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Columna
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Beberse a la competencia

SABMiller ha realizado un movimiento astuto. El fabricante de cerveza de Reino Unido ha tomado su oferta para el Grupo Foster's directamente de los accionistas, tres meses después de que su objetivo australiano rechazara una aproximación de valoración de sus acciones a 10.000 millones de dólares. No hay otros postores a la vista, y volverse hostil ahora significaría que Foster's tendría que revelar los resultados de la semana próxima desde una posición a la defensiva. Pero la paz puede estallar aún. Las opas hostiles son difíciles en las antípodas, y un pequeño edulcorante podría llevar a ambos lados juntos.

Las acciones de Foster's se dispararon tras la primera aproximación de SAB, pero cuando las alternativas no llegaron a materializarse, volvieron a caer. SAB parece disciplinado al dejar su oferta sin cambios. Sin otra oferta sobre la mesa, hacer lo contrario podría ser imprudente. Por otro lado, las cerveceras Grolsch y Peroni se han alejado de dos acuerdos importantes en Sudamérica. Eso calmará los nervios de los accionistas, que derrumbaron los valores de SAB cuando su aproximación inicial se anunció por miedo a pagar de más.

Con todo, alcanzar un acuerdo es aún valorable, lo que explica el tono cortés de SAB. Un acuerdo amistoso garantizaría el pleno acceso a los libros de Foster's. Por otra parte, los negociantes asiáticos se quejan de que es complicado conseguir completar un opa hostil en Australia, y de que los inversores de las antípodas tienen menos influencia en las juntas que sus homólogos de EE UU o Reino Unido.

Pequeños aumentos en la oferta fueron suficientes en otras grandes batallas: un incremento de menos del 8% aseguró la fusión que creó AB InBev. Hacer lo mismo en este caso implicaría un acuerdo de alrededor de 5,3 dólares por acción. A ese precio, SAB podría cubrir su coste de capital en cinco años. Edulcorante un poco podría bastar para restar amargura a la bebida.

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