El euroescepticismo renace ante la aceleración de la crisis
El 60% de los ciudadanos europeos considera que la moneda única les ha perjudicado y que los países deberían mantener su soberanía económica
Crear una verdadera unión económica en la UE se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades comunitarias. Los esfuerzos para tratar de homogeneizar las políticas que aplican los estados miembros en cuestiones tan diversas como fiscalidad, comercio o competencia han resultado baldíos ante la irrupción, en primer término, de la recesión económica, y en segundo de la intervención de tres países (Grecia, Irlanda y Portugal) y el contagio de la crisis de la deuda soberana a otras naciones.
La conjunción de los tres factores ha resquebrajado a los países europeos en dos grupos: los más afectados y los menos afectados por la crisis. Europa avanza a dos velocidades, pero casi todas las naciones coinciden a la hora de valorar como "negativo" el euro en el devenir de su economía. Así figura en el último informe Trasanlantic Trends, elaborado entre otros organismos por la Fundación BBVA, en el que se constata un avance sin precedentes del euroescepticismo. En la anterior edición tan solo el 27% de los encuestados consideraba el euro como algo negativo; un año después este porcentaje se ha duplicado y llega al 60% de las respuestas.
Y esa cifra podría ser mayor si las encuestas (1.000 por país en 13 naciones de la UE y en EE UU) se hubieran realizado después de junio. Desde esa fecha, el deterioro económico en la zona euro ha sido evidente y se han producido, entre otros acontecimientos, el segundo rescate a Grecia o el acoso de los mercados sobre la deuda española e italiana.
Reino Unido y Alemania rechazan de forma mayoritaria la ampliación del fondo de rescate
Pese al aumento de las reticencias respecto a la moneda única, la mayoría de los encuestados (un 67%) consideran que la pertenencia a la UE solamente ha reportado beneficios. Los que consideran que más ventajas han obtenido con su pertenencia a la zona euro han sido los alemanes (con un 76% de respuestas positivas) y los holandeses (con un 73%).
Pero ninguno de los ciudadanos de los países afectados por la crisis, está dispuesto a ceder soberanía económica y presupuestaria a Bruselas, como pretenden Sarkozy y Merkel en su proyecto esbozado en agosto de crear un verdadero Gobierno del euro. El 56% de los encuestados considera que cada país debe mantener su propia autoridad económica y no está dispuesto a hacer ninguna concesión en esta materia.
Una postura que varía radicalmente a la hora de valorar la contribución al fondo de rescate para ayudar a países con problemas. Seis de cada diez encuestados se muestra favorable a aportar dinero para este fin. En este apartado del estudio quedan a las claras las fuertes diferencias existentes entre las naciones mejor situadas económicamente y aquellas que están en un contexto crítico y que podrían requerir de ese fondo. Así, los ciudadanos italianos son los que más dispuestos se muestran a contribuir (con un 76% de respuestas positivas), seguidos por los franceses (70%), los portugueses (67%) y los españoles (66%). En el otro lado aparecen claramente destacados Alemania y Reino Unido, en el que más de la mitad de los encuestados rechaza la posibilidad de participar en ese fondo de rescate. Esta postura encaja con la defendida por los socios de gobierno de Merkel, que se han declarado partidarios de que el Ejecutivo alemán no sufrague los excesos de países con grandes desequilibrios económicos como Grecia.
Diferencias sobre gasto público
Otro de los aspectos que trata de dilucidar la encuesta es la percepción de los ciudadanos respecto al uso que los distintos gobiernos deben hacer del gasto público para hacer frente a la crisis. Y mayoritariamente abogan por el recorte de gasto y la austeridad. Un 61% de los encuestados en EE UU y un 50% en la UE así lo cree.
Sin embargo, las diferencias entre los países europeos son evidentes con la constitución de dos grupos bien diferenciados. Por un lado, los que consideran imprescindible una política de austeridad y de contención del gasto público a largo plazo, entre los que destacan Portugal y España (con porcentajes superiores al 60%). En el otro lado aparecen naciones como Reino Unido o Italia, en el que casi uno de cada tres encuestados aboga por aumentar el gasto.
Las cifras
29% es el porcentaje de británicos que abogan por elevar el gasto público como vía para afrontar la crisis económica.76% de italianos estaría dispuesto a que su país contribuya al fondo de rescate.