco probable porque Atenas tendría que sobrevivir sin dinero de fuera, y por tanto meter aún más tijera de lo que le pide la troika) haría temer por una eventual salida del euro. En este contexto la fuga de depósitos estaría garantizada, y el Estado tendría que o respaldar dichos depósitos o nacionalizar la banca. En cualquiera de los dos casos, el compromiso sería o parcial (aplicando una quita, como con los bonistas) o poco creíble (no frenaría la salida de depósitos). O, en una tercera vía, poniendo al Banco de Grecia a imprimir euros…

Es decir, lo más probable es que Grecia saliese de facto del euro salvo que el BCE (o el EFSF) admitiese cubrir el déficit de liquidez de la banca helena… Y en cualquiera de los dos casos el riesgo de que los depositantes en bancos portugueses, españoles o italianos saquen el dinero y los coloquen a buen recaudo crece de forma exponencial.

En fin, el default controlado del euro está ya sobre la mesa. Ahí lleva desde el 21 de julio mientras los políticos europeos estaban de vacaciones (aunque, en honor a la verdad, casi era mejor cuando no trabajaban ni hacían declaraciones). El impago

incontrolado supondría o bien la ruptura del euro o bien unos costes a posteriori muy superiores a los derivados de cualquier ayuda a Grecia. A ver si alguien empieza a entrar en razón. Mientras tanto, la ruptura del euro está en manos no solo de los traders, sino también de los depositantes.

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