Test de estrés: piden demasiado
Sí, quizás piden demasiado. Y me refiero a la casi unanimidad que he observado entre los analistas al menospreciar el reciente ejercicio del test de estrés para la banca europea. En algún caso se advierte que el escenario económico adverso (el supuesto extremo que llevaría a contrastar la solvencia de las entidades) no lo es tanto. En otros casos se critica que no sea un ejercicio dinámico, de forma que la reacción final de las entidades (evolución del negocio) no es valorada. Otros consideran que la falta de uniformidad en los criterios entre los diferentes países desmerecen el resultado.
Los más directamente ponen como ejemplo el deterioro de la situación financiera de la banca irlandesa tras un ejercicio similar (no igual) un año atrás para restarle importancia. Y están también aquellos que consideran que, cualquiera que hubiera sido el resultado, el timing con la crisis de la deuda pública de fondo hace fútil el ejercicio. En este grupo se incluyen los que consideran que el examen de solvencia no es completo si descarta de fondo la posibilidad de una reestructuración de la deuda pública en el área.
No digo que todos los argumentos anteriores no tengan algo de razón. Pero se olvidan de la razón de fondo de la prueba: reducir el riesgo sistémico en el sistema financiero europeo. En definitiva, contribuir a un mayor conocimiento de la situación financiera de las principales entidades europeas. Esto se completa en España con un ejercicio de transparencia, ante supuestos más extremos a los europeos, que permitan conocer realmente el estado de todas las entidades.
A la larga, este ejercicio de transparencia no solo permitirá pasar de un riesgo sistémico a otro individualizado, y delimitado, como también combatir la crisis de confianza que dificulta la financiación. La verdadera cuestión de fondo detrás de la restricción de liquidez, tanto de las entidades como del crédito interno. ¿Que no les convence demasiado el ejercicio realizado? Bien, ahora tienen más herramientas para criticarlo. En esto consiste precisamente su razón de ser.
La prueba de resistencia se apoya en varios puntos: propuesta del escenario adverso; deterioro hipotético del balance como consecuencia del escenario extremo; margen de maniobra existente para cubrir este deterioro; ratio de capital mínimo que deben cumplir las entidades; medidas para cubrir el déficit de capital en caso de que sea necesario.
Entiendo que para muchos el primer punto ya resulta algo subjetivo. El grado de deterioro económico, de la caída del precio de los activos reales y financieros, condiciona la solidez del análisis. Pero entiendo que asumir un descenso acumulado del PIB del 0,4% en la zona euro en dos años (2,2% en España) es un buen ejercicio. Caídas del precio de inmuebles del 13,5% y 27,8%, respectivamente en vivienda y locales comerciales (21,9% y 46,7%) y recortes adicionales de Bolsa del 14% (21%) son una buena base de análisis.
¿Y la deuda pública? Un aumento de la rentabilidad de 66 puntos básicos (1,64 puntos) puede parecer escaso dada la inestabilidad que subyace en este mercado. Pero lo realmente importante es que se han conocido los saldos individualizados de deuda por nacionalidades. Saquen la calculadora y asuman el escenario que deseen. Incluyendo, si lo prefieren, la posibilidad de que se produzca una reestructuración de deuda. Reconozco que no es mi escenario a corto plazo. ¿A medio y largo? Veremos.
"El stress test es una herramienta útil a disposición del supervisor", así finaliza una somera presentación del Banco de España sobre las conclusiones de las pruebas de resistencia para el sector financiero español.
Pero, dicho lo anterior, nos recuerda que hay otros factores que sirven para valorar la solvencia de las entidades. Y esto es un ejercicio compatible con las pruebas de solvencia. Se refiere a la situación de liquidez, el control de riesgos, el modelo de negocio, la eficiencia y la rentabilidad. Vuelvo a repetir que el éxito de este ejercicio radica precisamente en su transparencia. Pero no debe valorarse de forma individualizada, sino como inmerso en un análisis más completo que probablemente sí pueda responder a todas las críticas, seguro que bienintencionadas, que recibe. Críticas que deben ayudar a seguir mejorándolo, si es esto posible, en el futuro.
José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España